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08 diciembre 2005

"EXAMINARÁN AL JOVEN BUDA"

El Domingo pasado, en Misa Para Inteligentes Nº 5, referíamos la historia del "pequeño Buda" descubierto en Nepal. Ahora en El Ojo de la Eternidad reproducimos el artículo que nos sirvió de base, publicado en BBC Mundo.


Ram Bahadur Bamjan lleva seis meses meditando sin recibir agua, según afirman sus amigos, familiares y representantes.

El joven planea continuar meditando por seis años más hasta alcanzar la iluminación, como lo hizo Sidarta Gautama antes de convertirse en Buda.

Un equipo de científicos quiere examinarlo sin perturbar su estado de meditación.

La noticia sobre Bamjan se extendió rápidamente por el poblado de Ratanapuri, en el distrito de Bara y la gente comenzó a visitarlo.

Bamjan permanece sentado en posición de loto bajo un árbol decorado con festones y aromatizado con incienso.

Sus ojos están cerrados y su cuerpo firme entre una túnica blanca; su cabello ha crecido hasta casi cubrir los ojos.

Según algunos testigos, su cuerpo está débil.

Veneración.

La fotografía de Bamjan ha aparecido de manera regular en los medios de comunicación locales y muchos lo veneran, convencidos de que su joven cuerpo alberga el espíritu del Buda.

Las multitudes que lo visitan han traído oportunidades económicas para los habitantes, y poco a poco han surgido tiendas.

También han aumentado las ofrendas en efectivo y en especies.

"Casi US$7.000 han sido depositados en el banco por los devotos", dice Prajapati Koirala, administrador de la región. Esto, sin contar las donaciones que se hacen en el lugar.

Los habitantes crearon un comité para asegurarse de que Bamjan tenga un ambiente ideal para meditar y para administrar el flujo de visitantes y sus ofrendas.

También responden a las preguntas más frecuentes: ¿permanece sentado así siempre? ¿Medita durante la noche? ¿No come ni bebe nada?

Algunos dicen que no ha comido nada desde que comenzó a meditar; otros afirman que al principio tomaba un líquido lechoso proveniente del árbol bajo el que se encuentra.

Desafío.

La mayoría de las personas puede sobrevivir sin comida por varias semanas, pues el cuerpo aprovecha sus depósitos de grasa y proteína.

Sin embargo, el ser humano promedio sólo puede sobrevivir de tres a cuatro días sin tomar agua.

Muchos hombres religiosos o ascetas dicen haber soportado sin alimentos o bebida gracias a poderes extraordinarios, pero estas afirmaciones casi nunca han sido sujetas a pruebas científicas.

En el caso de Bamjan, cada vez más gente está buscando evidencias reales y los habitantes le han pedido al gobierno que las encuentre.

"Aceptamos un examen científico de la Academia Real de Ciencia y Tecnología de Nepal", dijo el funcionario local, Prajapati Koirala.

El desafío ahora es llevar a cabo el examen al joven sin tocarlo o interrumpirlo.

Desconcierto

Por su parte, la familia de Bamjan dice que no entiende lo que está sucediendo.

Su madre, Maya Devi Tamang, se desmayó cuando supo que su hijo estaba en medio de una meditación infinita.

"A veces lo visito, pero no me habla. No sé lo que le va pasar, pero sé que dios lo ayudará".

Algunos devotos han subrayado que la madre de Bamjan tiene el mismo nombre que el de Sidarta Gautama Buda: Maya Nevi.

En lo que sí está de acuerdo la familia es en que el adolescente era muy diferente de sus otros hermanos y que no hablaba mucho.

Su profesora de primaria, Salden Lama, afirma que nunca tocó el alcohol.

Sus vecinos dicen que Bamjan comenzó a meditar después de regresar de un viaje por Lumbini, el lugar de nacimiento de Buda, y de monasterios en Nepal e India.

Pruebas.

Su prima y amiga, Prem Lama, recuerda que el joven le dijo que no quería que lo llamaran Buda, porque sólo había alcanzado un estado primario de iluminación.

Prem Lama también cuenta que su primo ha sido picado dos veces por serpientes.

La primera vez fue tres meses después de comenzar a meditar, y fue considerada por Bamjan como una prueba.

Luego fue picado por segunda vez, y pidió que le pusieran una cortina alrededor.

Una semana después, pidió que le retiraran la cortina.

Ahora, una vez más, la cortina se cerrará una vez más mientras que Bamjan es sometido a pruebas científicas.

"C.S. LEWIS Y J.R.R. TOLKIEN: DOS BRITÁNICOS PIADOSOS".

En vísperas del estreno de la primera entrega de la versión fílmica de las Crónicas de Narnia, de C.S. Lewis, el diario La Tercera, de Santiago de Chile, publicó el siguiente reportaje sobre las relaciones entre Tolkien, Lewis y la religión, que realmente no tiene desperdicio alguno. El Ojo de la Eternidad lo reproduce a continuación:

C.S. Lewis y J.R.R. Tolkien: dos británicos piadosos.

El responsable de la saga de la Tierra Media convirtió al cristianismo en el artífice del mundo de Aslan -cuya adaptación al celuloide se estrena en Chile el 5 de enero-, pero no logró transformarlo en católico. Lewis se hizo anglicano y llegó a profesar un fervor más ruidoso que el de su mentor, quien se negó a escribir notas necrológicas en su honor.

Por Rodrigo González.

La leyenda dice que en una de las habituales reuniones del club de los Inklings en la Universidad de Oxford, John Ronal Reuel Tolkien pidió permiso para leer en voz alta algunos de sus nuevos textos. Fue en ese momento cuando su ilustre amigo Clive Staples Lewis no pudo contenerse y lanzó la siguiente expresión: "¡Oh no!, no otra maldita historia de elfos".

En honor a la verdad, y tal como constata Boyd Tonkin -editor literario del periódico The Independent-, la frase le perteneció a Hugo Dyson, profesor en la Universidad de Reading y otro insigne miembro de la cofradía amiga de los mitos escandinavos y de la cerveza en abundancia. Aún así, el hecho que durante mucho tiempo se le haya atribuido esta expresión a Lewis -en ese momento, el mejor amigo de Tolkien- no hace más que dar luces sobre la tempestuosa relación que unió a los autores de dos de las más populares sagas fantásticas del siglo XX.

Para iluminar el camino biográfico de ambos hay que recordar que C.S. Lewis (1898-1963) fue el responsable de Las Crónicas de Narnia (1950-1956) -además de un buen puñado de obras más adultas-, mientras que J.R.R. Tolkien (1892-1973) escribió El Señor de los Anillos (1954-1955), junto a El Hobbit y El Silmarillion.

Sus orígenes sociales no podían ser más diversos. Tolkien -inglés nacido en Sudáfrica- perdió a su padre a los tres años, a su madre a los 12 y se educó bajo la estrechez económica en Birmingham (Inglaterra). Lewis, en cambio, era un irlandés del norte de buena familia, nacido en Belfast y que durante su juventud asistió a diferentes colegios de calidad en toda Inglaterra. Al igual que Tolkien, sin embargo, quedó huérfano de madre a temprana edad y esta experiencia gravitó lo suficiente como para que, a los 13 años, dejara a un lado la fe.

El futuro autor de El Señor de los Anillos, en cambio, siempre consideró a su madre -nacida bautista, pero convertida al catolicismo- una suerte de "mártir de la fe". Por si fuera poco, Tolkien se educó bajo la estricta tutoría del padre Francis Xavier Morgan.

Desde la partida llama la atención que Lewis -quien pese a vivir en Inglaterra la mayor parte de su vida siempre fue un orgulloso y hasta chovinista hijo de Belfast- haya abrazado el anglicanismo, mientras que Tolkien -que rechazaba la expresión "británico" y sólo gustaba que lo calificaran de inglés- profesó un catolicismo muy excluyente. Estas diferencias, entre otras, serían las causas de las constantes crisis entre los dos miembros más ilustres de la cofradía de los Inklings.

La caminata y la conversión.

Fue en septiembre de 1931 que el mundo se iluminó para el no creyente C.S. Lewis, hasta entonces un reticente testigo de la fe y devoción católica de J.R.R. Tolkien. Durante una caminata que duró toda una noche en el Magdalen College de Oxford, Tolkien logró que Lewis abrazara el cristianismo. Aún así, Lewis manifestó siempre sus reservas hacia el dogmatismo de los católicos y optó por el anglicanismo, la religión de la Corona. Curiosa decisión en un irlandés de pura cepa.

Y si el autor de El Silmarillion fue el mentor religioso de Lewis, este último operó a cambio como el impulsor de las inclinaciones literarias de su camarada. Así es como Tolkien logró publicar El Hobbit en 1937, tras mil y un titubeos sobre la fortaleza de su prosa. Pero la sintonía entre ambos no duraría para siempre.

De acuerdo con Michael White, biógrafo de Tolkien, la distancia entre ambos se manifestaba ya cuando Lewis empezó a tener éxito con sus obras religiosas y hasta tuvo el "descaro" de llevar ante los Inklings a un escritor ajeno a Oxford. Tolkien -que según White era "un hombre muy celoso y extraordinariamente posesivo con sus amigos"- llegó a considerar que la obra de Lewis era "propaganda protestante".

En los años de la Segunda Guerra Mundial, el futuro autor de Las Crónicas de Narnia se transformó en un altisonante propagandista religioso, cuya gran tribuna fue la radio. El otrora antidogmático Lewis era ahora más radical que su iniciador religioso. Lo que terminó indignando a Lewis fue el matrimonio de su colega con la norteamericana Joy Gresham, una mujer liberal, de origen judío y con una fuerte personalidad.

El triste corolario de la amistad llegó el 22 de noviembre de 1963, cuando Lewis falleció a los 64 años. El mismo día asesinaron a John F. Kennedy y la muerte del autor pasó a un segundísimo plano en la cobertura mundial. El septuagenario Tolkien, resentido hasta el final, se negó a escribir cualquier nota necrológica y rechazó participar en un un libro en su honor.

El mentor había dejado de creer en su discípulo.

Las Crónicas de Narnia: la superproducción.

El 5 de enero llega a Chile Las Crónicas de Narnia: el León, la Bruja y el Ropero, superproducción de US$ 150 millones basada en el primer volumen publicado de la serie homónima de C.S. Lewis. De acuerdo al éxito en taquilla mundial que obtenga, la compañía Disney adaptará las seis partes restantes.

Esta cinta recrea la historia de los hermanos Pevensie, quienes durante la Segunda Guerra Mundial logran escapar de la cruel realidad a través de un misterioso armario. Los chicos -dos niños y dos niñas- ingresan al mundo fantástico de Narnia, una tierra poblada por faunos, hipogrifos y castores parlantes, entre otras criaturas. La gran villana es Jadis -encarnada en el filme por Tilda Swinton-, quien gobierna Narnia con mano de hierro y la somete al eterno invierno. Sólo la llegada del león Aslan -una especie de Mesías- traerá la libertad y la paz a este mundo paralelo.

Todos los episodios de Las Crónicas despliegan una simbología cristiana -a diferencia de El Señor de los Anillos- y su estilo narrativo es conciso y alegórico, lejos de las páginas y páginas de la épica de Tolkien. Contrariamente a la trilogía fílmica de Peter Jackson -donde los descendientes de Tolkien no quisieron intervenir-, la saga basada en Lewis cuenta con el absoluto apoyo de la familia del escritor. Cuestión curiosa, pues el escritor manifestó su rechazo a una versión cinematográfica, considerando que un intento de este tipo sería "una payasada" y, en el peor de los casos, "una blasfemia".

25 noviembre 2005

"LA AMÉRICA PROFUNDA ARRINCONA A DARWIN".

En Misa Para Inteligentes Nº 2 (el 13 de Noviembre pasado) publicamos la noticia de que en Kansas se estaba dando vía libre para la enseñanza del Diseño Inteligente, la gran última punta de lanza de los cavernarios defensores del Creacionismo. El Ojo de la Eternidad publica la información completa, tal y como fue publicada el Domingo 13 de Noviembre en el diario El País de España.


"La América profunda arrincona a Darwin", por Javier Sanpedro, para el diario El País de España.

El disfraz científico del creacionismo se propaga por EE UU con el apoyo de Bush y del Vaticano.

El Consejo de Educación de Kansas ha aprobado esta semana unos nuevos criterios para la enseñanza de las ciencias que, de hecho, abren la escuela pública de ese Estado norteamericano a las teorías del diseño inteligente, el nuevo, sutil y pujante envoltorio del movimiento creacionista. Los intentos de arrinconar a Darwin en la enseñanza norteamericana se han estrellado hasta ahora con el Tribunal Supremo, pero el diseño inteligente, que ha adoptado el lenguaje de la ciencia y cuenta con el aval de George Bush y algunos profesores universitarios, acaba de apuntarse en Kansas un éxito histórico, y hasta está obteniendo apoyos del Vaticano, que siempre había permanecido al margen de este asunto.

Desde que el Estado de Tennessee intentó prohibir en 1925 la enseñanza de "cualquier teoría que niegue la historia de la creación divina del hombre descrita en la Biblia y pretenda, en su lugar, enseñar que el hombre ha descendido de los animales inferiores", la derecha religiosa norteamericana lleva 80 años empeñada en erradicar el darwinismo de las escuelas, o al menos ponerlo en pie de igualdad con la teoría alternativa narrada en el Génesis.

El Consejo de Educación de Kansas, un comité de 10 ciudadanos, no puede dictar qué se enseña a los alumnos de las escuelas públicas, pero sí puede exigirles ciertos conocimientos a la hora de pasar los exámenes estatales. Para apreciar la trascendencia de los criterios que aprobó el miércoles, basta repasar las reacciones que suscitaron:

"Es un insulto a la ciencia, a la educación y a la Constitución", afirmó Francisco J. Ayala, biólogo evolutivo y ex presidente de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS), editora de la revista Science. "Es una gran victoria para los alumnos de Kansas que les va a aportar una visión completa para debatir sobre el darwinismo impuesto por los científicos", opuso Casey Luskin, portavoz del Instituto Discovery, el principal lobby promotor de la teoría del diseño inteligente.

Los criterios científicos aprobados en Kansas son los primeros en explicitar dos puntos concretos de la biología evolutiva que los alumnos deberán considerar débiles, o refutables, si quieren pasar sus exámenes estatales. El primer punto -ya reconocido por el propio Darwin hace un siglo y medio- es que el registro fósil no siempre muestra una evolución continua y gradual. El segundo es la dificultad de explicar el origen de la vida a partir de sus componentes químicos.

Son cuestiones muy técnicas, pero el diseño inteligente está triunfando allí donde fracasó el creacionismo precisamente porque se presenta en público como una mera crítica científica a la teoría de la evolución darwiniana, que es uno de los fundamentos de la biología moderna. Pero ese disfraz científico es una estrategia muy bien calculada por los inventores del movimiento.

El profesor de Derecho Phillip Johnson, ya retirado de su puesto en la Universidad de California en Berkeley, y considerado el padre del diseño inteligente, ha definido con toda claridad que la estrategia del movimiento es "introducir en las escuelas y en el mundo académico el tema del diseño inteligente, que en realidad significa la realidad de Dios".

"Así que la cuestión es ¿cómo ganar?", prosigue Johnson. "Hay que sacar la Biblia y el Génesis fuera del debate, y formular los argumentos de modo que suenen aceptables en el mundo académico".

El gran promotor del diseño inteligente es el Instituto Discovery (www.discovery.org), un grupo de presión constituido por cristianos conservadores, con base en Seattle, que cuenta con un presupuesto anual de cuatro millones de dólares para persuadir a la opinión pública, a los gestores de la educación y a los representantes políticos, tanto estatales como federales, de la necesidad de "una total integración de la ley bíblica en nuestras vidas", con particular énfasis en "derribar no sólo el darwinismo, sino también su legado cultural".

El Instituto Discovery se apoya en científicos cristianos como Michael Behe, profesor de bioquímica en la Universidad de Lehigh (Bethlehem, Pensilvania) y autor de La caja negra de Darwin, un libro que pretende inferir la existencia de un "diseñador inteligente" a partir de la complejidad de los sistemas biológicos.

El argumento de Behe puede considerarse una versión moderna de la Teología natural del reverendo británico decimonónico William Paley, que deducía la existencia de Dios de la perfección de diseño que muestran los seres vivos. Darwin conocía a la perfección los argumentos de Paley, y procuró refutarlos uno por uno en su obra capital, El origen de las especies, de 1859.

El Instituto Discovery también ha buscado el apoyo explícito del Vaticano, y con cierto éxito, tal y como ha revelado Lawrence Krauss, jefe del departamento de Física de la Universidad Case Western Reserve, en Ohio.

En un artículo publicado en mayo por The New York Times, Krauss contrapuso la rigidez de los creacionistas norteamericanos con una supuesta tolerancia evolucionista del Vaticano. Dos meses después, el influyente cardenal de Viena, Christoph Schönborn, le respondió en el mismo periódico que el Vaticano sólo puede aceptar una evolución dirigida por algún tipo de propósito o inteligencia superior. Ese mismo mes, Krauss y el ya mencionado Francisco Ayala escribieron al papa Ratzinger pidiéndole que desautorizara a Schönborn, puesto que la postura del cardenal implicaba un rechazo frontal de la teoría de Darwin, y justo unas semanas antes de que el presidente Bush hiciera una declaración de apoyo a la enseñanza del creacionismo.

"El cardenal Schönborn tuvo noticia de mi artículo [de mayo] a través del director de la oficina del Instituto Discovery en Washington", escribe Krauss en el último número de The Skeptical Inquirer. "Y, de hecho, fue la agencia de relaciones públicas del Instituto Discovery la que envió el artículo de Schönborn a The New York Times".

El Papa no ha respondido a la carta de Krauss y Ayala, pero Schönborn afirmó el 2 de octubre durante una homilía en la catedral vienesa de San Esteban: "No veo problema en combinar la fe en el Creador con la teoría de la evolución, siempre que se respeten los límites de una teoría científica". En Kansas ya se respetan.

17 noviembre 2005

GIOVANNI BOCACCIO: DECAMERÓN (JORNADA PRIMERA, NARRACIÓN SEGUNDA).

Giovanni Bocaccio vivió una época sumamente especial. En el siglo XIV, las ciudades independientes de Italia estaban independizándose de la tutela religiosa del Papado, y los habitantes de éstas (los burgos o comunas) se tomaban la religión con bastante mayor libertad, por una cuestión de ética, ya que los habitantes de la ciudad eran comerciantes que vivían del lucro y el amasar grandes capitales, cosas ambas que la Iglesia condenaba. En 1348, Florencia (la ciudad de Bocaccio), al igual que toda Europa, fue azotada por la Peste Negra, que mató a la cuarta parte de la población del continente europeo, y convenció al resto de que "la vida es ahora", y debe gozarse sin limitarse por la religión. Para peor, era cada vez más visible y escandalosa la hipocresía de los eclesiásiticos, que llamaban a la santidad, pero que vivían como criminales. El Decamerón contiene algunos de los más duros cuentos jamás escritos contra la Iglesia Católica y su doble estándar moral, de los cuales El Ojo de la Eternidad rescata el siguiente.

DECAMERÓN.
JORNADA PRIMERA. NARRACIÓN SEGUNDA.

El judío Abraham, incitado por Giannotto de Civigni, va a la corte de Roma y, al ver la maldad de los clérigos, vuelve a París y se hace cristiano.

La narración de Pánfilo fue reída por todos y alabada en todo por las mujeres. Habiendo escuchado solícitamente, al estar concluida, la reina dirigióse a Neifile, que se sentaba junto al relatador, y mandóle que, contando algo a su vez, siguiese el orden del comenzado solaz. Y ella, que era tan cortés como hermosa, contestó alegremente que lo haría con mucho gusto, y empezó de esta manera:

–Pánfilo nos ha mostrado la benevolencia con que Dios perdona nuestros pecados, y yo en mi cuento pretendo demostraros como esa misma benignidad, soportando pacientemente los defectos de aquellos que con sus obras y palabras debían de ella dar testimonio verídico, nos ofrece, obrando de manera contraria, argumentos de verdad infalibles para que creamos con mayor firmeza de ánimo.

Oí contar, queridas amigas, que había en París un mercader, hombre bueno, que se llamaba Giannotto de Civigni, leal y recto, que traficaba en paños. Tenía gran amistad con un riquísimo judío llamado Abraham, comerciante y también hombre leal y bueno. Observando Giannoto esa lealtad y rectitud, se compadeció de que su alma se perdiera por falta de fe. Decidió amistosamente rogarle que se iniciara en los misterios de la fe, dejando los errores del judaísmo. El judío respondió que para él no existía ninguna otra religión santa y buena como la judaica. Y como en ella había nacido, en ella había de morir. Giannotto, pasados unos días, volvió a replicarle con palabras y razones de mercader, añadiéndole que nuestra religión era mejor que la judía. Y aunque el judía era en la ley hebrea gran maestro, sin embargo, movido por su mucha amistad con Giannotto, o porque el Espíritu Santo pone convicción aún en la lengua del idiota, a Abraham empezaron a gustarle y a interesarle las palabras de Giannotto. Lo cierto es que, obstinado en su fe, se empeñaba en no abjurar. Pero Giannotto nunca cesaba en su empeño, insistiendo constantemente hasta que, al fin, el judío, vencido por tanta tenacidad, le dijo:

–Mira, Giannotto, ya que a ti te complace que yo me haga cristiano, estoy decidido a cumplirlo; lo deseo tanto que quiero ir a Roma, allí donde está el vicario de Dios en la tierra, para estudiar sus maneras y costumbres, y las de los cardenales, sus hermanos. Si éstas me convencen, y entre eso y tus explicaciones puedo comprender que vuestra fe es mejor que la mía, según has intentado demostrarme, haré lo que te he prometido. Si ocurre lo contrario, seguiré judío, como hasta ahora.

Giannotto, al oir tales palabras, se sintió terriblemente apenado, diciéndose para sí: “He perdido la labor que tan bien parecía emplear, confiando que le había convertido; si se va a Roma y observa la vida depravada e impía de los eclesiásticos, no solamente no se hará cristiano, sino que, si cristiano fuera, seguro que se volvía judío”. Y hablando a Abraham le dijo:

–¿Por qué, amigo mío, te quieres molestar tanto, aparte del gasto que supone trasladarse a Roma? Además, por mar y tierra existen abundantes peligros para un hombre rico como tú. ¿No crees hallar aquí quien te administre el bautismo? Y si la doctrina que te expongo te produce alguna duda, ¿dónde hay mayores sabios y maestros que aquí, los cuales pueden esclarecerte cuanto preguntes? Por todas estas razones me parece que tu marcha a Roma es superflua e inconveniente. Los prelados allí son como los que ya has podido ver aquí, y aún mucho mejores, por estar cerca del Pastor principal. Te aconsejo que evites esa fatiga, que puedes emplear para alguna indulgencia, en cuyo caso quizá yo te haga compañía.

A esto repuso el judío:

–Creo, Giannotto, que tal como tú dices ocurre, pero si quieres que haya lo que tú dices, estoy dispuesto a irme; de lo contrario no me convertiré.

Viendo Giannotto que no tenía nada que hacer, pues la voluntad de su amigo era firme, dijo:

–Buena ventura lleves.

Pensó que Abraham nunca se convertiría cuando estuviese en la corte de Roma; pero como él nada perdía en ello, le dejó ir.

El judío tomó el caballo y se encaminó rápidamente a la corte de Roma, donde al llegar fue recibido con honor por los judíos. Mientras se encontraba allí, sin saber nadie para qué había ido, comenzó a observar cautamente la conducta del Papa, de los cardenales, prelados y de todos los cortesanos. Advirtió en seguida, pues de hombre agudo se trataba, junto con otras cosas que le contaron, que, del mayor al menor, todos allá pecaban con gran deshonestidad; eran pecados de lujuria, y no sólo en lo natural sino en lo sodomítico, sin freno alguno de arrepentimiento ni vergüenza, hasta el punto de que sin la mucha influencia de las meretrices y de los efebos, no se podía nunca conseguir nada. Además, conoció claramente que todos eran comilones, bebedores, ebrios, y más servidores de su vientre que los animales irracionales. Cuando más ahondaba, más encontraba avaros y ansiosos de dinero, que tanto la humana sangre, incluso la cristiana, como las cosas divinas y lo perteneciente a los sacrificios y beneficios, por dinero vendían y compraban, haciendo mayor mercadería y ganancia de la que pudiera encontrarse en París con ventas de pañerías u otras cosas. Habían puesto a la simonía descarada el nombre de procuraduría, y llamaban a la gula sustentamiento, como si Dios, prescindiendo del significado de los vocablos, no conociera la intención de los pésimos ánimos, y a semejanza de los hombres, se dejase engañar por los nombres de las cosas.

Todos estos hechos, junto con otros que es más conveniente callar, desagradaron en gran manera al judío, como sobrio y modesto que era; le pareció conocer ya lo bastante, cuando decidió volverse a París. Hízolo así, y cuando Giannotto se enteró de su llegada, fue rápidamente a visitarle, aunqeu en conciencia lo último que esperaba era que se volviese cristiano. En cuanto Abraham hubo descansado algunos días le preguntó qué le parecían el Santo Padre, los cardenales y demás cortesanos. A lo que el judío contestó prontamente:

–¡Así Dios los confunda a todos! Te digo que si no me equivoco no hallé allí santidad alguna, ni obra buena, ni ejemplo de vida, ni de nada, en alguien que fuera clérigo. Pero la lujuria, avaricia, gula y otras cosas semejantes y peores, si peores se pueden encontrar en alguien, parecióme hallarlas en tal abundancia entre toda aquella gente, que tengo aquel lugar más por una sede de obras diabólicas que divinas. Y me parece que con toda solicitud, arte e ingenio se aplican vuestro Pastor, y todos los demás, a reducir a la nada y a arrojar del mundo la cristiana religión, cuando debieran ser fundamento y sustentáculo de ella. Pero, puesto que aun así vuestra religión aumenta más, y más lúcida y clara se vuelve, con razón me parece discernir que el Espíritu Santo es su fundamento y sostén, y que es más santa y verdadera que otras. Por ello, si antes me mantuve rígido y obstinado ante tus exhortaciones, y no quise hacerme cristiano, ahora abiertamente te digo que por nada del mundo dejaré de hacerme cristiano. Vamos, pues, a la iglesia, y allí según la debida costumbre de vuestra fe, me haré bautizar.

Giannotto, que esperaba un resultado totalmente opuesto, al oír hablar así, se puso más contento que hombre alguno jamás lo fuera. Y se fue con su amigo a Nuestra Señora de París, y pidió a los clérigos que diesen el bautismo a Abraham. Ellos se apresuraron a atenderle, y Giannotto sacóle de la pila dándole el nombre de Juan. Muchos hombres de valía le instruyeron, aprendiendo Juan muy rápidamente y siendo luego hombre bueno, meritorio y de santa vida.


09 noviembre 2005

TÁCITO Y EL AVE FÉNIX.

Los "Anales", del historiador romano Tácito, que vivió en el siglo II d.C., son una fuente inavaluable de información sobre los primeros tiempos del Imperio Romano, extendiéndose esta crónica desde la muerte de Augusto (14 d.C.) hasta la de Nerón (68 d.C.), aunque con frecuentes baches, debido a que el texto no se ha conservado completo. En general puede considerarse a Tácito un historiador serio y riguroso (mucho más que su contemporáneo Suetonio, por ejemplo), pero también entrega noticias sobre eventos fantásticos que supuestamente ocurrieron en el tiempo de sus crónicas. En El Ojo de la Eternidad recuperamos un fragmento suyo, que se refiere a las noticias recibidas por Tácito sobre la mítica ave fénix, que habría sido avistada en el año 34 d.C., y que para un estudioso de los temas mitológicos, no tiene desperdicio alguno.

Después de un largo discurrir de siglos, en el consulado de Paulo Fabio y de Lucio Vitelio apareció en Egipto el ave fénix, la cual dio materia a los más doctos de aquella provincia y de Grecia para discurrir mucho sobre esta maravilla. Pláceme el contar las cosas en que todos concuerdan y muchas en que difieren, las cuales no son del todo indignas de ser sabidas. Que sea este animal consagrado al sol, y que en el pico y en el color de las plumas sea diverso de las demás aves, concuerdan todos los que de él escriben. Cuanto al número de los años, lo escriben variamente. Algunos hablan de mil cuatrocientos sesenta y uno; pero la más común opinión es que se ve cada quinientos. Vióse la primera vez en tiempo de Sesosis, la segunda de Amasis, la tercera de Tolomeo, que fue también el tercer rey macedón, en una ciudad llamada Heliópolis, volando con una gran banda de otras aves que seguían la maravilla de aquel nuevo aspecto. Mas son obscuras las cosas de la antigüedad. Entre Tolomeo y Tiberio corrieron menos de doscientos cincuenta años, de lo que resultó la opinión de algunos que ésta no fue la verdadera fénix, ni venida de Arabia, no concurriendo en ella ninguna cosa de las que las memorias antiguas dicen que concurren en las otras; porque fenecido el número de años y acercándose a la muerte, suele hacer un nido en su patria, echa en él su virtud generativa, de donde nace su cría; el cual, ante todas cosas, toma a su cargo el cuidado de sepultar a su padre; mas no lo hace acaso, antes tomando un pedazo de mirra y llevándolo un largo viaje, si se siente capaz de aquel peso y de aquel camino, toma sobre sí a su padre, y llevándolo al altar del sol, quemándolo allí, lo sacrifica; cosas ni ciertas de suyo, y aumentadas con fábulas. Mas lo que no se duda es haberse visto estos pájaros muchas veces en Egipto.
[Tácito: "Anales". Libro VI, 28].

04 noviembre 2005

"MUJERES EN MARRUECOS: NUEVAS PREDICADORAS CONTRA EL TERRORISMO".

El siguiente artículo fue publicado en el suplemento Mujer, del diario La Tercera, en Santiago de Chile, el Domingo 09 de Septiembre de 2005, y se había quedado enredado entre los múltiples archivos de El Ojo de la Eternidad. Lo reproducimos aquí debido a lo inusitado de su temática. Generalmente existe la visión de que la mujer en el mundo islámico es una "ciudadana de segunda clase", lo que en los países talibanes por supuesto que es cierto, pero que no se corresponde con la realidad al ciento por ciento. En Marruecos, por lo menos, las cosas podrían ser bastante distintas. Claro que Marruecos es de los países "liberales" dentro del Islam, pero no está de más saber de cosas que se alejan de la clásica caricatura del musulmán fanático. Así es que, sin mayores prolegómanos, acá va.

MUJERES EN MARRUECOS.

NUEVAS PREDICADORAS CONTRA EL TERRORISMO.

El Rey Mohamed VI decidió otorgar un mayor papel religioso a las mujeres y transformarlas en baluarte contra el islamismo radical. En paralelo aprobó un nuevo código de familia que iguala sus derechos a los del hombre. Una verdadera revolución social comienza a despuntar en esta nación del norte de Africa aliada de Occidente.


Un cambio revolucionario, inédito en las sociedades islámicas, se está produciendo en Marruecos. El rey Mohamed VI resolvió otorgar un mayor papel religioso a las mujeres para frenar el auge del terrorismo islámico dentro de sus fronteras.

En la actualidad, una generación de 60 alumnas se está formando en las escuelas de predicadores, un tercio de la promoción total prevista anualmente, y en abril de 2006 podrán comenzar a impartir la enseñanza del Corán, pronunciar sermones y dar consejos espirituales en las mezquitas del país. Lo único que aún está vedado para ellas es convertirse en imanes (sacerdotes) y dirigir la oración de los viernes, día sagrado de los musulmanes.

El gobierno de Rabat, una monarquía constitucional "de derecho divino", confía en que las llamadas moshedat introducirán "sensatez y moderación" en estos convulsos espacios, donde la población marroquí -30 millones de habitantes- está expuesta a recibir interpretaciones torcidas de la doctrina del profeta Mahoma. Un guión cargado de violencia y articulado con el fin de reclutar yihadistas (terroristas suicidas), que libren la "Guerra Santa" contra Occidente, contra su población civil, a la que responsabilizan de las políticas de sus dirigentes (como la invasión a Iraq) por el hecho de haberlos elegido en las urnas.

El embajador de Marruecos en Chile, Abdelhadi Boucetta, explica: "No es que el extremismo haya permeado a todas las capas sociales en Marruecos y que por eso se esté recurriendo a la mujer. Sí hay una minoría que está llamando a una interpretación diferente, extremista, radical del Islam. El suicidio está prohibido por el Corán. La gente que se explota con bombas no va directamente al paraíso como se quiere hacer creer. Eso es totalmente falso". Enfatiza el diplomático: "El correcto mensaje del Islam es moderado per se".

En nombre de la "falsa doctrina" que predica la violencia, los terroristas islámicos golpearon Nueva York y Washington en 2001, Madrid en 2004, Londres en julio de este año y siguen amenazando con nuevos ataques transnacionales. Pero en las naciones islámicas, la muerte y la destrucción también han alcanzado objetivos occidentales. Es el caso de la ola de atentados contra objetivos israelíes, españoles y belgas registrados en la ciudad marroquí de Casablanca en 2003.

Tras esta tragedia, que dejó un saldo de 45 muertos, el rey Mohamed VI -un aliado de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo-, decidió tomar medidas de largo alcance para blindar al país de la amenaza. Encargó al Ministerio de Asuntos Religiosos la vigilancia de la formación de los predicadores y los imanes que ejercen en las mezquitas del país y dio luz verde a la inclusión de las mujeres como maestras del Corán. Una iniciativa sorprendente en un país de tradición islámica. El joven rey -quien llegó al trono en 1999 tras la muerte de su padre Hassan II, monarca durante 32 años- intenta evitar que "incultos y descarados embaucadores" alienten el radicalismo.

Fatuma el Kebbaj es la primera mujer ulema (doctora del islam) en su país y encarna la otra gran osadía de Mohamed VI, Comendador de los Creyentes, en su afán reformista. En abril de 2004 fue nombrada en el Consejo Supremo de los Ulemas, el órgano que, bajo supervisión del rey, establece la doctrina religiosa y elabora las fatwas o edictos islámicos. El año pasado 35 mujeres accedieron a los consejos regionales de ulemas.

Fatuma el Kebbaj, licenciada en 1957 por la Universidad Islámica Medersa Bou Inania de Fez, declaró al diario español El País: "La mujer puede transmitir mejor, a través de la educación y la predicación, los valores del islam moderado con los que luchamos contra el radicalismo y el terrorismo". Otra característica fundamental según esta ulema, es que la mujer es menos corrupta, lo que inspiraría confianza en los fieles, y tiene una sensibilidad distinta. "Tenemos más cercanía con los problemas de la sociedad, de la familia, y, por tanto, mayor capacidad de diálogo".

Bouchra Boudchiche, esposa del embajador Boucetta, explica que en el año 2000 la tasa de mujeres analfabetas en su país era del 63%, por lo que se pusieron en marcha programas que solucionen este problema. "Antes la sociedad era patriarcal y la mujer, como en todo el mundo, estaba asignada en un rol de madre, de esposa y nada más que eso. Siempre el Corán ha sido interpretado por hombres, entonces las mujeres como no sabían leer ni nada, no lo conocían verdaderamente. El cambio que hay en la sociedad, cuando se habla de las mujeres predicadoras, es que ellas han ido a la universidad, saben mucho, entonces leen directamente el Corán y lo pueden entender. Por lo tanto conocen más y no sólo sus derechos. Entienden el Corán en todos los otros aspectos como los sociales. Pienso que podrán ser un aporte, con su interpretación del Islam", destaca la embajadora, quien cursa en la actualidad un diplomado en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Restricciones a la poligamia.

Ante la imposibilidad de prohibir una tradición tan arraigada en el mundo islámico y regulada en el Corán, el nuevo Código de Familia marroquí somete la poligamia a la autorización del juez, bajo estrictas condiciones legales que dificultan su puesta en práctica.

El juez debe asegurarse de que no existe atisbo de iniquidad entre las desposadas y estar convencido de la capacidad del marido de tratar a la segunda esposa y a sus hijos en pie de igual, garantizándoles las mismas condiciones de vida (en la práctica queda claro que difícilmente un esposo puede brindar el mismo trato sentimental a dos, tres o más mujeres).

Hoy la mujer marroquí tiene el derecho a condicionar su casamiento al compromiso del marido a no tomar otras esposas. En ausencia de tal limitación, la primera mujer debe recibir el aviso de que su marido va a tomar una segunda esposa, quien a su vez debe saber que el hombre está casado previamente.

La poligamia deja de ser un hecho consumado, porque la primera desposada puede invocar ante el juez las segundas nupcias de su marido como causal de divorcio por perjuicio recibido.

28 octubre 2005

ENTREVISTA: UNA EVANGÉLICA A FAVOR DE SEPARAR IGLESIA Y ESTADO.

Julia Doxat-Purser es representante de la Alianza Evangélica Europea, una de las organizaciones convocadas por la Fundación Atman a su primer encuentro internacional, en Madrid, que se celebra por estos días. El diario español El País publicó el 28 de Octubre de 2005 una entrevista, en donde ella se pronuncia sobre el siempre espinoso tema de la relación entre las iglesias y el Estado, que reproducimos aquí, en El Ojo de la Eternidad:

Pregunta. ¿Qué piensa de las alianzas entre iglesia y Estado?

Respuesta. La inmensa mayoría de los evangélicos dirían que tiene que existir una gran independencia entre el Estado y las iglesias. Cuando Iglesia y Estado van juntos puede funcionar mal, y la gente de fe puede no sentirse libre para decir lo que piensa porque tiene alianzas con el Estado. Además, si una iglesia es dominante, y pretende imponer sus creencias en el país, con lo que otras comunidades religiosas se sienten oprimidas, no es bueno.

P. ¿Debe el Estado sostener a las iglesias?

R. Las comunidades religiosas deben mantenerse a sí mismas, los miembros deben contribuir. Pero si hacemos algo que la sociedad valora y quiere financiarlo, diría que sí, como es el caso de las entidades caritativas. Pero no se debería financiar por el hecho de ser una iglesia. También pensamos que si una comunidad tiene un patrimonio histórico que el país valora, debe contribuir a su sostén.

P. ¿Qué tiene que hacer un político para promover los valores cristianos?

R. Debe ser honesto y fiable, y recordar que su primera lealtad es a Dios y no a su partido. Puede llegar un momento en que tenga que perder su puesto por una cuestión de principios.

P. ¿Cuál es su visión de España, desde el punto de vista religioso?

R. Aún muy dividida. Están quienes apoyan a la iglesia católica y quienes la atacan. Y los evangélicos, en medio. Muchas veces se sienten clandestinos, despreciados o ignorados. Creo que en España algunos no están muy lejos de la posición de mantener que la gente de fe nunca deba decir nada públicamente. Eso no es democrático. Los evangélicos están tratando de decir, no somos como los católicos, somos nosotros mismos y queremos el derecho a serlo, y a contribuir al bienestar de España. Como entidad debemos de ser neutrales, no creo que Dios pertenezca a ningún partido político. Me gustaría que en España la gente no hablara de la iglesia, sino de las iglesias y de comunidades de fe, y de lo que hay detrás, gente que tiene grandes convicciones humanistas, que fuese un sitio donde todo el mundo pudiese contribuir y ser respetado por ello.

P. En España, la iglesia Católica ha salido a la calle a manifestarse contra el matrimonio gay. ¿Qué piensan los protestantes?

R. Que los homosexuales merecen todos los derechos civiles y vivir su vida como quieran. Sin embargo, el problema es el término matrimonio. El matrimonio es de hombres y mujeres, que fueron creados diferentes para llegar a estar juntos.

P. Pero es una ley civil.

R Sí, en efecto, se habría deseado que la ley no se llevase a efecto, pero se aprobó democráticamente, en el Parlamento y los evangélicos tendrán que vivir con ello. Espero que ninguna comunidad religiosa o nadie sea obligado a celebrar una ceremonia.

25 octubre 2005

"DEFECTOS DE UN VELO VICTORIANO", POR STEPHEN JAY GOULD.

El siguiente artículo fue publicado por Stephen Jay Gould, el afamado paleontólogo estadounidense, en su libro "El pulgar del panda". A pesar de ser un ensayo de Historia de la Ciencia, un tema a primera vista bastante ajeno a las temáticas propias de El Ojo de la Eternidad, decidimos transcribirlo para EODLE por dos razones. En primer lugar, aborda colateralmente un problema bastante complicado del siglo XIX, cual era el origen singular o múltiple del ser humano, habida cuenta de que existían seres humanos en América que, quizás, no fueran descendientes de Adán (ahora en la actualidad sabemos la respuesta, pero en ese tiempo era distinto). En segundo lugar, es un magnífico ejemplo de como a veces los científicos se dejan cegar en sus teorías por sus propios prejuicios personales. A fin de cuentas, los teólogos no son los únicos que de tanto en tanto sueltan disparates sobre la naturaleza humana. Por cierto, en EODLE recomendamos vivamente "El pulgar del panda" a quienes se muestren interesados en un acercamiento de nivel medio (ni muy erudito, ni muy de texto escolar) a los problemas del Evolucionismo.

"Defectos de un velo victoriano", por Stephen Jay Gould.


Los victorianos nos legaron algunas novelas magníficas, aunque bastante largas. Pero también lanzaron sobre un mundo, al parecer receptivo, un género literario probablemente inigualado en su capacidad para el tedio y el retrato impreciso: las "vidas y correspondencia", en multitud de volúmenes, de hombres eminentes. Estos extensos encomios, escritos habitualmente por viudas desoladas o hijos e hijas leales, se disfrazaban de narración humildemente objetiva, de documentación pura y simple acerca de la palabra y la obra del personaje retratado. Si aceptáramos estos trabajos tal como son, tendríamos que creer que los victorianos eminentes vivían de hecho con arreglo a los valores éticos que decían prohijar -una idea descabellada que Eminent Victorians de Lytton Strachey enterró bien enterrada hace más de cincuenta años.
Elizabeth Cary Agassiz -bostoniana eminente, fundadora y primera presidente del Radcliffe College, y esposa devota del eminente naturalista americano- disponía de todas las credenciales necesarias para ser autora (incluido un marido muerto y muy llorado). Su Vida y correspondencia de Louis Agassiz, convirtió a un hombre fascinante, pendenciero y no excesivamente fiel en un modelo de hombre moderado, estadista modélico, sabio y recto.
Escribo este ensayo en el edificio que Louis Agassiz construyó en 1859 -el ala original del Harvard's Museum of Comparative Zoology. Agassiz, el principal estudioso de fósiles de peces del mundo, protegido del gran Cuvier, abandonó su Suiza nativa por una carrera en América a finales de los años 1840. Como europeo célebre y hombre encantador, Agassiz fue prácticamente devorado por los círculos sociales e intelectuales desde Boston hasta Charleston. Encabezó los estudios sobre Historia Natural en América hasta su muerte en 1873.
Las manifestaciones públicas de Louis eran siempre modelos de propiedad, pero yo esperaba que su correspondencia privada se correspondiera más con su bulliciosa personalidad. Y, no obstante, el libro de Elizabeth, supuestamente una reproducción literal de las cartas de Louis, consigue convertir a ese foco de controversia y fuente de energía incansable en un mesurado y digno caballero.
Recientemente, al estudiar los puntos de vista de Agassiz acerca de las razas y movido por ciertas insinuaciones de la biografía de E. Lurie (Louis Agassiz: A Life in Science), encontré algunas interesantes discrepancias entre la versión de Elizabeth y la cartas originales de Louis. Descubrí entonces que Elizabeth se había limitado a censurar sus textos y que ni siquiera había insertado elipsis (esos tres puntos tan irritantes) para indicar las supresiones. Harvard posee las cartas originales, y una cierta actividad detectivesca por mi parte dejó al descubierto un material bastante sabroso.
En el período anterior a la Guerra Civil, Agassiz expresó claras opiniones acerca del status de los negros y los indios. Como hijo adoptivo del Norte rechazaba la esclavitud, pero como caucasiano de la capa superior, desde luego no unía a su rechazo criterio alguno de igualdad racial.
Agassiz presentaba sus actitudes raciales como deducciones sobrias e ineluctables sobre postulados básicos. Mantenía que las especies son entidades estáticas, creadas (cuando murió en 1873, Agassiz se encontraba prácticamente solo entre los biólogos en su oposición a la marea darwiniana). No son puestas sobre la tierra en un único lugar, sino que son creadas simultáneamente por doquiera. A menudo se crean especies relacionadas entre sí en regiones geográficas separadas, cada una de ellas adaptada al entorno de su propia área. Dado que las razas humanas se ajustaban a estos criterios antes de que el comercio y la emigración nos entremezclaran, cada raza es una especie biológica separada.
Así, el principal biólogo de América cayó firmemente en el lado equivocado de un debate que llevaba arrasando la nación una década cuando él llegó: ¿fué Adán el progenitor de todos los hombres, o sólo el de los hombres blancos? ¿Son los negros y los indios nuestros hermanos, o simplemente se nos parecen? Los poligenistas, Agassiz entre ellos, sostenían que cada raza principal había sido creada como una especie separada; los monogenistas defendían un origen único y clasificaban las razas por su degeneración desigual a partir de la perfección primigenia del Edén -el debate no incluía a ningún igualitario. En buena lógica, separado no significa desigual, como argumentaban en 1896 los triunfadores del caso Plessy versus Fergunson. Pero como mantuvieron en 1954 los triunfadores del juicio de Browns versus Topeka Board of Education, un grupo en el poder siempre identifica la separación con la superioridad. No existía ningún poligenista americano que no asumiera que los blancos eran una especie separada y superior.
Agassiz insistía en que su defensa de la poligenia no tenía nada que ver con la advocación política del prejuicio social. El era, según decía, un estudioso humilde y desinteresado que intentaba establecer un hecho intrigante de la historia natural.
Se ha acusado a los criterios aquí presentados de que tienden a apoyar la esclavitud... ¿Es ésa una objeción válida a una investigación filosófica? Aquí tan sólo nos preocupamos de la cuestión del origen del hombre; que los políticos, aquellos que se sienten llamados a organizar la sociedad humana, decidan qué hacer con los resultados... Rechazamos toda conexión con cualquier cuestión que implique criterios políticos... Los naturalistas tienen derecho a considerar las cuestiones que surgen de las relaciones físicas entre los hombres como cuestiones meramente científicas y a investigar sobre ellas sin referencia alguna ni a la política ni a la religión.
A pesar de estas valerosas palabras, Agassiz finaliza su principal declaración acerca de las razas (publicada en el Christian Examiner, 1850) con ciertas recomendaciones sociales perfectamente concretas. Comienza apoyando la doctrina de la separación y la desigualdad: "Hay sobre la tierra diferentes razas de hombres, que habitan diferentes partes de su superficie... y este hecho nos impone la obligación de aclarar defintivamente el rango relativo de estas razas". La jerarquía resultante es perfectamente obvia: "El indómito, valeroso y orgulloso indio -cuán diferente es la luz que le ilumina si le observamos junto al sumiso, obsequioso e imitativo negro, o junto al traicionero, astuto y cobarde mongol. ¿Acaso no son estos hechos indicaciones de que las diferentes razas no tienen el mismo rango en la naturaleza?" Finalmente, por si no había quedado claro su mensaje político con esta generalización, Agassiz finaliza advocando una política social específica -contraviniendo así su juramento original de abjurar de la política a cambio de la vida pura de la mente. La educación, plantea, debe ser ajustada a las capacidades innatas; prepárese a los negros para los trabajos manuales y a los blancos para los intelectuales.
Cuál sería la mejor educación que podría impartirse a las diferentes razas como consecuencia de su primitiva diferenciación... No albergamos la más mínima duda de que los asuntos humanos referidos a las razas de color estarían mucho más juiciosamente llevados si, en nuestra relación con los miembros de las mismas, nos guiara una clara consciencia de la diferencia real existente entre nosotros y ellos y un deseo de fomentar aquellas disposiciones que se encuentren más acentuadas en ellos, en lugar de tratarles en términos de igualdad.
Dado que estas disposiciones "eminentemente acentuadas" son la sumisión, la obsequiosidad y la imitación, es fácil imaginar lo que tenía en mente Agassiz.
Agassiz tenía presencia política, en gran medida porque hablaba como científico, supuestamente motivado tan sólo por los datos de sus investigaciones y la teoría abstracta a la que daban cuerpo. En este contexto, el origen de las ideas de Agassiz acerca de las razas se convierte en algo de cierta importancia. ¿Sería cierto que él no tenía sardina a la que arrimar el ascua, ninguna predisposición, ningún ímpetu más allá de su amor a la Historia Natural? Los pasajes expurgados en Life and Correspondance arrojan bastante luz sobre el asunto. Muestran a un hombre de fuertes prejuicios basados fundamentalmente en reacciones viscerales inmediatas y profundos miedos sexuales.
El primer pasaje, de una fuerza casi escandalosa, incluso transcurridos 130 años, recuerda la primera experiencia de Agassiz con personas negras (jamás había conocido negros en Europa). Visitó América por primera vez en 1846 y le escribió a su madre una larga carta detallándole sus experiencias. En la sección dedicada a Filadelfia, Elisabeth Agassiz registra tan sólo sus visitas a museos y a domicilios particulares de científicos. Suprime, sin elipsis, su primera impersión acerca de los negros -una reacción visceral ante los camareros del restaurante de un hotel. En 1846, Agassiz creía aún en la unicidad humana, pero este pasaje deja al descubierto una base explícita, asombrosamente acientífica, para su conversión a la poligenia. Por vez primera, por lo tanto, y sin omisiones:
Fue en Filadelfia donde me encontré por vez primera en prolongado contacto con negros; todos los criados de mi hotel eran hombres de color. Casi no puedo expresarle la dolorosa impresión recibida, especialmente dado que el sentimiento que inspiraban en mí es contrario a todas nuestras ideas acerca de la confraternidad del tipo humano y del origen único de nuestra especie. Pero la verdad ante todo. No obstante, experimenté piedad ante la visión de esta raza degradada y degenerada, y su suerte me inspiró compasión al pensar que son realmente hombres. No obstante, me resulta imposible reprimir el sentimiento de que no pertenecen a nuestra misma sangre. Al ver sus negros rostros con sus gruesos labios y sus repulsivos dientes, la lana de sus cabezas, sus dobladas rodillas, sus manos alargadas, sus largas y curvadas uñas, y especialemnte el lívido color de las palmas de sus manos, me sentía incapaz de arrancar mis ojos de sus caras para ordenarles que se mantuvieran alejados de mí. Y cuando adelantaban aquella repugnante mano hacia mi plato para servirme, deseaba ser capaz de salir para comer un trozo de pan en cualquier lugar, con tal de no tener que cenar con semejante servicio. ¡Qué desgracia para la raza blanca -el haber ligado su existencia tan íntimamente a la de los negros en ciertos países! ¡Que Dios nos preserve de semejante contacto!

La segunda serie de documentos procede de mediados de la guerra civil. Samuel Howe, marido de Julia Ward Howe (autora del Battle Hymn of the Republic) y miembro de la comisión investigadora del Presidente Lincoln, escribió a Agassiz para preguntarle su opinión acerca del papel de los negros en una nación reunificada. En el transcurso de agosto de 1863, Agassiz le respondió en cuatro extensas y apasionadas cartas. Elisabeth Agassiz las expurgó para convertir las afirmaciones de Louis en una opinión sobriamente expuesta (a pesar de su contenido peculiar), derivada de postulados básicos y motivada tan sólo por el amor a la verdad.
Louis argumentaba, en pocas palabras, que las razas debían mantenerse separadas ya que si no la superioridad de la blanca se vería diluida. Esta separación debería producirse naturalmente, ya que los mulatos, como cepa débil, finalmente se extinguirían. Los negros abandonarían los climas norteños tan inapropiados para ellos (ya que fueron creados como especie separada para Africa); se desplazarían al sur en manadas y eventualmente prevalecerían en algunos estados de las tierras bajas, aunque los blancos mantendrían su dominio sobre las costas y las tierras altas. Tendremos que reconocer estos estados, incluso admitirlos en la Unión, como la mejor solución para una mala situación; después de todo, reconocemos a "Haití y Liberia".
Las sustanciosas supresiones de Elisabeth exhiben las motivaciones de Louis con un prisma muy diferente. Irradian un miedo cerval y unos prejuicios ciegos. En primer lugar, ella omite las referencias más denigrantes a los negros: "Diferentes en todo a las demás razas, escribe Louis, pueden compararse a niños, crecidos hasta la estatura de adultos, pero que conservan una mente infantil". En segundo lugar, suprime todas las afirmaciones elitistas acerca de la correlación entre la sabiduría, la riqueza y la posición social en el seno de las razas. En estos pasajes, comenzamos a percibir los verdaderos miedos de Louis acerca del entecruzamiento de razas.
Me estremece pensar en las consecuencias. Tenemos ya que luchar, en nuestro progreso, contra la influencia de la igualdad universal y, como consecuencia, contra la dificultad de preservar las adquisiciones de la eminencia individual, el tesoro de refinamiento y cultura que surge de asociaciones selectas. ¿Cuál sería nuestra situación si a estas dificultades se vieran añadidas las influencias mucho más tenaces de la incapacidad física? Las mejoras en nuestro sistema educativo... pueden más pronto o más tarde contrarrestar los efectos de la apatía de los incultos y de la grosería de las clases inferiores elevándolas a un nivel superior. Pero ¿cómo podremos erradicar el estigma de una raza inferior una vez que se haya permitido que su sangre fluya libremente en la de nuestros hijos?
En tercer lugar, y de máxima significación, ella omite varios pasajes extensos acerca de la hibridación que sitúan toda esta correspondencia en un escenario radicalmente diferente al que ella había creado. En ellos captamos la revulsión intensa y visceral de Louis ante la idea del contacto sexual entre razas. Este profundo e irracional miedo era una fuerza motriz tan fuerte para él como cualquier idea abstracta acerca de la creación diferenciada: "La producción de mestizos, escribe, es tanto un pecado contra la naturaleza como pueda serlo contra la pureza del carácter el incesto en una comunidad civilizada... yo lo considero una perversión de todo sentimiento natural".
Esta aversión natural es tan fuerte que el sentimiento abolicionista no puede reflejar simpatía innata alguna por los negros, sino que debe surgir porque muchos "negros" tienen cantidades sustanciales de sangre blanca y los blancos sienten instintvamente esa parte de sí mismos: "No existe duda en mi mente de que el sentimiento de aborrecimiento contra la esclavitud, que ha llevado a la agitación que ahora culmina con nuestra guerra civil, ha sido fundamentalmente, si bien inconscientemente, apadrinado por el reconocimiento de nuestro propio tipo en la descendencia de caballeros del sur que se mueven entre nosotros como negros (sic), cosa que no son".
Pero si las razas se repelen mutuamente de modo natural, ¿cómo entonces sacan los "caballeros sureños" tanto partido a sus mujeres esclavas? Agassiz culpa a las esclavas mulatas. Su color blanco las hace atractivas: su negritud, lascivas. Los jóvenes e inocentes muchachos se ven provocados y atrapados.
En cuanto empiezan a despertar los deseos sexuales en los jóvenes del sur, encuentran fácil satisfacerlos por la presteza con que son atendidos por sus sirvientes de color (mulatas). (Este contacto) embrutece sus mejores instintos en esa dirección y les lleva gradualmente a buscar compañía más picante, como he oído llamar a las negras puras por parte de disipados hombres jóvenes. Una cosa se segura que no existe elemento alguno de elevación concebible en la conexión de individuos de diferentes razas; no existe ni amor ni deseo de mejora alguno. Es, en todo sentido, un contacto físico.
Cómo se sobrepuso una generación anterior de caballeros a su aversión a producir los primeros mulatos, es algo que no nos explica.
No podemos saber con detalle con qué motivos eligió Elisabeth sus omisiones. Dudo que todas sus acciones se vieran motivadas por el deseo consciente de transformar los motivos de Louis de puros prejuicios en implicaciones lógicas. Probablemente fuera un simple pacatismo victoriano lo que la llevó a rechazar toda publicación de afirmaciones referentes al sexo. En cualquier csao, sus eliminaciones distorsionaron los pensamientos de Louis Agassiz e hicieron que sus intenciones fueran acordes con el falaz y útil modelo favorecido por los científicos -que las opiniones surgen del examen desapasionado de una información sin elaborar.
Estas restauraciones muestran cómo Louis Agassiz se vio impulsado a considerar la teoría poligénica de las razas como especies separadas por su reacción visceral inicial ante el contacto con los negros. Demuestran tambiuén que sus criterios extremos acerca de la mezcla de razas estaban más intensamente dictados por una intensa revulsión sexual que por cualquier teoría abstracta acerca de la hibridación.
El racismo se ha visto a menudo respaldado por científicos que presentan una imagen pública de objetividad para enmascarar sus prejuicios -que son los que les guía. El caso de Agassiz puede ser lejano, pero su mensaje resuena también en nuestro siglo.

23 octubre 2005

BREVE RESEÑA DEL PADRE HURTADO

La siguiente reseña sobre el Padre Alberto Hurtado, fue publicada en el diario La Tercera de Santiago de Chile, el Domingo 23 de Octubre de 2005, coincidiendo con la canonización del mismo. No deja de ser instructivo repasar su vida y aspiraciones, ahora que los empresarios y acomodados de Chile hacen esfuerzos inconcebibles para apoderarse de su figura y legado, y de esta manera limpiar sus conciencias con respecto a su propia insensibilidad social, que en vida tanto les fustigara justamente el Padre Hurtado. Incluso, ya no hablan de él como "Alberto Hurtado", sino con los dos apellidos, "Alberto Hurtado Cruchaga", para dejar bien en claro que "era de la alta"... Disgresiones aparte, aquí va el texto en cuestión:

"La vida, los hitos y el legado del sacerdote jesuita", por Macarena Royo y Sebastián Vásquez.

Desde pequeño Alberto Hurtado vivió en carne propia la pobreza. A sus cuatro años, sufre la pérdida de su padre, por lo que su mamá, Ana Cruchaga, se ve en la obligación de trasladarse desde el fundo en Casablanca a Santiago y a vivir de "allegados" en casas de parientes.

Cuatro años más tarde ingresa al Colegio San Ignacio de los padres jesuitas, donde el influjo del padre Fernando Vives se vuelve clave en su vocación sacerdotal. A los 16 años (1917) pide entrar a la Compañía de Jesús, pero los clérigos le aconsejan esperar, debido a la difícil situación económica por la que atravesaba su familia.

Tras estudiar Leyes cumple su anhelo de ingresar a la Orden Jesuita. La formación le exige alejarse del país y de su familia por 11 años. En este período recorre y se perfecciona en países como Argentina y España (Barcelona) para culminar en Bélgica (Lovaina), donde a los 32 años es ordenado sacerdote y estudia Pedagogía y Teología.


De vuelta en Chile.

En febrero de 1936 decide volver a Chile, donde encuentra una gran crisis social. En este momento comienza su intenso apostolado. Concentra sus energías en la formación de jóvenes, a través de las clases que imparte en el Colegio San Ignacio, en el Seminario Pontificio, en la Universidad Católica y en la escuela nocturna.

Desde siempre tuvo sintonía con sus alumnos. Algunos de ellos han mencionado que optaron por el camino del sacerdocio gracias a que conocieron a Alberto Hurtado.

Siempre se sintió conmovido por el dolor de los pobres. El sacerdote se vuelve en un acérrimo crítico social y sus intervenciones provocan cada vez más polémica. Motivado por la distancia que había entre ricos y pobres, en 1941 publica el libro "¿Es Chile un país católico?", quizás uno de sus principales legados.

Su discurso fue rechazado por diferentes sectores e, incluso, de la Iglesia. Es así también como crea su obra más representativa: el Hogar de Cristo, institución que hasta hoy ha mantenido su sello. Por las noches, recorría las calles de Santiago en su camioneta verde para recoger niños abandonados y los invitaba a vivir en esta nueva casa de acogida.

Forma la Acción Sindical Chilena (Asich), movimiento de difusión de la doctrina social de la Iglesia que nace para ofrecer una vía alternativa a los obreros, con miras a defender la dignidad del trabajo por sobre cualquier consigna ideológica. Las críticas se repiten, pero no sólo desde el empresariado, sino también desde el comunismo.

Otro de sus legados fue la Revista Mensaje, instrumento de expresión del pensamiento católico. Su labor social sólo la pudo frenar el cáncer en 1952. Pero su legado se mantiene hasta hoy.

20 octubre 2005

"LA RAÍZ DEL MAL", POR FERNANDO VILLEGAS.

A propósito del filme La caída (Hitler und der Untergang en alemán original, The downfall en inglés), el columnista Fernando Villegas publicó en La Tercera del 02 de Octubre pasado un interesante artículo en donde aborda un viejo tópico: cómo el ser humano tienden a hacer abstracción del Mal, y a satanizar a otros seres humanos con el ciego fanatismo propio de un teólogo católico o un ayatollah musulmán. En EODLE lo reproducimos:

"La raíz del mal", por Fernando Villegas.

La película alemana La Caída (Der Untergang), donde se relatan los últimos días de Hitler y de su entorno militar y político -la primera producción de ese tipo hecha por ciudadanos de ese país-, ya suscitó en Europa algún grado de escándalo e indignación entre críticos y espectadores. Posiblemente haya sucedido -o sucederá- lo mismo en nuestro país, donde se exhibe desde mediados de esta semana.

Como le ocurrió a La Ultima Tentación de Cristo, rechazada de antemano -sin verla- por sectores religiosos que habían oído decir que Jesús aparecía regocijándose carnalmente y en actitudes contrarias a su dignidad, con La Caída habrá quienes la rechacen porque han oído la especie de que Hitler aparece "demasiado humano" y por momentos casi buena persona. Pueden incluso presumir que hubo intención de redimirlo.

No hay tal cosa. Las escenas que describen su demencia, su furor satánico, su odio parido y su culto a la muerte y la destrucción superan inmensamente en número, intensidad y duración a aquellas en las que se pinta a un Hitler, por así decirlo, en pantuflas. Pero no importa: cuando se trata de Hitler los críticos y el público esperan que se escriba, hable o filme de un monstruo absoluto con cuernos, garras y arrojando bocanadas de fuego y azufre por las narices. Esperan que se les pinte el mal representado por un Hitler como algo que va contra el orden de la naturaleza, como un engendro aberrante ajeno a lo humano, inhumano todo el tiempo. E imaginan entonces que cualquier representación o descripción apartándose un milímetro de esa convención huele a siniestro intento de reescribir la historia y legitimar los crímenes nazis.

Monstruos.

Detrás de ese enfoque hay no sólo un simple y acomodaticio acogerse al cliché imperante y evitarse así problemas, sino una noción ingenua y hasta peligrosa de la naturaleza y raíz del Mal. En esta noción convencional el Mal resulta del actuar de algo monstruoso, extraordinario. De ahí la invención del Diablo y los espíritus malignos. La literatura, el cine y otras formas de arte y entretención han reafirmado desde siempre esa idea del mal como un poder asaltando desde fuera el alma humana. El asalto pueden personificarlo cuerpos corruptos, cadáveres ambulantes, posesos, vampiros, demonios o bestias de otro mundo. Es una visión espantosa pero al mismo tiempo consoladora: el monstruo es siempre horrible, pero puesto que es monstruo, por lo mismo deja de ser asunto nuestro. Tampoco lo es el monstruo en que pasajeramente nos convertimos bajo la influencia del verdadero monstruo, del permanente, del Satán que nos ha cogido por una vez en sus redes. El monstruo está más allá de nosotros, está fuera de nosotros o sólo temporalmente dentro de nosotros y aun cuando está dentro es algo externo que se ha metido a la fuerza por mala suerte, por error, por abrir el ataúd que no debíamos, por la acción de causas accidentales, por un maleficio. Pero por lo mismo podemos devolverlo a su féretro, sepultarlo otra vez en su tumba, arrojarlo a los abismos, enviarlo de vuelta al infierno, sosegarlo con Prozac. Aun en su concepción moderna, como "inconsciente" repleto de deseos feroces, el mal es externo, ajeno, algo de lo cual no tenemos culpa, que sólo nos sucede. Y a dicho inconsciente podemos exorcizarlo en el diván del psiquiatra.

La abstracción.

Pero el Mal es mucho más ubicuo y presente porque no es un monstruo que esté afuera ni tampoco una entidad que ocupe sólo el subterráneo de la mente sino se encuentra todo el tiempo en la conciencia normal, aunque disfrazado de otra cosa. El Mal con mayúsculas, el duradero en sus efectos y consecuencias, habita en el reino de lo puramente ideático que ha perdido su cable a tierra. Es por tanto, al menos en potencia, parte constitutiva de la conciencia común y corriente. El Mal de esa clase, el de primera clase, no aparece como resultado de una súbita caída en lo monstruoso sino al revés, por una espuria elevación ideacional que pierde la carne y sangre de verdad que es la Verdad. El Mal o la capacidad de hacer mal deriva de perderse el significado concreto de lo vivo en el paisaje helado y gris de la abstracción. Abstraer significa quitar lo particular para dejar lo general, esto es, lo idéntico, lo común, el mero esqueleto de la vida. El Mal es entonces, en su raíz, olvidar el árbol, el animal, la flor o el hombre y la mujer concretos frente a nosotros para sólo ver el recurso, el índice, el provecho, la categoría, la abstracción doctrinaria. Es el hombre de carne y hueso convertido para Stalin en "elemento contrarrevolucionario" o para Hitler en "veneno judío".

La abstracción, además, hace posible la doctrina, la cual no es sino un tejido de abstracciones apoyándose y reforzándose unas a otras. La doctrina, a su vez, hace posible la organización masiva del mal porque puede convocar a otros. Luego, convertida en movimiento, abre paso a la organización y a la burocracia. Llegada esta etapa, la pérdida de lo particular que deriva de la doctrina -que deriva de la idea- es ya completa y el asesinato o la matanza en masa, de llegar a suceder, no será sino un proceso administrativo. Así un Eichman pudo decir que "sólo hacía su trabajo". Los pasos del mal son entonces menos un bajar a un abismo infernal que ascender a un firmamento helado donde la verdad se disfraza de razón y el odio toma la forma de deber y disciplina. Y así se comienza reduciendo a un hombre o un pueblo a una mera categoría abstracta que hace posible despreciarlo, luego se convoca a otros para compartir esa doctrina, en seguida se pone manos a la obra y se despoja a ese hombre y/o pueblo de su propiedad y de sus derechos, después se les envía a un campo de concentración para despojarlos también de su condición humana y entonces no resta sino matarlos y matar aun sus cadáveres reduciéndolos a polvo y cenizas.

La tentación.

Es porque el uso del raciocinio para entender o creer entender el mundo es parte constitutiva de la naturaleza humana -por eso hablamos de "homo sapiens"- que el peligro del Mal es intrínseco y cercano y no una monstruosidad ajena y extraordinaria. Normalmente sólo detectamos las formas más brutales, simples y de menor cuantía, el mal de pequeño calibre, la violencia que aflora cuando se amenaza nuestra supervivencia o nuestras posesiones. Podemos, en esos casos, ser feroces en grado extremo, pero el raciocinio o ideación que se place en sí mismo, que no duda de sí mismo, que no aplica raciocinio al raciocinio y cree ciegamente en su presunta verdad no sólo pierde fácilmente de vista la particularidad, único juez del significado final de cada Verdad, sino además dura como sólo puede durar lo que no se apoya ni necesita una emoción. El Mal es en esencia pura frialdad e indiferencia originada y desarrollada en "razones", en una doctrina. Es entonces y de ese modo que el mal puede convertirse en sistema, luego en burocracia, finalmente en campos de exterminio.

Por eso la tentación del Mal es la del intelecto, o dicho bíblicamente, la soberbia de Lucifer. La tentación de poseerse la verdad y la tentación de la superioridad en el mismo momento en que esa razón sin caridad ni calor humano nos lleva por cualquiera de los múltiples camino de la mentira y el error. Así puede a veces llevar al olvido de lo real desde la vereda misma de la irrealidad más absoluta.