LA MASONERÍA: A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO.
Una de las organizaciones espirituales más importantes del mundo occidental es la Masonería. Ha sido defendida y atacada a partes iguales. Hay quienes realzan su aporte a construir un mundo mejor y más humano, mientras que otras critican sus vinculaciones a los círculos de poder. También se aduce en contra de ella el secretismo que esconden sus actos y rituales. ¿Son realmente tan secretos? El Ojo de la Eternidad explica qué es la Masonería, y se hace cargo de su leyenda negra para desentrañar cuánto de verdad hay en ella.
[IMAGEN SUPERIOR: El "Gran Sello" en los billetes de un dólar de Estados Unidos. El hexágono se infiere de la ordenación de sus elementos. Hay varios elementos masónicos: la pirámide de trece niveles, el Ojo Que Todo Lo Ve, la iconografía neoclásica. La inscripción latina "annuit coeptis novus ordo seclorum" significa "anunciando la llegada del nuevo orden mundial (secular)"].
EN SUS ORÍGENES.
La Masonería, o Franc-Masonería, es definida por sus miembros como una organización de carácter filantrópico que busca iluminar a la Humanidad, sacarla de las tinieblas y llevarla a la luz de la Razón. Su origen se remonta al siglo XVIII, aunque sus miembros sostienen que sus raíces se hunden en el Templo de Jerusalén y en la sabiduría ancestral egipcia.
En realidad, aunque las creencias propias de los masones tienen raíces en la más profunda tradición ocultista de la Historia, la Masonería como institución propiamente tal nació en el año 1717. En ese año hubo una reunión en Londres de los distintos gremios masónicos. La palabra inglesa "masonry" alude a la albañilería, y la francesa "mason" al albañil (en oposición al carpintero que trabaja la madera). De ahí deriva toda la iconografía simbólica de los masones.
A comienzos del siglo XVIII, los gremios de albañiles estaban en plena decadencia. En la Edad Media habían sido poderosos, debido a sus especiales relaciones con los potentados, para los cuales construyeron las grandes catedrales. De ahí que los fanáticos de la teoría de la conspiración busquen siempre vínculos entre las catedrales y los masones. Debemos recordar que en la Edad Media no existía el comercio ni el trabajo libres, sino que para trabajar y comerciar en determinado rubro, había que estar inscrito en gremios. Nada hay entonces de siniestro en el hecho de que los albañiles hayan estado organizados de manera casi secreta, dentro de una fuerte estructura jerárquica, porque tal era la situación en todos los gremios en la época. Como decíamos, la economía gremial estaba en decadencia en el siglo XVIII, por lo que los masones se reagruparon y reorientaron. De ahí que se fijaron nuevos estatutos para la naciente Masonería moderna, reformados en 1721, que son más o menos los que todas las logias masónicas conservan hasta ahora.
QUÉ CREEN LOS MASONES.
La Masonería es una curiosa mezcla de racionalismo y misticismo. Supuestamente pretenden llevar al mundo a una nueva era de Razón, pero mantienen en su seno una serie de signos y símbolos que provienen de toda la tradición ocultista que se arrastra desde las primeras civilizaciones hasta la actualidad. Ello, más su constante asociación a los círculos de poder, los hacen blancos propicios para toda clase de fanáticos de la teoría de la conspiración.
Debido a su reverencia hacia la razón, los masones en general carecen de dogmas establecidos. Puede decirse que los dogmas de fe masónicos son más bien soluciones de consenso que verdaderas ideas religiosas. Los masones creen que todos los seres humanos son iguales y dignos. No por casualidad, el lema de la Masonería es "libertad, igualdad, fraternidad" (el mismo de la Revolución Francesa, en la cual hubo varios masones involucrados). Pero también creen que hay quienes vagan en la noche de las tinieblas, y quienes están en la luz del conocimiento. Para preservar ese conocimiento puro y prístino, lejos de quienes podrían corromperlo, han creado una rígida y compleja jerarquía en donde cada iniciado va ascendiendo niveles, a medida que progresa espiritualmente (siempre según los criterios de los masones superiores, por supuesto). Esto lo simbolizan en la idea de "la obra", de que la Creación entera es una obra de arquitectura, idea que por supuesto emana de su antigua condición de albañiles.
El "dios" de los masones es llamado el Gran Arquitecto del Universo, lo que también es otra reminiscencia de su antigua época como albañiles. En realidad, el Gran Arquitecto es más un concepto filosófico que un dios de carne y hueso. Los masones permiten en principio la práctica de cualquier religión, en tanto no se oponga a los ideales masónicos, por lo que no hay problema, entre los masones, de que un masón sea al mismo tiempo católico, judío, musulmán o agnóstico, ya que puede acomodarse la idea religiosa de Dios dentro del molde del Gran Arquitecto. El símbolo que representa al Gran Arquitecto es el Ojo Que Todo Lo Ve (el ojo inscrito dentro de un triángulo), como símbolo del Gran Arquitecto como racionalidad, luz y conocimiento.
LA ORGANIZACIÓN DE LOS MASONES.
Los masones están organizados en logias o talleres. El primero de ellos es la Gran Logia de Londres. Sin embargo, no están organizados de manera piramidal como una iglesia. Basta que una logia de grado superior conceda autorización a otra logia para funcionar por su cuenta, para que ésta adquiera vida independiente. Las logias, entonces, funcionan de manera bastante autónoma, aunque como es de esperarse, a lo largo del tiempo algunas se han vuelto más poderosas que otras. Es el caso, por ejemplo, del Gran Oriente de Francia, de gran preeminencia en el siglo XVIII, que opacó rápidamente a la Gran Logia de Londres.
Dentro de cada taller, los masones se organizan por una rígida jerarquía. Cada nivel jerárquico se reconoce por distintos signos y señas. Los signos se conservan en secreto para los niveles superiores, aunque el comprensible chismorreo acumulado de dos siglos ha ido sacando algunos signos de los niveles inferiores hacia el exterior.
A pesar de que las logias tienen por objeto declarado ser talleres de realización espiritual para sus miembros, lo cierto es que muchas de ellas se han involucrado activamente en la vida política. El venezolano Francisco de Miranda, por ejemplo, fue iniciado en la Gran Logia de Londres, e inició a su vez a varios latinoamericanos (Bernardo O'Higgins, José de San Martín, etcétera) que crearon la Logia Lautaro, que intervino activamente en la independencia de América respecto al Imperio Español. También varios padres fundadores de Estados Unidos, como Benjamin Franklin, George Washington o Thomas Jefferson, fueron masones. Estados Unidos es una nación masónica por excelencia, y es indudable que su ideario del Destino Manifiesto, su autoproclamada mesiánica misión de llevar la libertad y la democracia al mundo, es de raigambre masónica. Todavía hoy, de cuando en cuando hay escándalos vinculados a la Masonería. Es recordado el gran escándalo político suscitado en Italia cuando se publicaron las listas de los miembros de la logia P-2, que involucraban a medio gobierno italiano, y que significó que éste fuera rápidamente derribado; como esto sucedió en 1981, se rumorea que el atentado contra Juan Pablo II fue una cortina de humo para bajarle el perfil a la operación política en cuestión.
LA PRESENCIA DE LOS MASONES.
Desde casi sus orígenes, la Masonería ha estado bien presente en el arte. Más modernamente, a medida que los temas ocultistas y esotéricos han ganado popularidad, han conquistado también ámbitos tales como el cine. Con mayor o menor tino lo evidencian así filmes como Desde el infierno, o Tomb Raider (la primera). Uno de los más célebres episodios de Los Simpsons es una lúcida sátira sobre los masones: en éste, Homero Simpson es reclutado por una logia llamada los magios, quienes descubren que él es el elegido tanto tiempo esperado.
Uno de los más interesantes compendios artísticos sobre la Masonería es la ópera La flauta mágica, de Mozart. También el compositor austríaco estaba afiliado a una organización masónica, y parece ser que la ópera en cuestión irritó grandemente a los círculos de masones austríacos, debido a que dejaba al descubierto toda su simbología. En la actualidad, los símbolos masónicos no tienen nada de misteriosos, gracias a esa ópera, a los libros de ocultismo y a Internet, pero en ese tiempo en que los masones eran todavía una organización nueva, de modo que puede entenderse su encono contra Mozart por aquella jugarreta. De ahí que se achaque muchas veces, sin mucho fundamento en verdad, a los masones la prematura muerte de Mozart. Para quienes no hayan podido ver la ópera en vivo y en directo, hay una interesante versión fílmica de la misma, realizada nada menos que por Ingmar Bergman, que anda rondando por ahí, por si tienen la ocasión de verla.
EN SUS ORÍGENES.
La Masonería, o Franc-Masonería, es definida por sus miembros como una organización de carácter filantrópico que busca iluminar a la Humanidad, sacarla de las tinieblas y llevarla a la luz de la Razón. Su origen se remonta al siglo XVIII, aunque sus miembros sostienen que sus raíces se hunden en el Templo de Jerusalén y en la sabiduría ancestral egipcia.
En realidad, aunque las creencias propias de los masones tienen raíces en la más profunda tradición ocultista de la Historia, la Masonería como institución propiamente tal nació en el año 1717. En ese año hubo una reunión en Londres de los distintos gremios masónicos. La palabra inglesa "masonry" alude a la albañilería, y la francesa "mason" al albañil (en oposición al carpintero que trabaja la madera). De ahí deriva toda la iconografía simbólica de los masones.
A comienzos del siglo XVIII, los gremios de albañiles estaban en plena decadencia. En la Edad Media habían sido poderosos, debido a sus especiales relaciones con los potentados, para los cuales construyeron las grandes catedrales. De ahí que los fanáticos de la teoría de la conspiración busquen siempre vínculos entre las catedrales y los masones. Debemos recordar que en la Edad Media no existía el comercio ni el trabajo libres, sino que para trabajar y comerciar en determinado rubro, había que estar inscrito en gremios. Nada hay entonces de siniestro en el hecho de que los albañiles hayan estado organizados de manera casi secreta, dentro de una fuerte estructura jerárquica, porque tal era la situación en todos los gremios en la época. Como decíamos, la economía gremial estaba en decadencia en el siglo XVIII, por lo que los masones se reagruparon y reorientaron. De ahí que se fijaron nuevos estatutos para la naciente Masonería moderna, reformados en 1721, que son más o menos los que todas las logias masónicas conservan hasta ahora.
QUÉ CREEN LOS MASONES.
La Masonería es una curiosa mezcla de racionalismo y misticismo. Supuestamente pretenden llevar al mundo a una nueva era de Razón, pero mantienen en su seno una serie de signos y símbolos que provienen de toda la tradición ocultista que se arrastra desde las primeras civilizaciones hasta la actualidad. Ello, más su constante asociación a los círculos de poder, los hacen blancos propicios para toda clase de fanáticos de la teoría de la conspiración.
Debido a su reverencia hacia la razón, los masones en general carecen de dogmas establecidos. Puede decirse que los dogmas de fe masónicos son más bien soluciones de consenso que verdaderas ideas religiosas. Los masones creen que todos los seres humanos son iguales y dignos. No por casualidad, el lema de la Masonería es "libertad, igualdad, fraternidad" (el mismo de la Revolución Francesa, en la cual hubo varios masones involucrados). Pero también creen que hay quienes vagan en la noche de las tinieblas, y quienes están en la luz del conocimiento. Para preservar ese conocimiento puro y prístino, lejos de quienes podrían corromperlo, han creado una rígida y compleja jerarquía en donde cada iniciado va ascendiendo niveles, a medida que progresa espiritualmente (siempre según los criterios de los masones superiores, por supuesto). Esto lo simbolizan en la idea de "la obra", de que la Creación entera es una obra de arquitectura, idea que por supuesto emana de su antigua condición de albañiles.
El "dios" de los masones es llamado el Gran Arquitecto del Universo, lo que también es otra reminiscencia de su antigua época como albañiles. En realidad, el Gran Arquitecto es más un concepto filosófico que un dios de carne y hueso. Los masones permiten en principio la práctica de cualquier religión, en tanto no se oponga a los ideales masónicos, por lo que no hay problema, entre los masones, de que un masón sea al mismo tiempo católico, judío, musulmán o agnóstico, ya que puede acomodarse la idea religiosa de Dios dentro del molde del Gran Arquitecto. El símbolo que representa al Gran Arquitecto es el Ojo Que Todo Lo Ve (el ojo inscrito dentro de un triángulo), como símbolo del Gran Arquitecto como racionalidad, luz y conocimiento.
LA ORGANIZACIÓN DE LOS MASONES.
Los masones están organizados en logias o talleres. El primero de ellos es la Gran Logia de Londres. Sin embargo, no están organizados de manera piramidal como una iglesia. Basta que una logia de grado superior conceda autorización a otra logia para funcionar por su cuenta, para que ésta adquiera vida independiente. Las logias, entonces, funcionan de manera bastante autónoma, aunque como es de esperarse, a lo largo del tiempo algunas se han vuelto más poderosas que otras. Es el caso, por ejemplo, del Gran Oriente de Francia, de gran preeminencia en el siglo XVIII, que opacó rápidamente a la Gran Logia de Londres.
Dentro de cada taller, los masones se organizan por una rígida jerarquía. Cada nivel jerárquico se reconoce por distintos signos y señas. Los signos se conservan en secreto para los niveles superiores, aunque el comprensible chismorreo acumulado de dos siglos ha ido sacando algunos signos de los niveles inferiores hacia el exterior.
A pesar de que las logias tienen por objeto declarado ser talleres de realización espiritual para sus miembros, lo cierto es que muchas de ellas se han involucrado activamente en la vida política. El venezolano Francisco de Miranda, por ejemplo, fue iniciado en la Gran Logia de Londres, e inició a su vez a varios latinoamericanos (Bernardo O'Higgins, José de San Martín, etcétera) que crearon la Logia Lautaro, que intervino activamente en la independencia de América respecto al Imperio Español. También varios padres fundadores de Estados Unidos, como Benjamin Franklin, George Washington o Thomas Jefferson, fueron masones. Estados Unidos es una nación masónica por excelencia, y es indudable que su ideario del Destino Manifiesto, su autoproclamada mesiánica misión de llevar la libertad y la democracia al mundo, es de raigambre masónica. Todavía hoy, de cuando en cuando hay escándalos vinculados a la Masonería. Es recordado el gran escándalo político suscitado en Italia cuando se publicaron las listas de los miembros de la logia P-2, que involucraban a medio gobierno italiano, y que significó que éste fuera rápidamente derribado; como esto sucedió en 1981, se rumorea que el atentado contra Juan Pablo II fue una cortina de humo para bajarle el perfil a la operación política en cuestión.
LA PRESENCIA DE LOS MASONES.
Desde casi sus orígenes, la Masonería ha estado bien presente en el arte. Más modernamente, a medida que los temas ocultistas y esotéricos han ganado popularidad, han conquistado también ámbitos tales como el cine. Con mayor o menor tino lo evidencian así filmes como Desde el infierno, o Tomb Raider (la primera). Uno de los más célebres episodios de Los Simpsons es una lúcida sátira sobre los masones: en éste, Homero Simpson es reclutado por una logia llamada los magios, quienes descubren que él es el elegido tanto tiempo esperado.
Uno de los más interesantes compendios artísticos sobre la Masonería es la ópera La flauta mágica, de Mozart. También el compositor austríaco estaba afiliado a una organización masónica, y parece ser que la ópera en cuestión irritó grandemente a los círculos de masones austríacos, debido a que dejaba al descubierto toda su simbología. En la actualidad, los símbolos masónicos no tienen nada de misteriosos, gracias a esa ópera, a los libros de ocultismo y a Internet, pero en ese tiempo en que los masones eran todavía una organización nueva, de modo que puede entenderse su encono contra Mozart por aquella jugarreta. De ahí que se achaque muchas veces, sin mucho fundamento en verdad, a los masones la prematura muerte de Mozart. Para quienes no hayan podido ver la ópera en vivo y en directo, hay una interesante versión fílmica de la misma, realizada nada menos que por Ingmar Bergman, que anda rondando por ahí, por si tienen la ocasión de verla.
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