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25 febrero 2007

SOCIEDADES SECRETAS: LA CONSPIRACIÓN DE LOS MÍSTICOS.

¿Todo pasa en el mundo por casualidad y azar? ¿O bien hay alguna oscura mano negra manipulando la política mundial a su antojo? ¿Existen verdaderamente sociedades secretas que controlan al mundo con un conocimiento reservado sólo para algunos iniciados? El Ojo de la Eternidad aborda uno de los más complejos temas históricos, el de la relación entre las sociedades secretas y la religión.


[ILUSTRACIÓN SUPERIOR: Estructura de la Masonería. Las organizaciones masónicas han estado siempre en la mira de las teorías de la conspiración].

TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN.
Existe una profunda corriente de pensamiento popular, que postula más o menos lo siguiente: la historia tal y como la conocemos es una farsa, un simple teatro de marionetas cuyos verdaderos protagonistas no son quienes figuran en la primera plana de las revistas y periódicos, sino gentes escondidas en la sombra que manipulan todo secretamente para sus propios fines, que no son otros sino la dominación mundial. Existen dos variantes de esta leyenda. Una de ellas postula que dichas sociedades secretas están en altos cargos del poder, sin ser sus cabezas visibles. La otra, que dichos líderes mundiales están en reductos aislados del resto de la humanidad, como pueden ser los Himalaya o algún monasterio bien escondido.
La curiosidad de esto, es que esta teoría de la conspiración se entrecruza profundamente con el tema religioso. No en balde, algunas de las organizaciones favoritas para candidatas a "amo del mundo" son entidades religiosas. La Iglesia Católica es una de ellas, claro está, pero también está la "conspiración jesuita" o la "conspiración judeomasónica". Recientemente se ha puesto de moda, en particular gracias a el Código da Vinci, la idea de la conspiración del Opus Dei. En todo esto, ¿qué hay de cierto?
En principio, resulta de perogrullo que muchas veces, hay quienes se organizan en sociedades de distinto tipo, para surgir de una manera en que no podrían hacerlo, como individuos separados. Esta es la razón por la que se fundan empresas, corporaciones, ONGs, etcétera. El Estado es, en ese sentido, también una sociedad, aunque de un tipo un tanto especial, por cuanto proclama tener el monopolio del uso de la fuerza. Algunas sociedades se crean o mantienen para influir sobre la sociedad toda, y tal es el objetivo confeso, por ejemplo, de la Masonería. Muchas de estas sociedades funcionan como clubes de amigos en donde surgen relaciones sociales útiles para escalar. Un buen ejemplo de esto es la sociedad Skull & Bones, de Estados Unidos, desde la cual han surgido varios Presidentes de los Estados Unidos, incluyendo a George W. Bush. En Chile, no es ningún secreto, y ha salido publicado en la prensa diaria, el carácter de masón de los Presidentes Salvador Allende, Augusto Pinochet o Ricardo Lagos, y el padre de la actual Presidenta Michelle Bachelet era también miembro de una logia masónica. En la actualidad, difícilmente la Masonería o Skull & Bones pueden pasar por una sociedad secreta, toda vez que han salido incluso películas retratándolas: "Sociedad secreta" en el segundo caso, y "Desde el infierno" en el primero (entre otras). ¿Dónde está, pues, el secreto...?

LOS CANDIDATOS A REGIR EL MUNDO.
La historia de las sociedades secretas que rigen al mundo principia en la Edad Media. En ella, la Iglesia Católica tejió una densa red de dominio sobre toda Europa, al margen de cualquier autoridad política de la época. Esto era, por supuesto, un rasgo novedoso de la época, ya que antes, todas las grandes organizaciones eran predominantemente políticas. Pero en la Edad Media no existía verdadera política, sino el mero ejercicio de las armas, por lo que en ese sentido, la Iglesia Católica podía entenderse como una entidad superior a las restantes, ya que su predominio se basaba en la fe de millares de personas.
Por tanto, todos aquellos quienes quisieran buscar el poder, tenían que hacerlo en medio del secretismo más estricto. Los buscadores del poder tenían bien presente lo ocurrido con los cátaros, que se atrevieron a desafiar a la Iglesia Católica y pagaron un alto costo por ello, cual fue el ser erradicados por completo durante la Cruzada Albigense, a comienzos del siglo XIII. En esta época surgió una organización que, aunque se proclamaba católica, era bastante heterodoxa, puesto que en sus rituales y procedimientos había incorporado costumbres procedentes del Medio Oriente musulmán. Se trataba de la Orden del Temple, mejor conocidos como los templarios. Su creciente poder, que los llevó a ser la primera fuerza financiera de Europa, causó que en el siglo XIV el Rey de Francia, en complicidad con el Papado, los capturara, torturara, ejecutara y confiscara sus bienes. Sin embargo, los templarios no desaparecieron. Algunos de ellos sobrevivieron en órdenes que duran hasta el día de hoy, como por ejemplo la Orden de San Andrés, en Escocia.
Con los templarios nace el mito de la sociedad secreta conspirando para dominar el mundo. A esta sociedad secreta se le cuelga un pasado o trasfondo de misticismo, con conocimientos esotéricos que sólo los entendidos conocen. Se habló así, por ejemplo, de la conspiración jesuita, consecuencia obvia del esfuerzo puesto por éstos en influenciar a los gobiernos europeos del siglo XVII, así como del énfasis que ellos ponían en la erudición de sus miembros.
La Ilustración, en el siglo XVIII, fue caldo de cultivo para varias de estas sociedades secretas, que tuvieron que mantenerse en dichas tinieblas por su intención de subvertir a la sociedad por entonces existente. La más importante fue la Masonería, fundada en Londres en 1717, quienes lucharon decididamente por imponer las ideas del liberalismo, en contra del absolutismo y la Iglesia Católica. Masones destacados fueron varios prohombres de la Revolución Francesa, como por ejemplo LaFayette, así como varios padres fundadores de Estados Unidos, como Benjamin Franklin, George Washington o Thomas Jefferson, y también destacados miembros del movimiento de independencia americano contra el Imperio Español, como Francisco de Miranda, José de San Martín, Simón Bolívar y Bernardo O'Higgins.

EL MISTICISMO DE LA CONSPIRACIÓN.
En el siglo XIX, el mito de la conspiración creció, como parte de la nueva organización del mundo liberal. En ella, la banca adquirió pronto un poder desmedido. Surge así la idea de la conspiración judeomasónica, en que connotados banqueros judíos estarían tratando de apoderarse del mundo. Este mito fue alimentado por la animadversión hacia personajes como el célebre banquero judío Rothschild, quien entre otras cosas financió la compra del Canal de Suez por parte de Inglaterra, en 1875 (el cerebro de la operación, el Primer Ministro Benjamin Disraeli, era descendiente de judíos). En este ambiente, la policía zarista creó el panfleto "Los protocolos de los sabios de Sión", que falsifica unas supuestas actas de una sociedad secreta judía para apoderarse del mundo.
La sociedad secreta entró también a la literatura como motivo, y de ahí pasó a la cultura popular. El Romanticismo vio reavivarse el interés por la Edad Media, y como parte de su legado, se explotó a discreción el tema de las siniestras torturas de la Inquisición. El novelista Sax Rohmer, por su parte, creó a Fu Manchu, un oscuro iluminado chino que gracias a un elixir de la inmortalidad, ha amasado un increíble poder, y desde su escondido reducto manipula a la Humanidad entera. Otra de estas sociedades secretas de ficción es aquella que controla el maléfico profesor Moriarty, el enemigo de Sherlock Holmes, a quien éste describe como una araña en el centro de su red, manipulando los hilos. Moriarty y Fu Manchu son antecedentes directos de sociedades secretas como SPECTRE, la organización terrorista que se enfrenta a James Bond en varias de sus películas y novelas, o los 13, que intervinieron en la trama del culebrón televisivo "Falcon Crest", en la década de 1980.
También el siglo XX vio una serie de sociedades secretas tratando de manipular los hilos. Entre ellas se cuentan organizaciones tan disímiles como la Sociedad Secreta Thule, integrada por algunos de los más altos jerarcas del nazismo, o como la logia P-2, que controlaba (y parece ser que aún controla) la política italiana, incluyendo algunas turbias conexiones con la Iglesia Católica.

LA SOCIEDAD SECRETA.
El estudio de una sociedad secreta se complica porque, por definición, éstas no suelen dejar rastro tras de sí. Sin embargo, el carácter de secreto viene dado porque sus manejos entran en conflicto con el resto de la sociedad, y frente a eso, prefieren permanecer y operar en las sombras, a menudo quebrantando la ley. Pero hay otra razón por la que una sociedad secreta podría permanecer unida: el misticismo. Lo que separa a la sociedad secreta de raigambre masónica o neonazi, de un vulgar cartel de narcotráfico, es un conjunto de conocimientos de cuyos portadores se sienten custodios, y que les otorgan una condición de "iluminados". ¿Qué conocimientos son éstos? Frecuentemente, por su carácter elitista, son doctrinas vinculadas con el antiguo gnosticismo, bien sea tomadas directamente, o bien sea de segunda mano, a través de las ideas de los cátaros o de la masonería. Pueden éstas ser condimentadas con otras tradiciones esotéricas, como la cábala judía o el pensamiento ariosófico. Lo que cuenta es que sea algo que conozcan pocas personas.
Antaño, empero, era más simple mantener el secreto que ahora. Antes de Internet, la propagación del conocimiento era enormemente más difícil, y por eso, era fácil que algunas ideas gnósticas sobre el mundo permanecieran entre sus miembros. Es célebre la anécdota de la tremenda irritación que produjo el connotado masón Wolfgang Amadeus Mozart cuando en su ópera "La flauta mágica" escenificó elementos que pueden ser considerados masónicos. Esto ocurría en el siglo XVIII, pero en el XXI, los masones llegan al extremo de crear páginas web para difundir sus organizaciones.
En ese sentido, queda bien poco de las sociedades secretas tradicionales que pueda ser rescatado como tal. O al menos, de aquellas que tenemos algún conocimiento, porque después de todo, lo que hace secreta a una sociedad secreta es justamente eso, el que nadie sepa de ella...

04 febrero 2007

LOS CÁTAROS: LA HEREJÍA DE LOS CIUDADANOS.

Una de las herejías que más fascinación ha desatado en el pensamiento occidental, es la de los cátaros. Esta doctrina predicada en el sur de Francia a finales del siglo XII, y aplastada violentamente por mandato de la Iglesia Católica a comienzos del XIII, ha desatado toda una serie de sesudas investigaciones históricas, y también mucha literatura basura sobre esoterismo y conspiraciones. El Ojo de la Eternidad le echa un vistazo a la verdad histórica sobre uno de los más importantes movimientos religiosos de la Edad Media.


[IMAGEN SUPERIOR: El Castillo de Carcasona, en la región de Provenza. Carcasona fue uno de los más importantes focos del catarismo, y cada fortaleza o "castel" fue un bastión de esta herejía].

EL MARCO DEL CATARISMO.
El movimiento de los cátaros fue una importante herejía en la Francia del siglo XII. Mucho de su historia ha sido posteriormente inspiración para historiadores, novelistas, y cultivadores de lo esotérico y lo paranormal. La visión más corriente entre los legos es considerar a los cátaros como "los buenos" de la historia, y a la Iglesia Católica como la organización villana y oscurantista que usó todo su poder para reprimir de manera hipócrita, en nombre de la fe, a esta organización que luchaba por la libertad, y... Esta visión que hemos reseñado en lo grueso, descendiendo a los detalles se vuelve más compleja, porque hay mucho más que rescatar en la historia de los cátaros que una simple historia de vaqueros e indios.
El catarismo nació en un medio ambiente muy específico, cual fue la Francia del siglo XII. Y no toda la Francia, sino la región sur, la actual Provenza, que por entonces estaba más desarrollada social y políticamente que la región norte. En esa época apenas existía la idea de "Francia" como la concebimos hoy en día. La mitad occidental del territorio, una vasta franja de terreno desde Aquitania hasta Normandía, que cubría casi en forma continuada toda su costa atlántica, estaba en manos de Inglaterra, debido al ventajoso matrimonio del rey Enrique II de Inglaterra con la princesa Leonor de Aquitania. En cuanto a la Provenza misma, era un mosaico de castillos y "comunas" (esto es, burgos o ciudades) con una conexión muy laxa con sus señores feudales, el más importante de los cuales no era el rey de Francia, sino el Conde de Tolosa.
En el año 1099, como resultado de la Primera Cruzada, Europa se había abierto hacia el comercio oriental, y esto trajo riqueza y progreso. Con esto, las ciudades crecieron. Además, nuevas técnicas agrícolas habían aumentado el rendimiento de los cultivos, y con ello la población había aumentado. El exceso de campesinos podía ir a roturar tierras antes no cultivadas, pero también tenía la opción de fugarse y tratar de buscar refugio en las ciudades, lejos de sus opresivos señores feudales. Los burgos eran así un desafío al Feudalismo, porque sus habitantes, los burgueses, no encajaban en el orden feudal tripartito de señores militares, sacerdotes y campesinos. Todo lo cual estaba incubando una enorme caldera social.

UN LUGAR RELIGIOSO PARA LAS CIUDADES.
La Iglesia Católica se tomó bastante a mal el surgimiento de los burgos. Para entender esto, hay que retroceder en el tiempo hasta el siglo X. En esa época, la Iglesia Católica estaba sometida al Emperador de Alemania, y además, sus sacerdotes y obispos vivían en la opulencia y, por qué no decirlo, en la corrupción. En esa época pecados como el nicolaísmo (concubinato) o la simonía (venta de cargos eclesiásticos) eran moneda corriente.
En la época del Papa Gregorio VII (1073-1085), un movimiento de reforma se llevó a cabo desde el Monasterio de Cluny. Este tuvo un cierto éxito. El ideal de Gregorio era atacar los abusos y vicios de la época haciendo a la Iglesia independiente. Por supuesto que, sin control alguno, los eclesiásticos siguieron en su mala conducta, e incluso la empeoraron. Hubo un nuevo movimiento de reforma, los llamados cistercienses, los monjes de la Orden del Císter, que fueron acaudillados por Bernardo de Claraval a inicios del siglo XII, quienes se transformaron en la punta de lanza de la renovación espiritual en aquellos años. Sin embargo, la filosofía de los cistercienses era un ultraconservadurismo que los llevaba a valorar la vida monacal por encima de la secular, y por ende, al orden feudal por sobre el orden de las nuevas comunas que estaban surgiendo. En términos sencillos, el Císter proponía volver a los buenos y viejos tiempos agrícolas para solucionar los males del presente. En vez de ser proactivos, reaccionaban con una mentalidad conservadora que iba a contrapelo de los tiempos.
En ese clima, los burgueses que se enriquecían rápidamente estaban ayunos de asistencia espiritual. La Iglesia Católica del siglo XII perdió contacto con las ciudades. Y este vacío que la Iglesia no pudo llenar, lo ocuparon solícitamente otros predicadores. Estos burgueses fueron el blanco de las prédicas de los cátaros, y con un éxito tan extraordinario, que pusieron en duros aprietos a la Iglesia.

QUIENES ERAN LOS CÁTAROS.
Los habitantes de las ciudades eran cada vez más ilustrados, y por ende, empezaron a tener acceso a los libros. Entre esos textos habían muchos rescatados de la Antigüedad, y que giraban no en torno al catolicismo estricto de la Iglesia Católica, sino en torno al pensamiento gnóstico de los filósofos antiguos. El contacto con oriente, en donde estas ideas se habían conservado en ciertas sectas heréticas como los bogomilos y los paulicianos, reforzó esto.
El catarismo es pues, en buena medida, un resurgimiento de gnosticismo en pleno corazón de Occidente. Los gnósticos pensaban que la materia era mala y el espíritu era bueno, y además, se consideraban a sí mismos como los puros y los elegidos, por encima de este mundo, en el cual reinaba la maldad, la codicia y las ansias de poder. Parte del mensaje era también un regreso al cristianismo primitivo, que se vivía en la pobreza y la caridad, lo que era un ataque directo contra los lujos de la Iglesia Católica. Uno de los puntos más conflictivos era la negativa de los cátaros a pagar el diezmo a los sacerdotes, lo que atacaba tanto a las finanzas de la Iglesia como al mismísimo orden feudal, que se basaba en la explotación del campesinado a través de impuestos y contribuciones personales (trabajo personal y servicio militar o corvée). Además, la propia Iglesia Católica, como institución "de este mundo", era cuestionada porque el propio Dios de los católicos era identificado con Satanael, el ángel rebelde contra el verdadero Dios, el de los cátaros. Ser cátaro era, por tanto, ponerse en pie de rebeldía social contra el viejo sistema que intentaba ahogar el crecimiento de las ciudades.
Debido a la idea de ser islas de luz en medio de una sociedad inherentemente maligna, los cátaros, que se llamaban a sí mismos "los perfectos", tendieron a organizarse de manera cada vez más estructurada. Llegaron incluso a elegir sus propios obispos, y se sabe que llegaron a elegir su propio antipapa, aunque éste, por razones comprensibles, tuvo que mantenerse en la clandestinidad.
El catarismo creció como la cizaña. De Provenza se propagó rápidamente hasta Alemania, en donde se detectaron núcleos heréticos en Colonia, e incluso en Italia hubo congregaciones cátaras, conocidas como los patarinos. Para la Iglesia, había llegado la hora de actuar.
Hubo repetidos intentos por parte de la Iglesia Católica para enviar predicadores y mensajeros. Pero éstos no consiguieron sintonizar con el espíritu ni el ambiente que se vivía en Provenza. Al fin, el Papa Inocencio III (1198-1216) perdió la paciencia. En un acto sin precedente alguno, decretó en 1209 la Cruzada contra los cátaros (antes, la Cruzada era sólo contra los infieles sarracenos, no contra hermanos cristianos, por muy heréticos que éstos fueran). Esta es conocida como la Cruzada Albigense, porque su principal objetivo era la destrucción de Albi, la ciudad de Provenza en la cual los cátaros eran más fuertes. Aunque lo más recio de la guerra se vivió entre 1209 y 1210, ésta duró varias temporadas, y los últimos núcleos cátaros fueron destruidos en fecha tan tardía como 1244. En esa fecha, los cátaros salieron casi por completo de la historia, y entraron en la leyenda. En cuanto a la Provenza, había quedado definitivamente arrasada, tanto, que el norte de Francia por primera vez pudo imponerse social y económicamente al sur. La cultura provenzal y su bello lenguaje de oc también fueron cercenados de raíz.

EL INFLUJO POSTERIOR DE LOS CÁTAROS.
No todo el éxito de la Iglesia Católica se debe al uso de la fuerza militar. Parte de éste se debe también a la figura de San Francisco de Asís, quien en las mismas fechas de la Cruzada Albigense comenzó a predicar doctrinas que tienen más de un punto en común con los cátaros, incluyendo una visión positiva de la vida, distinta a la deprimente concepción que de ésta tenían los cistercienses, y que por ende era más aceptable para los burgueses que miraban con confianza hacia el futuro. Puede decirse que los franciscanos fueron los primeros católicos que pudieron predicar el mensaje de la Iglesia a las nacientes ciudades. También se destacó Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Dominicos, a los cuales pronto se les encomendó una nueva institución, encargada de la represión sistemática de la herejía: el Tribunal del Santo Oficio, mejor conocido como la Santa Inquisición.
Hoy en día, conocer las ideas de los cátaros es difícil. La Cruzada Albigense fue tan mortífera en su labor destructura, que prácticamente ningún documento cátaro sobrevivió. Todos los testimonios que hay sobre ellos, se conocen por los testimonios de los cronistas católicos (es decir, del enemigo), o bien por las actas de los procesos por herejía contra los cátaros. Eso ayuda a reforzar el aura romántica de los cátaros, debido a que refuerza el carácter esotérico de sus doctrinas. Sin embargo, como hemos mencionado, las doctrinas cátaras no son realmente novedosas, y son en realidad una simple actualización del viejo gnosticismo grecorromano a los tiempos medievales.
En ese sentido, la magia del catarismo no viene de éste como doctrina en sí, sino de aquellas características que hacen al gnosticismo una doctrina tan agradable para muchos hoy en día. Debido a su noción de que existen los puros o elegidos por encima de todo el resto de la humanidad, los gnósticos pueden sentirse legitimados y superiores a todo el resto de las personas. Cayeron en esto los gnósticos de los tiempos grecorromanos, los cátaros de la Edad Media, y hoy en día los masones, los rosacruces o los charlatanes de lo esotérico, que son los herederos espirituales del catarismo. He ahí la fuerza de las ideas cátaras hoy en día, y también por qué los cátaros son pasto tan nutritivo para los charlatanes de lo religioso o lo esotérico.

05 noviembre 2006

EL GNOSTICISMO: LA RELIGIÓN DE LA GENTE PERFECTA.

Aunque fue un movimiento religioso antiguo, sigue teniendo repercusiones en la actualidad. Sin ir demasiado lejos, la Trilogía de Mátrix ha tomado una enorme cantidad de planteamientos propios de este credo, que también ha inficcionado a la Masonería y a muchos místicos. ¿Por qué el Gnosticismo es tan atractivo? ¿Era tan solo una simple secta cristiana, o fue algo más que eso? El Ojo de la Eternidad ofrece algunas respuestas, adentrándose en el misterioso mundo de una fascinante religión antigua.


[IMAGEN SUPERIOR: Tumba en París con símbolos masónicos. Fotografía de Philip Gardiner. La Masonería ha extraído mucho de su simbolismo y rituales del antiguo pensamiento gnóstico].

EN TORNO AL GNOSTICISMO.
En general, seguir la huella de los movimientos místicos esotéricos es bastante difícil, debido a su propio carácter de esotéricos, esto es, de reservados para una pequeña congregación de fieles poseedores del "secreto". Así, las propias sectas esotéricas cuidan de que su material no se desparrame por el mundo, y por la otra, las religiones y creencias rivales, no tan fuertemente esotéricas, tienden a combatir las sectas esotéricas porque son una amenaza para su propio poder. Uno de los casos más importantes conocidos, es el del Gnosticismo.
En general, el Gnosticismo es muy mal conocido. Por una parte está la escasa documentación, la que muchas veces proviene de enemigos del Gnosticismo, y por ende, no es necesariamente la más imparcial que se podría obtener. Por la otra, el propio Gnosticismo no era una religión estructurada, sino una especie de movimiento espiritual, y los propios adláteres del Gnosticismo eran con frecuencia los peores enemigos entre sí. El Gnosticismo tenía muchos ribetes de misticismo, y era fácil caer en el síndrome de "mi misticismo es mejor que el tuyo", por lo que eran en general bastante desunidos. Cada gnóstico adaptaba el Gnosticismo a sus necesidades espirituales particulares, y de ahí que sea muy difícil no sólo hacer un retato acabado del Gnosticismo en sí, sino que incluso es complicado determinar qué pensadores, filósofos o místicos adscribirían al movimiento, y quienes no.

QUÉ ES EL GNOSTICISMO.
En general, la palabra "Gnosticismo" deriva del término griego "gnosis", que significa más o menos "conocimiento". Esto se debe a que los gnósticos alegaban tener una clase de conocimiento especial o peculiar, de carácter esotérico (o sea, reservado a su propia camarilla de elegidos), y que ese conocimiento los hacía superiores o mejores, espiritual y moralmente hablando, al resto de las personas.
Este carácter elitista del pensamiento gnóstico le llevó a desarrollarse más bien como una filosofía para unos pocos elegidos, que una religión de grandes masas. De ahí que los representantes más conspicuos del movimiento aparezcan muchas veces vinculados a la aristocracia. También esto le otorga al Gnosticismo un cierto sello racionalizante: los gnósticos pretendían que la religión popular era un conjunto de groseras supersticiones para las masas, las cuales eran incapaces de entender la revelación más alta, refinada y espiritual de los verdaderos maestros, que eran los gnósticos, y que habían alcanzado este conocimiento o gnosis precisamente por vías racionales (eso alegaban ellos, pero en verdad, las creencias gnósticas son un revoltijo de misticismo oriental bastante caótico).
Las doctrinas del Gnosticismo son bastante complejas, porque cada pensador gnóstico las interpretaba a su manera y acomodo. Pero en general, dos nociones son claves para entender a los gnósticos, en términos metafísicos. Una es la dicotomía que establecen entre la materia y el espíritu: para los gnósticos, la materia es mala y pecaminosa, y el espíritu es bueno y virtuoso. La segunda es la idea de que existe un principio supremo desde el cual emanan todas las cosas, y mientras más emanaciones hayan (es decir, emanaciones de emanaciones de emanaciones, menos "espiritual" y más "material" sean esas emanaciones), más pedestre y mundano es, y por ende, menos elevado. Por muy dispares que sean las doctrinas gnósticas, la mayor parte de ellas concuerdan al menos en esto, en mayor o menor grado.

LA TRADICIÓN GNÓSTICA.
Ambas ideas gnósticas en realidad no eran nuevas en el mundo antiguo. Es posible que la fuente más antigua de éstas sea la India, en donde la tradición de los vedas, que se desarrolló entre 1000 y 600 a.C., insistía en la dicotomía de materia y espíritu con un énfasis que sus homólogos egipcios y babilónicos nunca pusieron en sus doctrinas. Posteriormente, Buda y Mahavira, fundadores de las religiones "gemelas" del Budismo y el Jainismo, desarrollaron estas mismas ideas. En la India antigua, el principio supremo era Brahma, desde el cual emanaban los dioses, quienes a su vez creaban a los hombres. Los últimos pensadores védicos, y Buda y Mahavira, le dieron a estas creencias una connotación moral, desde donde nace la dicotomía entre "materia" y "espíritu".
De ser cierto que el Gnosticismo tuo su génesis en la India, entonces debió comunicarse a Occidente en los tiempos del Imperio Persa (556-333 a.C.), época en la que por sus carreteras estuvieron en contacto Oriente y Occidente. Pensadores como Pitágoras de Samos (siglo VI aC) y Platón (siglo IV aC) desarrollaron estas ideas en Grecia. De ambos, fue el último quien inspiró en mayor medida a los gnósticos posteriores. Ya en Platón existía la idea de que el verdadero conocimiento o iluminación era el conocimiento de las Ideas, que el mundo material eran puras apariencias, y los filósofos eran distintos (y superiores) a los simples mortales porque podían ver las Ideas en estado puro. Es decir, este filósofo era en realidad un místico.
A partir de entonces surgió un frondoso linaje de filósofos que mezclaron estas creencias platónicas con el misticismo de raigambre oriental, y en particular con los cultos de origen persa, como el Zoroastrismo, y su hijo grecorromano el Mitraísmo. Ambas religiones insistían en el choque de la luz contra las tinieblas, en la victoria final de la luz, y en la dicotomía entre el espíritu/luz y la materia/oscuridad. No es raro que el Cristianismo, como culto ecuménico y conciliador, prendiera tanto entre los esclavos, mientras que el Mitraísmo, que apoyaba nociones como la guerra santa de los "puros" o "perfectos" contra los no matríastas, agradara tanto a los soldados de las legiones romanas.
Precisamente son los pensadores cristianos una de las principales fuentes sobre el Gnosticismo. Pero en general, el Cristianismo mostró una actitud hostil hacia los gnósticos. Hubo gnósticos que trataron de introducir a Cristo en su complejo sistema de emanaciones, y esto, los cristianos más ortodoxos no lo aceptaron. De ahí que muchas veces se vea al Gnosticismo como una herejía del Cristianismo, lo que no es exacto, porque si bien había pensadores gnósticos que consideraban a Cristo como un gran guía moral, y acaso una criatura divina, no todos coincidían con esta perspectiva.
Aún así, el Gnosticismo influyó poderosamente en el Cristianismo. Orígenes, quien vivió en la Alejandría del siglo III dC, y fue uno de los primeros teólogos en traducir el lenguaje evangélico a la filosofía griega, fue discípulo de Ammonio Saccas, uno de los más importantes gnósticos, y su impronta (el espíritu es bueno y la carne es mala, el alma alcanza sucesivas etapas para reencontrarse con Dios...) se advierte con fuerza en San Agustín (siglo V dC) y muchos pensadores de la primera mitad de la Edad Media. La noción agustiniana de que "el cuerpo es la cárcel del alma", y que el alma sólo será libre cuando se libere del cuerpo, es de clara raigambre gnóstica. Aún el día de hoy, la Iglesia Católica ve con horror las pulsiones del cuerpo, en particular las de carácter sexual, y esto también es herencia del Gnosticismo.

EL DESTINO DEL GNOSTICISMO.
¿Por qué entonces el Cristianismo se volvió contra el Gnosticismo? Simplemente porque los gnósticos en el fondo eran iluminados que se veían a la par, e incluso por encima, de los cristianos. Los gnósticos consideraban que el Evangelio era la revelación para las masas, pero ellos eran los verdaderos iniciados. Y esto, los cristianos, que en esa época estaban desarrollando todo su aparato de autoridad terrenal (la Iglesia Católica, típicamente), no lo aceptaron. Tampoco ayudó que los gnósticos miraran a Cristo más o menos al mismo nivel de Mitra, Dionisos y otros cultos mistéricos de origen oriental.
Esto ayudó poderosamente a sellar la suerte del Gnosticismo. Cuando cayó el Imperio Romano, el Cristianismo fue la religión triunfante, y el Gnosticismo fue condenado como herético, perseguido, reprimido, y al final extirpado en su versión clásica. Además, al caer el Imperio Romano, la aristocracia pereció con éste, dando paso a un campesinado controlado por un puñado de señores de la guerra bárbaros y de obispos cristianos, y por ende, la principal clientela de los místicos gnósticos desapareció. Por otra parte, el Gnosticismo no tenía un cuerpo doctrinal claro, porque aparte de los puntos básicos (dualismo materia-espíritu y teoría de la emanación), los propios gnósticos discutían sobre quiénes eran los dioses creadores, cuál era el principio supremo, quiénes tenían derecho a ser considerados como grandes maestros y reveladores de la verdad suprema, etcétera.
Aún así, el atractivo aristocratizante del Gnosticismo hizo que sus ideas permanecieran en el tiempo, como una secta dedicada a convencer a la gente de élite que son moral e intelectualmente superiores a las masas iletradas. Las ideas del Gnosticismo permanecieron en el Maniqueísmo, una religión fundada por un predicador persa llamado Mani en el siglo III dC, y que mezclaba Cristianismo con Zoroastrismo. Desde allí pasaron a diversas sectas heréticas en el Imperio Bizantino, como los paulicianos y los bogomilos. Estos influyeron a su vez en el movimiento medieval occidental de los cátaros y los albigenses, quienes no por casualidad se llamaban a sí mismos los "perfectos". Y a su vez, las ideas de los cátaros inundaron toda la tradición esotérica posterior de Europa, siendo recogidas ampliamente por la Masonería, en el siglo XVIII. Incluso hoy en día, películas como "Mátrix" o "El Código Da Vinci" toman conceptos gnósticos como base ideológica alternativa a los postulados cristianos. En ese sentido, aunque el Gnosticismo clásico grecorromano esté bien sepultado, sus sucesores y epígonos siguen aún entre nosotros, y no parecen tener, de momento al menos, fecha de obsolecencia programada.

09 marzo 2006

LO GÓTICO.

En el último tiempo, para espanto de los grupos reaccionarios, la moda de lo gótico se ha impuesto en el cine, la televisión, las historietas, la música, e incluso en la forma de vestir de las personas. ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Cuál es la atracción de lo gótico? ¿Hay relación entre lo gótico y lo satánico? El Ojo de la Eternidad aborda este nuevo fenómeno social, para entender su mentalidad y ofrecer algunas respuestas.



[IMAGEN SUPERIOR: La actriz inglesa Jan Anderson, caracterizada como una vampiresa].

¿QUÉ ES LO GÓTICO?
La expresión "gótico" ha experimentado tantas mutaciones a lo largo del tiempo, que realmente es complicado entender de qué se habla. "Gótico" es la Catedral de Chartres, el "Frankenstein" de Mary Shelley, el "Drácula" de Bram Stoker, la música de Black Sabbath o las modernas fiestas de Halloween. Es decir, dentro de lo gótico se junta una mezcolanza de elementos propiamente góticos, neopaganos, vampíricos, decimonónicos, religiosos, satánicos, etcétera.
En su estricto sentido histórico, "gótico" es lo que tiene que ver con los godos, un pueblo escandinavo que en siglo II se instaló en Ucrania, en el III tomó por asalto el Imperio Romano, en el IV se instaló en él, y en el V se dividió en dos pueblos, los ostrogodos que conquistaron Italia (y fueron barridos de allí por los bizantinos), y los visigodos que conquistaron España y se quedaron hasta ser aniquilados por los árabes en 711. Pero lo que habitualmente se asocia a lo gótico, tiene poco que ver con dicho pueblo. En el Renacimiento, los artistas se sentían partícipes de un fenómeno cultural nuevo, y miraban con desprecio a la Edad Media, cuyas realizaciones artísticas calificaron de "góticas" como una manera de mostrar su desprecio hacia las mismas (era equivalente a llamarlas "bárbaras"), con tanto éxito que hasta el día de hoy seguimos hablando de "arte gótico" para referirnos a él, aunque ahora sin esa carga peyorativa que le pusieron encima de los renacentistas.
En el siglo XIX, lo "medieval" fue puesto de moda otra vez, esta vez por el movimiento romántico. No importaba mucho que la Edad Media evocada por el Romanticismo no fuera la de verdad, sino una visión idealizada y neopagana de la misma. De ahí que la palabra "gótico" se tiñó de un aura de melancolía y oscuridad, que conserva hasta el día de hoy. Asociamos hoy en día lo gótico a cosas decimonónicas como Frankenstein, Drácula, la maldición de la momia, las investigaciones de Sherlock Holmes, el Fantasma de la Opera, y un largo etcétera. Todo este material es, hoy en día, fuente de inspiración para el movimiento gótico actual.

MÚSICA GÓTICA.
Una nueva resurrección de la moda gótica comenzó hacia comienzos de la década de 1990. Y una parte importante de ella procedía desde el ámbito de la música. Fue en dicha época cuando explotó la iconografía gótica, aunque sus antecedentes pueden rastrearse hasta tan atrás como la música de Black Sabbath, banda que estaba en activo ya en los comienzos de la década de 1970.
Hablar de "música gótica" es como hablar de "música pop", un continente sumamente amplio en donde caben muchas cosas distintas: el metal crudo y primitivo (pero seminal) de Black Sabbath, los arrebatos operáticos de Therion, el sonido "power" de Nightwish, el black metal de Venom o de Emperor, el rock oscuro de H.I.M., y muchas otras cosas. El denominador común a toda esta música "gótica" es el amor por la oscuridad y las tinieblas, un cierto sentimiento de melancolía existencialista ante la vida.
Algunas de estas bandas se asocian al satanismo. Muchas de ellas son directamente satánicas. Sin embargo, el satanismo de muchas letras (como por ejemplo Dimmu Borgir o Emperor) tiene más que ver con una visión cosmológica dualista (un poco en la línea de los cátaros o de los románticos), con Satán como principio de sabiduría en el mundo, que con la visión directamente cristiana de Satán como símbolo del Mal. En ese sentido, acusar a los góticos de satánicos puede ser cierto desde un aspecto formal, y eso hasta cierto punto, pero condenarlos sin más por eso implica un grado de ignorancia supina sobre la verdadera propuesta de la música gótica que se inscribe en dicha línea. (Por si se lo están preguntando, una banda como Deicide no es considerada dentro del movimiento gótico propiamente tal, sino dentro de la corriente "prima hermana" del Death Metal).
Como suele ocurrir con todas las tribus musicales, la música gótica lleva adscrita consigo un determinado tipo de vestimenta, lo que ha contribuido poderosamente a popularizar su estética negra y simplista.

LA MODA GÓTICA.
A partir del 2000, y muy en particular desde el disco "Fallen" de Evanescence (del 2003), la moda gótica se popularizó entre las masas. Aunque es demasiado prematuro para llegar a conclusiones definitivas, puede asociarse esto como un síntoma de rebeldía contra las religiones establecidas. En la primera década del siglo XXI hemos asistido a un endurecimiento de los fundamentalismos, reflejados en que las personas más mediáticas en la alta política mundial son fanáticos religiosos como George W. Bush, Benedicto XVI, Osama Bin Laden, etcétera, lo que tiene que llevar por tanto a un endurecimiento de su movimiento de respuesta, en este caso, la oscuridad gótica. De esta manera, muchos que adscriben a la moda gótica no lo hacen tanto por compartir los ideales o la mentalidad gótica (de hecho, es altamente probable que la mayoría ni siquiera entienda de qué se trata el movimiento), como por encontrar cauce abierto ante un mundo que, una vez más, trata de ofrecer respuestas preformadas para todo, por la Gracia de Dios.
Irónicamente la moda gótica, aunque "retro" (intenta refugiarse en la Edad Media, el romanticismo, etcétera), recibió un poderoso impulso de una película cyberpunk como es "Mátrix". La estética fetichista de "Mátrix" es, en cierto aspecto, gótica, y el tema principal (el vampirismo de las máquinas por sobre los seres humanos) es también un tópico muy gótico. Para colmo hay al menos un sustrato discursivo común: el Gnosticismo, tema muy caro a los escritores de letras de bandas góticas, y también muy presente en "Mátrix". Con posterioridad ha llegado una avalancha de películas que toman aspectos de la estética de "Mátrix", en entornos directamente góticos, o bien haciendo referencias a tópicos góticos, tales como "Inframundo" (de la que viene una secuela en 2006: "Inframundo: Evolución"), "Desde el infierno", "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", "El Fantasma de la Opera", etcétera.
En forma paralela, para la televisión, Joss Whedon creó una serie capital para el movimiento gótico: "Buffy la Cazavampiros". Más allá de la discutible calidad de sus argumentos, lo cierto es que la atmósfera desesperanzada y melancólica que rodea a los personajes, es indiscutiblemente gótica, muy diferente a realizaciones más "luminosas" como, por buscar un ejemplo de serie juvenil contemporánea, "Dawson Creek".
Por todo lo cual, es posible decir que lo gótico llegó para quedarse. ¿Como una tribu urbana más, al lado de los punkies, los hippies y los rastas? Probablemente. Como siempre, habrán góticos que se tomen el asunto en serio, y otros que estén en el movimiento por la moda. Pero siempre ha sucedido que una contracultura que refleje adecuadamente las preocupaciones de una época, gravita hacia el centro cultural de la misma y deja de ser precisamente eso, contracultural. Quizás lo gótico haya dejado de ser "alternativo" o "rebelde" porque, después de todo, puede que vivamos en una época que en sí misma tiene mucho del espíritu melancólico de los góticos.

22 enero 2006

LA PROFECÍA.

A lo largo de los siglos, el conocimiento del futuro ha sido siempre una mercancía valiosa. El papel que hoy en día juegan futurólogos, prospectivistas, economistas y analistas estratégicos, otrora lo jugaron los profetas, hombres con capacidad de sintonizar con lo divino y arrancar desde allí jirones o retazos de los eventos futuros. Sus servicios fueron muy cotizados, pero ¿es realmente posible descubrir el futuro? El Ojo de la Eternidad explica los trucos detrás de la capacidad profética, así como de afamados videntes.


[IMAGEN SUPERIOR: Grabado que representa al profeta Jeremías, durante la toma de Jerusalén].

EL ROL DE LOS PROFETAS.
Desde siempre, la información ha sido vital en los grandes asuntos, para mantener en funcionamiento grandes imperios, y también en los pequeños negocios particulares de cada día. Obtenerla por cualquier fuente es siempre algo preciado. De este modo ha surgido un próspero mercado de gentes que se dicen inspiradas para ver y penetrar en los velos del tiempo, escrutando el futuro... a veces gratis, y otras tantas por un precio que será de seguro módico, habida cuenta de la importancia de la información que podrían proporcionar.
Todas las culturas han conocido gentes capaces de ver el futuro. De esta manera encontramos chamanes, profetas, videntes, oráculos, arúspices, sibilas, adivinos, tarotistas, clarividentes, y un largo etcétera de ocupaciones varias empeñadas en descifrar los misterios del futuro. Sus métodos varían muchas veces, y su rol social también tiende a ser variable, desde aquellas culturas que valoran estas técnicas en mucho, hasta aquellas en donde los profetas son perseguidos, e incluso exterminados.

¿QUÉ ES UNA PROFECÍA?
Técnicamente, una profecía es una predicción que se hace sobre eventos futuros, obtenida por medios sobrenaturales. Es decir, no cuenta como profecía aquella que se hace siguiendo caminos de la predicción racional y científica, como por ejemplo determinar a través de leyes científicas cual será la velocidad terminal de caída de un cuerpo, en caso de que llegáramos a soltarlo sin apoyo alguno. Tampoco cuentan como profecías las hechas por los economistas siguiendo las leyes económicas, aunque éstas muchas veces son tan contradictorias entre especialista y especialista, y tan alambicado el lenguaje que usan, que no pocas veces se ha dicho que los economistas tienen mucho de profetas de los tiempos modernos.
Pero estos medios sobrenaturales no están disponibles para cualquiera. De esta manera surgen los especialistas de la profecía, los profetas, quienes son capaces de contactar con lo divino y lo sagrado, para informarse por su través de lo que vendrá en el futuro. Muchas veces, estos especialistas recurren a un elaborado ritual, como una manera de buscar inspiración. En dichos rituales entran el uso de hierbas psicotrópicas o alucinógenas, o bien la utilización de herramientas que supuestamente canalizan los poderes místicos (cartas, dados, etcétera), dando origen a técnicas predictivas tales como la astrología, la quiromancia (por las líneas de la mano), la cartomancia, etcétera.
Al respecto, la Iglesia Católica distingue entre verdadera y falsa profecía. La verdadera profecía es inspirada por Dios, y se distingue por dos elementos: en primer lugar es exacta y habrá de cumplirse en todos sus términos, y en segundo lugar es directa, sin mediación ninguna de instrumentos ajenos (las mencionadas cartas, líneas de la mano, etcétera), por pura y simple inspiración. La profecía falsa, por el contrario, es inspirada por el Demonio, no necesariamente es exacta (por lo general incluso es engañosa), y se lleva a cabo por medios mágicos como lectura de cartas o de líneas de la mano, elaboración de horóscopos y cartas astrales, observación de fenómenos de la naturaleza como el vuelo de las aves, etcétera. Por supuesto que esta discriminación le permite a la Iglesia Católica descalificar a todas aquellas profecías que no son convenientes para sus intereses, como producidas por el Demonio, y las que sí lo son, como inspiradas por Dios. La Iglesia siempre se ha sentido un tanto incómoda con los profetas inspirados por Dios, ya que sostiene oficialmente que la profecía se ha acabado con el Nuevo Testamento, con el cual la Revelación de Dios estaría completa, haciendo de esta manera superflua toda profecía posterior. Lo que no impide que de tanto en tanto surjan profetas dentro de su propio seno, como los célebres pastorcillos de Fátima, por ejemplo.

LOS SECRETOS DE LOS PROFETAS.
Todos hemos oído hablar de profetas que son exitosos realizando profecías. Jeanne Dixon se hizo famosa pronosticando el asesinato de John Kennedy, por ejemplo, mientras que hasta el día se considera a Nostradamus como uno de los más acertados profetas de todos los tiempos. Y eso por no hablar de los profetas de la Biblia, que también se apuntan varias profecías con perfecto cumplimiento posterior, de creer a las Sagradas Escrituras. ¿Cómo lo hacen?
Existen varios trucos que usan los profetas para pasar sus profecías como exitosas. La más recurrida es el lenguaje oracular. Es decir, el profeta habla no en términos claros y diáfanos, sino lo suficientemente difusos y vagos como para que su profecía pueda interpretarse de varias maneras. Es famoso el ejemplo de la profecía que formuló la pitonisa del Oráculo de Delfos a Alejandro Magno, diciéndole: "Irás. Volverás. Nunca en la guerra perecerás". Cuando después falleció en Babilonia, a 2000 kilómetros de distancia de su hogar, y trece años después de salir del mismo, el Oráculo de Delfos se defendió diciendo que había afirmado: "Irás. ¿Volverás? ¡Nunca! En la guerra perecerás". Otro ejemplo muy claro de profecía formulada en términos confusos y poco explícitos es Nostradamus, cuyo lenguaje cargado de simbolismo ha permitido a sus fieles lectores interpretar sus profecías de muchas maneras distintas. Sintomáticamente, no se ha dado el caso de que se entienda el sentido cabal y exacto de una profecía de Nostradamus ANTES de que se produzca el evento crucial que supuestamente profetiza.
Otra técnica usada por los profetas es seguir la corriente al consultante y profetizarle lo que éste quiere oir. Es decir, a un general que vaya a librar una batalla se le profetiza que tendrá éxito en la misma, pero en términos ambiguos, para cubrirse en caso de un resultado nefasto, o a un pueblo oprimido se le profetiza su pronta liberación, como ocurre con muchas llamadas "profecías de consolación" en la Biblia. En cuanto a profecías del primer tipo, el Oráculo de Delfos hizo otro tanto con el rey Creso, quien en vísperas de la guerra contra los persas, habría preguntado por mensajeros si tendría éxito en la batalla. El Oráculo respondió: "si cruzas el Río Halys, destruirás un gran imperio". Al fina, el imperio destruido fue el propio de Creso, ya que éste perdió estrepitosamente. A nivel cotidiano también es recurrente que los tarotistas, consultados por sus clientes, profeticen que las cartas anuncian un nuevo amor, próxima solvencia económica, etcétera, todas noticias sumamente agradables de escuchar para cualquiera, aunque no tengan fundamento realista alguno.
También en materia de profecías existe la vieja técnica del autobombo, resaltando los éxitos y disimulando los fracasos. La mencionada Jeanne Dixon, famosa por su profecía del asesinato de Kennedy, por ejemplo, tiene también a su haber un sinfín de profecías fallidas, pero ella se cuida muy bien de divulgar estos casos en donde sus habilidades proféticas fallaron.
Y existe también la técnica de escribir la profecía a posteriori, una vez que los acontecimientos se han producido. En opinión de los expertos bíblicos, ésta es la razón por la cual muchas profecías del Antiguo Testamento aparecen como sorprendentemente exactas. La impostura se descubre en particular por los análisis gramaticales de los textos, que revelan las interpolaciones hechas por manos que no son las redactoras de los textos originales.

¿SON TODOS LOS PROFETAS UNOS CHARLATANES?
Visto de esta manera, parecería que todos los profetas son en realidad unos charlatanes que buscan aprovechar la credulidad de las personas para ganarse unos pesos, o bien fama y reputación, etcétera. ¿Es siempre esto así?
La respuesta es negativa. El móvil psicológico que induce a alguien a formular profecías no siempre es el lucro personal, aunque éste sea primario en muchos lectores de cartas, o en la gente que redacta horóscopos para la prensa escrita, o personalizados para los famosos. En no pocos casos hay gente que es humillada, perseguida e incluso asesinada por formular profecías que no son de gusto del monarca reinante. Muchas parábolas de Jesús, en los Evangelios, giran sobre el tema de que los judíos han matado profetas inspirados por Dios, y por tanto, no hay razón para que no vayan a hacer lo mismo con el Cristo. En este caso, el resorte psicológico es claramente otro, quizás la búsqueda de notoriedad, o la sensación de poder que involucra sentirse llamado especialmente.
En ese sentido, la actividad profética se conecta con las visiones inspiradas por Dios. La moderna Psiquiatría se encuentra hace tiempo en condiciones de explicar el fenómeno de las visiones proféticas, como una peculiaridad psicológica propia de ciertas personas, y han acuñado el término "neurosis de conversión" para explicarlas. Una neurosis de conversión es básicamente la sicosomatización de procesos neuróticos al interior de la persona, y está detrás de fenómenos religiosos tan variopintos como las visiones proféticas, las posesiones demoníacas, las conversiones súbitas, los dones o carismas ("hablar en lenguas"), etcétera. En resumen, muchas veces las visiones proféticas son síntomas de desequilibrio mental. Algunas veces, este desequilibrio mental encuentra concreción en cauces "institucionales", como ocurre cuando ocasionalmente algún sacerdote reclama haber tenido visiones proféticas dentro de la Iglesia Católica, pero en otras tantas, han generado "falsos profetas" que han creado sectas y llevado a la destrucción de sus miembros... Pero eso será tema para algún artículo futuro de EODLE.

08 enero 2006

LA MASONERÍA: A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO.

Una de las organizaciones espirituales más importantes del mundo occidental es la Masonería. Ha sido defendida y atacada a partes iguales. Hay quienes realzan su aporte a construir un mundo mejor y más humano, mientras que otras critican sus vinculaciones a los círculos de poder. También se aduce en contra de ella el secretismo que esconden sus actos y rituales. ¿Son realmente tan secretos? El Ojo de la Eternidad explica qué es la Masonería, y se hace cargo de su leyenda negra para desentrañar cuánto de verdad hay en ella.


[IMAGEN SUPERIOR: El "Gran Sello" en los billetes de un dólar de Estados Unidos. El hexágono se infiere de la ordenación de sus elementos. Hay varios elementos masónicos: la pirámide de trece niveles, el Ojo Que Todo Lo Ve, la iconografía neoclásica. La inscripción latina "annuit coeptis novus ordo seclorum" significa "anunciando la llegada del nuevo orden mundial (secular)"].

EN SUS ORÍGENES.
La Masonería, o Franc-Masonería, es definida por sus miembros como una organización de carácter filantrópico que busca iluminar a la Humanidad, sacarla de las tinieblas y llevarla a la luz de la Razón. Su origen se remonta al siglo XVIII, aunque sus miembros sostienen que sus raíces se hunden en el Templo de Jerusalén y en la sabiduría ancestral egipcia.
En realidad, aunque las creencias propias de los masones tienen raíces en la más profunda tradición ocultista de la Historia, la Masonería como institución propiamente tal nació en el año 1717. En ese año hubo una reunión en Londres de los distintos gremios masónicos. La palabra inglesa "masonry" alude a la albañilería, y la francesa "mason" al albañil (en oposición al carpintero que trabaja la madera). De ahí deriva toda la iconografía simbólica de los masones.
A comienzos del siglo XVIII, los gremios de albañiles estaban en plena decadencia. En la Edad Media habían sido poderosos, debido a sus especiales relaciones con los potentados, para los cuales construyeron las grandes catedrales. De ahí que los fanáticos de la teoría de la conspiración busquen siempre vínculos entre las catedrales y los masones. Debemos recordar que en la Edad Media no existía el comercio ni el trabajo libres, sino que para trabajar y comerciar en determinado rubro, había que estar inscrito en gremios. Nada hay entonces de siniestro en el hecho de que los albañiles hayan estado organizados de manera casi secreta, dentro de una fuerte estructura jerárquica, porque tal era la situación en todos los gremios en la época. Como decíamos, la economía gremial estaba en decadencia en el siglo XVIII, por lo que los masones se reagruparon y reorientaron. De ahí que se fijaron nuevos estatutos para la naciente Masonería moderna, reformados en 1721, que son más o menos los que todas las logias masónicas conservan hasta ahora.

QUÉ CREEN LOS MASONES.
La Masonería es una curiosa mezcla de racionalismo y misticismo. Supuestamente pretenden llevar al mundo a una nueva era de Razón, pero mantienen en su seno una serie de signos y símbolos que provienen de toda la tradición ocultista que se arrastra desde las primeras civilizaciones hasta la actualidad. Ello, más su constante asociación a los círculos de poder, los hacen blancos propicios para toda clase de fanáticos de la teoría de la conspiración.
Debido a su reverencia hacia la razón, los masones en general carecen de dogmas establecidos. Puede decirse que los dogmas de fe masónicos son más bien soluciones de consenso que verdaderas ideas religiosas. Los masones creen que todos los seres humanos son iguales y dignos. No por casualidad, el lema de la Masonería es "libertad, igualdad, fraternidad" (el mismo de la Revolución Francesa, en la cual hubo varios masones involucrados). Pero también creen que hay quienes vagan en la noche de las tinieblas, y quienes están en la luz del conocimiento. Para preservar ese conocimiento puro y prístino, lejos de quienes podrían corromperlo, han creado una rígida y compleja jerarquía en donde cada iniciado va ascendiendo niveles, a medida que progresa espiritualmente (siempre según los criterios de los masones superiores, por supuesto). Esto lo simbolizan en la idea de "la obra", de que la Creación entera es una obra de arquitectura, idea que por supuesto emana de su antigua condición de albañiles.
El "dios" de los masones es llamado el Gran Arquitecto del Universo, lo que también es otra reminiscencia de su antigua época como albañiles. En realidad, el Gran Arquitecto es más un concepto filosófico que un dios de carne y hueso. Los masones permiten en principio la práctica de cualquier religión, en tanto no se oponga a los ideales masónicos, por lo que no hay problema, entre los masones, de que un masón sea al mismo tiempo católico, judío, musulmán o agnóstico, ya que puede acomodarse la idea religiosa de Dios dentro del molde del Gran Arquitecto. El símbolo que representa al Gran Arquitecto es el Ojo Que Todo Lo Ve (el ojo inscrito dentro de un triángulo), como símbolo del Gran Arquitecto como racionalidad, luz y conocimiento.

LA ORGANIZACIÓN DE LOS MASONES.
Los masones están organizados en logias o talleres. El primero de ellos es la Gran Logia de Londres. Sin embargo, no están organizados de manera piramidal como una iglesia. Basta que una logia de grado superior conceda autorización a otra logia para funcionar por su cuenta, para que ésta adquiera vida independiente. Las logias, entonces, funcionan de manera bastante autónoma, aunque como es de esperarse, a lo largo del tiempo algunas se han vuelto más poderosas que otras. Es el caso, por ejemplo, del Gran Oriente de Francia, de gran preeminencia en el siglo XVIII, que opacó rápidamente a la Gran Logia de Londres.
Dentro de cada taller, los masones se organizan por una rígida jerarquía. Cada nivel jerárquico se reconoce por distintos signos y señas. Los signos se conservan en secreto para los niveles superiores, aunque el comprensible chismorreo acumulado de dos siglos ha ido sacando algunos signos de los niveles inferiores hacia el exterior.
A pesar de que las logias tienen por objeto declarado ser talleres de realización espiritual para sus miembros, lo cierto es que muchas de ellas se han involucrado activamente en la vida política. El venezolano Francisco de Miranda, por ejemplo, fue iniciado en la Gran Logia de Londres, e inició a su vez a varios latinoamericanos (Bernardo O'Higgins, José de San Martín, etcétera) que crearon la Logia Lautaro, que intervino activamente en la independencia de América respecto al Imperio Español. También varios padres fundadores de Estados Unidos, como Benjamin Franklin, George Washington o Thomas Jefferson, fueron masones. Estados Unidos es una nación masónica por excelencia, y es indudable que su ideario del Destino Manifiesto, su autoproclamada mesiánica misión de llevar la libertad y la democracia al mundo, es de raigambre masónica. Todavía hoy, de cuando en cuando hay escándalos vinculados a la Masonería. Es recordado el gran escándalo político suscitado en Italia cuando se publicaron las listas de los miembros de la logia P-2, que involucraban a medio gobierno italiano, y que significó que éste fuera rápidamente derribado; como esto sucedió en 1981, se rumorea que el atentado contra Juan Pablo II fue una cortina de humo para bajarle el perfil a la operación política en cuestión.

LA PRESENCIA DE LOS MASONES.
Desde casi sus orígenes, la Masonería ha estado bien presente en el arte. Más modernamente, a medida que los temas ocultistas y esotéricos han ganado popularidad, han conquistado también ámbitos tales como el cine. Con mayor o menor tino lo evidencian así filmes como Desde el infierno, o Tomb Raider (la primera). Uno de los más célebres episodios de Los Simpsons es una lúcida sátira sobre los masones: en éste, Homero Simpson es reclutado por una logia llamada los magios, quienes descubren que él es el elegido tanto tiempo esperado.
Uno de los más interesantes compendios artísticos sobre la Masonería es la ópera La flauta mágica, de Mozart. También el compositor austríaco estaba afiliado a una organización masónica, y parece ser que la ópera en cuestión irritó grandemente a los círculos de masones austríacos, debido a que dejaba al descubierto toda su simbología. En la actualidad, los símbolos masónicos no tienen nada de misteriosos, gracias a esa ópera, a los libros de ocultismo y a Internet, pero en ese tiempo en que los masones eran todavía una organización nueva, de modo que puede entenderse su encono contra Mozart por aquella jugarreta. De ahí que se achaque muchas veces, sin mucho fundamento en verdad, a los masones la prematura muerte de Mozart. Para quienes no hayan podido ver la ópera en vivo y en directo, hay una interesante versión fílmica de la misma, realizada nada menos que por Ingmar Bergman, que anda rondando por ahí, por si tienen la ocasión de verla.