25 febrero 2007

SOCIEDADES SECRETAS: LA CONSPIRACIÓN DE LOS MÍSTICOS.

¿Todo pasa en el mundo por casualidad y azar? ¿O bien hay alguna oscura mano negra manipulando la política mundial a su antojo? ¿Existen verdaderamente sociedades secretas que controlan al mundo con un conocimiento reservado sólo para algunos iniciados? El Ojo de la Eternidad aborda uno de los más complejos temas históricos, el de la relación entre las sociedades secretas y la religión.


[ILUSTRACIÓN SUPERIOR: Estructura de la Masonería. Las organizaciones masónicas han estado siempre en la mira de las teorías de la conspiración].

TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN.
Existe una profunda corriente de pensamiento popular, que postula más o menos lo siguiente: la historia tal y como la conocemos es una farsa, un simple teatro de marionetas cuyos verdaderos protagonistas no son quienes figuran en la primera plana de las revistas y periódicos, sino gentes escondidas en la sombra que manipulan todo secretamente para sus propios fines, que no son otros sino la dominación mundial. Existen dos variantes de esta leyenda. Una de ellas postula que dichas sociedades secretas están en altos cargos del poder, sin ser sus cabezas visibles. La otra, que dichos líderes mundiales están en reductos aislados del resto de la humanidad, como pueden ser los Himalaya o algún monasterio bien escondido.
La curiosidad de esto, es que esta teoría de la conspiración se entrecruza profundamente con el tema religioso. No en balde, algunas de las organizaciones favoritas para candidatas a "amo del mundo" son entidades religiosas. La Iglesia Católica es una de ellas, claro está, pero también está la "conspiración jesuita" o la "conspiración judeomasónica". Recientemente se ha puesto de moda, en particular gracias a el Código da Vinci, la idea de la conspiración del Opus Dei. En todo esto, ¿qué hay de cierto?
En principio, resulta de perogrullo que muchas veces, hay quienes se organizan en sociedades de distinto tipo, para surgir de una manera en que no podrían hacerlo, como individuos separados. Esta es la razón por la que se fundan empresas, corporaciones, ONGs, etcétera. El Estado es, en ese sentido, también una sociedad, aunque de un tipo un tanto especial, por cuanto proclama tener el monopolio del uso de la fuerza. Algunas sociedades se crean o mantienen para influir sobre la sociedad toda, y tal es el objetivo confeso, por ejemplo, de la Masonería. Muchas de estas sociedades funcionan como clubes de amigos en donde surgen relaciones sociales útiles para escalar. Un buen ejemplo de esto es la sociedad Skull & Bones, de Estados Unidos, desde la cual han surgido varios Presidentes de los Estados Unidos, incluyendo a George W. Bush. En Chile, no es ningún secreto, y ha salido publicado en la prensa diaria, el carácter de masón de los Presidentes Salvador Allende, Augusto Pinochet o Ricardo Lagos, y el padre de la actual Presidenta Michelle Bachelet era también miembro de una logia masónica. En la actualidad, difícilmente la Masonería o Skull & Bones pueden pasar por una sociedad secreta, toda vez que han salido incluso películas retratándolas: "Sociedad secreta" en el segundo caso, y "Desde el infierno" en el primero (entre otras). ¿Dónde está, pues, el secreto...?

LOS CANDIDATOS A REGIR EL MUNDO.
La historia de las sociedades secretas que rigen al mundo principia en la Edad Media. En ella, la Iglesia Católica tejió una densa red de dominio sobre toda Europa, al margen de cualquier autoridad política de la época. Esto era, por supuesto, un rasgo novedoso de la época, ya que antes, todas las grandes organizaciones eran predominantemente políticas. Pero en la Edad Media no existía verdadera política, sino el mero ejercicio de las armas, por lo que en ese sentido, la Iglesia Católica podía entenderse como una entidad superior a las restantes, ya que su predominio se basaba en la fe de millares de personas.
Por tanto, todos aquellos quienes quisieran buscar el poder, tenían que hacerlo en medio del secretismo más estricto. Los buscadores del poder tenían bien presente lo ocurrido con los cátaros, que se atrevieron a desafiar a la Iglesia Católica y pagaron un alto costo por ello, cual fue el ser erradicados por completo durante la Cruzada Albigense, a comienzos del siglo XIII. En esta época surgió una organización que, aunque se proclamaba católica, era bastante heterodoxa, puesto que en sus rituales y procedimientos había incorporado costumbres procedentes del Medio Oriente musulmán. Se trataba de la Orden del Temple, mejor conocidos como los templarios. Su creciente poder, que los llevó a ser la primera fuerza financiera de Europa, causó que en el siglo XIV el Rey de Francia, en complicidad con el Papado, los capturara, torturara, ejecutara y confiscara sus bienes. Sin embargo, los templarios no desaparecieron. Algunos de ellos sobrevivieron en órdenes que duran hasta el día de hoy, como por ejemplo la Orden de San Andrés, en Escocia.
Con los templarios nace el mito de la sociedad secreta conspirando para dominar el mundo. A esta sociedad secreta se le cuelga un pasado o trasfondo de misticismo, con conocimientos esotéricos que sólo los entendidos conocen. Se habló así, por ejemplo, de la conspiración jesuita, consecuencia obvia del esfuerzo puesto por éstos en influenciar a los gobiernos europeos del siglo XVII, así como del énfasis que ellos ponían en la erudición de sus miembros.
La Ilustración, en el siglo XVIII, fue caldo de cultivo para varias de estas sociedades secretas, que tuvieron que mantenerse en dichas tinieblas por su intención de subvertir a la sociedad por entonces existente. La más importante fue la Masonería, fundada en Londres en 1717, quienes lucharon decididamente por imponer las ideas del liberalismo, en contra del absolutismo y la Iglesia Católica. Masones destacados fueron varios prohombres de la Revolución Francesa, como por ejemplo LaFayette, así como varios padres fundadores de Estados Unidos, como Benjamin Franklin, George Washington o Thomas Jefferson, y también destacados miembros del movimiento de independencia americano contra el Imperio Español, como Francisco de Miranda, José de San Martín, Simón Bolívar y Bernardo O'Higgins.

EL MISTICISMO DE LA CONSPIRACIÓN.
En el siglo XIX, el mito de la conspiración creció, como parte de la nueva organización del mundo liberal. En ella, la banca adquirió pronto un poder desmedido. Surge así la idea de la conspiración judeomasónica, en que connotados banqueros judíos estarían tratando de apoderarse del mundo. Este mito fue alimentado por la animadversión hacia personajes como el célebre banquero judío Rothschild, quien entre otras cosas financió la compra del Canal de Suez por parte de Inglaterra, en 1875 (el cerebro de la operación, el Primer Ministro Benjamin Disraeli, era descendiente de judíos). En este ambiente, la policía zarista creó el panfleto "Los protocolos de los sabios de Sión", que falsifica unas supuestas actas de una sociedad secreta judía para apoderarse del mundo.
La sociedad secreta entró también a la literatura como motivo, y de ahí pasó a la cultura popular. El Romanticismo vio reavivarse el interés por la Edad Media, y como parte de su legado, se explotó a discreción el tema de las siniestras torturas de la Inquisición. El novelista Sax Rohmer, por su parte, creó a Fu Manchu, un oscuro iluminado chino que gracias a un elixir de la inmortalidad, ha amasado un increíble poder, y desde su escondido reducto manipula a la Humanidad entera. Otra de estas sociedades secretas de ficción es aquella que controla el maléfico profesor Moriarty, el enemigo de Sherlock Holmes, a quien éste describe como una araña en el centro de su red, manipulando los hilos. Moriarty y Fu Manchu son antecedentes directos de sociedades secretas como SPECTRE, la organización terrorista que se enfrenta a James Bond en varias de sus películas y novelas, o los 13, que intervinieron en la trama del culebrón televisivo "Falcon Crest", en la década de 1980.
También el siglo XX vio una serie de sociedades secretas tratando de manipular los hilos. Entre ellas se cuentan organizaciones tan disímiles como la Sociedad Secreta Thule, integrada por algunos de los más altos jerarcas del nazismo, o como la logia P-2, que controlaba (y parece ser que aún controla) la política italiana, incluyendo algunas turbias conexiones con la Iglesia Católica.

LA SOCIEDAD SECRETA.
El estudio de una sociedad secreta se complica porque, por definición, éstas no suelen dejar rastro tras de sí. Sin embargo, el carácter de secreto viene dado porque sus manejos entran en conflicto con el resto de la sociedad, y frente a eso, prefieren permanecer y operar en las sombras, a menudo quebrantando la ley. Pero hay otra razón por la que una sociedad secreta podría permanecer unida: el misticismo. Lo que separa a la sociedad secreta de raigambre masónica o neonazi, de un vulgar cartel de narcotráfico, es un conjunto de conocimientos de cuyos portadores se sienten custodios, y que les otorgan una condición de "iluminados". ¿Qué conocimientos son éstos? Frecuentemente, por su carácter elitista, son doctrinas vinculadas con el antiguo gnosticismo, bien sea tomadas directamente, o bien sea de segunda mano, a través de las ideas de los cátaros o de la masonería. Pueden éstas ser condimentadas con otras tradiciones esotéricas, como la cábala judía o el pensamiento ariosófico. Lo que cuenta es que sea algo que conozcan pocas personas.
Antaño, empero, era más simple mantener el secreto que ahora. Antes de Internet, la propagación del conocimiento era enormemente más difícil, y por eso, era fácil que algunas ideas gnósticas sobre el mundo permanecieran entre sus miembros. Es célebre la anécdota de la tremenda irritación que produjo el connotado masón Wolfgang Amadeus Mozart cuando en su ópera "La flauta mágica" escenificó elementos que pueden ser considerados masónicos. Esto ocurría en el siglo XVIII, pero en el XXI, los masones llegan al extremo de crear páginas web para difundir sus organizaciones.
En ese sentido, queda bien poco de las sociedades secretas tradicionales que pueda ser rescatado como tal. O al menos, de aquellas que tenemos algún conocimiento, porque después de todo, lo que hace secreta a una sociedad secreta es justamente eso, el que nadie sepa de ella...