12 marzo 2006

MAHAYANA: EL GRAN VEHÍCULO DEL BUDISMO

¿Qué es el Budismo? ¿Una filosofía de vida cargada de misticismo? ¿O una religión sin dios? El grupo de sectas y creencias agrupadas en torno al Budismo es tan grande, que no es posible abarcarlas todas en un solo artículo. Pero como en EODLE no le hemos dedicado hasta el momento ningún artículo, pues bien, por alguna parte había que empezar. El Ojo de la Eternidad se adentra ahora en el mundo de la más consoladora y religiosa de las variantes del Budismo: el Mahayana.


[ILUSTRACIÓN SUPERIOR: Buda dorado, estatua ubicada en Bangkok, Tailandia. El Budismo se expandió inconteniblemente por todo el Lejano Oriente, y cada pueblo adaptó la figura de Buda de acuerdo a sus cánones escultóricos particulares].

EN SUS ORÍGENES...
Hablar del Budismo es, en más de un aspecto, hacerlo respecto de un gigantesco continente religioso, aún más grande que el Cristianismo. En nombre de Buda se han dicho tantas doctrinas distintas, partiendo desde religiones hechas y derechas como el Lamaísmo del Tibet, hasta filosofías que niegan por completo la doctrina en beneficio de la suspensión de la racionalidad, como el Zen japonés.
Una de las más exitosas variantes del Budismo, y una de las que más se acerca al conocimiento nuestro de lo que es una religión, es el llamado "Mahayana", el Gran Vehículo. Este se opone en principio al "Hinayana", el Pequeño Vehículo.
El Budismo más ortodoxo, aquél que el mismo Buda predicó, es en realidad el Hinayana. Muchos se preguntan si el Budismo es en verdad una religión, una filosofía, o un simple recetario para la vida. Si asumimos que una religión es un conjunto de doctrinas de carácter teísta (es decir, que se centran en la relación de un fiel con un dios), entonces es claro que el Hinayana no es una religión sino una filosofía de vida, no demasiado diferente a lo que predicaban los estoicos en la Antigua Grecia por ejemplo, aunque un tanto más extrema (los estoicos jamás llegaron al extremo de negar el propio yo hasta predicar su aniquilación, como Buda). Esto elimina la vieja paradoja de considerar religión a un predicador como Buda que, por decirlo en términos suaves, en realidad era un agnóstico, ya que se desentiende por completo de los dioses y las explicaciones divinas sobre el universo.
Las creencias de Buda son fáciles de sistematizar. Predicaba que la vida es sufrimiento, y el sufrimiento se origina en el deseo. Si dejamos de desear cosas, lo que podemos hacer llevando una vida virtuosa, cesará nuesta existencia, podremos alejarnos de la rueda de las reencarnaciones, y sumergirnos en el nirvana. ¿Demasiado duro, quizás? Lo es en verdad. Esa es la razón por la que el Budismo pronto desarrollaría variantes mucho más suaves del Hinayana.

DEJEN A LOS BUDISTAS VENIR A MI.
En la época de Buda, la religión védica tradicional de la India había caído en un enorme descrédito, debido a los abusos perpetrados por los brahmanes, los sacerdotes de dicha religión, los que quedan bien reflejados en un sistema de castas en donde los de más abajo, los "parias" o "intocables", eran tan maltratados, que hasta hoy en día usamos la palabra "paria" para descrbir a alguien completamente excluído del sistema social. Buda (junto con otro sabio llamado Mahavira, fundador de una doctrina afín llamada el Jainismo) abrieron fuego contra dicha religión tradicional, poniendo énfasis no en el ritual externo sino la condición interna de la persona. Pero desde siempre, para las masas ha resultado extraordinariamente duro vivir de esta manera, haciéndose responsables de la propia salvación espiritual, de modo que en algún minuto tenía que venir la retrogradación hacia formas más rituales de culto, en donde la salvación dependa menos de una actitud personal, que del seguimiento ritual y escrupuloso de ciertas doctrinas y ritos que revestirían un carácter mágico, y por tanto, de "salvación automática". El propio Buda, que se había rebelado contra los dioses, iba así a terminar transformado en un dios.
El Budismo se propagó extraordinariamente en la India durante el siglo III a.C., aprovechando el patrocinio del por entonces gobernante Imperio Maurya. Cuando éste fue destruido en el año 185 a.C., una serie de invasores extranjeros atacaron la India: los griegos bactrianos, los saces, los partos, los kushan, etcétera. En el siglo I d.C., los kushan o kusanas formaron un gigantesco imperio que abarcaba buena parte de Asia central, y la India. En la corte de los reyes kusanas, se produjo una extraordinaria mezcla cultural entre la civilización griega y el mundo índico. En este contexto surgió el Mahayana.

LA MIXTURA DEL MAHAYANA.
El Mahayana es un Budismo sui generis, que mezcla elementos del mundo griego y del mundo índico. En ese sentido se parece al Cristianismo, que mezcla elementos del mundo grecorromano con una base proveniente del mundo judío. Para el Mahayana, el Siddharta Gautama histórico (el Buda) es sólo una de infinitas reencarnaciones del Boddhisatva, el héroe salvador mahayánico. Según la creencia mahayánica, el Boddhisatva ha renunciado a todos los deseos posibles, pero al estar a punto de entrar en el nirvana y disolver su propia individualidad, renuncia incluso a esta última tentación, gracias a su infinita compasión, y se sacrifica a sí mismo para regresar a la rueda de la existencia un número infinito, o al menos incontable de veces, para guiar una y otra vez, en sus múltiples reencarnaciones, al género humano hacia la salvación y el nirvana. El Boddhisatva es, por tanto, alguien que ha llevado la doctrina budista hasta su último extremo lógico, y al mismo tiempo, se convierte en un sóter ("salvador", en griego), en el mejor sentido griego del término, el mismo sentido en que llaman "sóter" o "salvador" a Jesucristo los primeros escritores cristianos (sólo que su sacrificio no es la vida propiamente tal, sino la salvación eterna).
En ese sentido, el Mahayana se comporta más acorde a los cánones que esperaríamos de una religión tradicional, incluyendo la figura del salvador, lejano descendiente del Dios Muriente o Sonnenmensch tan caro a las religiones (figura que hemos mencionado ya en El Ojo de la Eternidad). Incluso dentro del Mahayana se produce la relación entre el Dios Muriente y la Gran Diosa Madre, enmascarada en la figura de Maya, la madre virgen de Buda. El carácter más religioso que filosófico del Mahayana queda de manifiesto por el desplazamiento desde la autoconfianza en el propio desarrollo espiritual, hacia la confianza en la compasión del Boddhisatva.
El Budismo en casi todas sus formas desapareció de la India. Cuando surgió el Imperio Gupta en el siglo III d.C. (derruido ya el Imperio Kusana), una violenta reacción militante del Hinduismo expulsó al Budismo. Este encontró refugio en sus bases actuales del Tibet, China, Camboya y Japón, país este último en donde recibe particular adoración el Buda Amida, la encarnación budista japonesa de la compasión suprema.

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