LA RELIGIÓN Y VIAJE A LAS ESTRELLAS.
En este corriente año 2006, el informalmente llamado Universo Trekkie cumple 40 años, desde el nacimiento de "Viaje a las Estrellas", la serie pionera. El Ojo de la Eternidad rinde un pequeño homenaje a la creación de Gene Rodenberry, escribiendo un artículo sobre un tópico raras veces tocado a propósito del Universo Trekkie: el tratamiento de la religión dentro de la misma.
[IMAGEN SUPERIOR: V'Ger, el gigantesco planeta supercomputadora que busca a su creador, en la película "Viaje a las Estrellas" de 1978].
NOTA: Debido a que se tratan asuntos de fondo dentro del universo de "Viaje a las Estrellas", este artículo contiene algunos spoilers. Si usted desea ver las películas o las series de televisión, debería leer este artículo con precaución, o bien dejarlo completamente de lado.
DENTRO Y FUERA DEL UNIVERSO TREKKIE.
En la década de 1960, la ciencia ficción en general entró en una verdadera fiebre creativa. La fría y cientifista ciencia ficción de la década de 1940, y la tímida apertura de la década de 1950, fueron reemplazadas por toda una amplia gama de experimentos, tanto en lo literario como en lo fílmico. Las nuevas generaciones ya no consideraban a la ciencia ficción como un mero escapismo o literatura popular barata, sino que habían descubierto el enorme potencial de este género literario para desarrollar temas que, en la literatura realista o costumbrista tradicional, era muy difícil de explorar. Estos temas incluían una serie de preocupaciones filosóficas y religiosas de muy alto vuelo. La década de 1960 vio, entre otras, novelas altamente metafísicas como "El señor del alto castillo" de Philip K. Dick, "Dune" de Frank Herbert, "Qué difícil es ser Dios" de los hermanos Strugatski, "Solaris" de Stanislav Lem, y un larguísimo etcétera. Todas ellas hincaban el diente en la preocupación central de ¿qué es el hombre?, ¿cuál es su papel dentro del universo?, ¿es una simple marioneta del destino, o es un conquistador capaz de dominar su propio universo? Todas estas cuestiones hicieron caer a la ciencia ficción dentro de la órbita de las preocupaciones religiosas, metafísicas y existenciales.
La serie de televisión que mejor reflejó estas nuevas preocupaciones fue "Viaje a las estrellas". Esta, que duró apenas tres temporadas entre 1966 y 1969, resultó ser enormemente moderna y madura para su época. En ese tiempo, la ciencia ficción en el cine y la televisión era, con algunas visibles excepciones, simples aventuras de buenos contra villanos en un contexto del espacio exterior. "Viaje a las estrellas" rompió el molde, creando historias de hondo contenido filosófico y moral. No es raro que entre sus guionistas hayan estado algunas de las lumbreras de la ciencia ficción de la época, como Harlan Ellison o Theodore Sturgeon.
Sin embargo, a pesar de las protestas de los fanáticos, la serie fue cancelada en 1969 por su baja audiencia. Durante los años siguientes fue repetida en sindicación, ganó una considerable masa de seguidores, y después del éxito de "La guerra de las galaxias", vino un aluvión de películas de "Viaje a las estrellas", 10 en 23 años. Eso, además de una serie de dibujos animados y cuatro series adicionales con actores de carne y hueso.
El planteamiento es bastante simple, pero al mismo tiempo muy jugoso. Todas las películas y series giran en torno a la tripulación de alguna nave espacial de la Federación, una alianza interestelar que gobierna parte de la Vía Láctea, incluida la Tierra, en los siglos XXII, XXIII y XXIV. Las sucesivas tripulaciones enfrentan aventuras que los llevan no sólo a conocer otras civilizaciones, sino afrontar agudos dilemas morales, en los cuales no siempre la fuerza es el camino para resolverlos. De ahí que exista dentro de la serie una fuerte carga religiosa: después de todo, las fronteras entre moral y religión son sumamente porosas.
EL RACIONALISMO DE LA FEDERACIÓN.
Afirmar que la religión juega un papel importante en "Viaje a las estrellas" puede parecer un despropósito, toda vez que los principales personajes son científicos y oficiales de naves espaciales, y los teólogos y sacerdotes suelen tener papeles muy secundarios. Y sin embargo, esto no debe movernos a engaño. Muchas tramas obligan a los personajes a plantearse la pregunta de cuál es nuestro papel en el universo, y la atmósfera racionalista tiene, aunque suene a paradoja, mucho de religioso.
La conexión entre la religión y "Viaje a las estrellas" viene de un lugar bastante diferente: la Doctrina del Destino Manifiesto. Como hablamos en un posteo anterior, Estados Unidos ha sostenido históricamente la doctrina según la cual es su destino manifiesto llevar la libertad, la justicia, la democracia y los derechos humanos al resto de la Humanidad, y que este destino manifiesto emana de la naturaleza misma de las cosas, tal y como Dios ha ordenado el universo. Las fuentes de las cuales bebe esta doctrina son el puritanismo de los primeros inmigrantes que viajaron desde Inglaterra a Estados Unidos y lo colonizaron, por allá en el siglo XVII, y en segundo lugar las ideas de la Masonería. De ahí que la doctrina del Destino Manifiesto tenga un profundo componente religioso, a primera vista chocantemente contradictorio con un ideal laico y racionalista, como lo son los planteamientos ilustrados de la Revolución Francesa y los filósofos como Rousseau, Voltaire o Montesquieu.
En ese sentido, de manera más o menos consciente, la Federación en "Viaje a las estrellas" ha sido modelada como una suerte de gigantesca estructura política federal. O sea, una especie de "Estados Unidos del Espacio Exterior", en donde cada mundo es un "Estado dentro del Estado", igual que los Estados federales son "Estados dentro del Estado" en el seno de los Estados Unidos de América. Las diversas naves espaciales que protagonizan las distintas series y películas son así un trasunto de los pioneros, los exploradores que en el transcurso de los siglos XVIII y XIX se adentraron en el continente americano, lo cartografiaron, y después entraron a saco colonizándolo. En ese sentido la Flota Estelar, el brazo militar de la Federación, puede verse como un trasunto del Séptimo de Caballería en tierras apaches, cherokis o cheyenes. Por supuesto que hay distinciones: en "Viaje a las estrellas" se presenta todo este proceso de colonización y exploración como algo limpio e idealista, en particular gracias a la famosa Primera Directiva, que impide a la Flota Estelar inmiscuirse en el desarrollo histórico, social y tecnológico de las civilizaciones más atrasadas que vayan descubriendo progresivamente, mientras que en la realidad, los yankis trataron a los indígenas a sangre y fuego antes de exterminarlos por completo. De esta manera, la "frontera final" de "Viaje a las estrellas" es una versión idealizada, en clave espacial, de la verdadera frontera oeste de los Estados Unidos.
Esto se conecta con un detalle quizás un tanto chocante de "Viaje a las estrellas": jamás se debate en profundidad si los ideales de la Federación son correctos o no. Más allá de las opciones éticas personales de cada uno, la serie nunca pone en tela de juicio de manera seria la pureza del ideal ético de la Federación. Incluso en los casos en que la Federación o la Flota Estelar parecieran salirse de tiesto, como ocurre por ejemplo en la novena película ("Insurrección"), queda bien en claro que se trata de gente corrompida, y por tanto maligna, que se han salido de los magnos ideales que han presidido a la Federación. Y esto es, en sí mismo, puro dogma. O sea, pura religión.
CREADORES Y CRIATURAS.
Asimismo, en el universo de "Viaje a las estrellas", hay sobradas ocasiones para cuestionar el rol de la Humanidad, qué es lo que nos hace humanos o personas, y por tanto, si hay o no un dios o alguien superior allá afuera. De hecho, aunque Dios o sus ángeles no hayan aparecido derechamente en la serie, hay ciertas criaturas tan viejas y poderosas (como el Guardián de la Eternidad, presentado en la serie original, y cuya edad se data en miles de millones de años terrestres) que pueden perfectamente cumplir dicho rol. Asimismo, hay criaturas que parecen en muchos sentidos irreconocibles al ser humano, demasiado acostumbrado a ver todo lo vivo e inteligente según parámetros humanos. Esto ocurre, por ejemplo, en el capítulo doble "Encuentro en Fairpoint", que sirvió de piloto para la serie televisiva "Viaje a las estellas: La nueva generación", y cuyo gran desenlace es la liberación de una criatura aprisionada de tal manera, que la tripulación del Enterprise ni siquiera es capaz de reconocerla como viviente o existente.
Otro permanente cuestionamiento a la condición humana viene del lado de los borg, los villanos cyborg de la serie. Los borg son zánganos cibernéticos que sólo tienen utilidad como parte de una única gran mente colmena: por sí mismos son muy débiles, pero en conjunto son un enemigo temible, gracias a sus mejoras cibernéticas. Pero su enorme poder tiene también un enorme costo: el sacrificio de su individualidad. Los borg son, en cierto sentido, una parodia de los verdaderos seres humanos, a la manera de los zombis de las películas de terror.
Quizás la trama más religiosa de todas, sea aquella contenida en la primera película de "Viaje a las estrellas" (pasaremos de "Viaje a las estrellas V", considerada por muchos como la más mala de todas, además de que la criatura superpoderosa que aparece al final, realmente no es Dios). En el "Viaje a las estrellas" de 1979, una enorme nube se dirige a toda velocidad contra la Tierra, arrasándolo todo a su paso. La tripulación del Enterprise emprende el viaje al interior de la nube, y descubre dentro de ella un organismo cibernético, una supercomputadora, llamada V'Ger, cuyo objetivo no es la enemistad contra los seres humanos, sino reunirse con éstos, porque V'Ger es un descendiente o una mejora de la cápsula espacial Voyager VI, lanzada por los mismos humanos. O sea, la película es una poderosa variante del viejo mito de Frankenstein, de la rebelión contra el Creador, rebelión que no tiene por objetivo la iconoclastia, la destrucción de Dios, sino el descubrimiento de las respuestas básicas: ¿quienes somos, de dónde venimos, cuál es nuestro propósito?
Por todo eso, podemos afirmar sin ambages que las películas y series de "Viaje a las estrellas" tienen un contexto profundamente religioso, aunque la aproximación a la misma sea un tanto racionalista y filosófica... como corresponde a una serie de televisión diseñada en Estados Unidos, para público preferentemente norteamericano.
NOTA: Debido a que se tratan asuntos de fondo dentro del universo de "Viaje a las Estrellas", este artículo contiene algunos spoilers. Si usted desea ver las películas o las series de televisión, debería leer este artículo con precaución, o bien dejarlo completamente de lado.
DENTRO Y FUERA DEL UNIVERSO TREKKIE.
En la década de 1960, la ciencia ficción en general entró en una verdadera fiebre creativa. La fría y cientifista ciencia ficción de la década de 1940, y la tímida apertura de la década de 1950, fueron reemplazadas por toda una amplia gama de experimentos, tanto en lo literario como en lo fílmico. Las nuevas generaciones ya no consideraban a la ciencia ficción como un mero escapismo o literatura popular barata, sino que habían descubierto el enorme potencial de este género literario para desarrollar temas que, en la literatura realista o costumbrista tradicional, era muy difícil de explorar. Estos temas incluían una serie de preocupaciones filosóficas y religiosas de muy alto vuelo. La década de 1960 vio, entre otras, novelas altamente metafísicas como "El señor del alto castillo" de Philip K. Dick, "Dune" de Frank Herbert, "Qué difícil es ser Dios" de los hermanos Strugatski, "Solaris" de Stanislav Lem, y un larguísimo etcétera. Todas ellas hincaban el diente en la preocupación central de ¿qué es el hombre?, ¿cuál es su papel dentro del universo?, ¿es una simple marioneta del destino, o es un conquistador capaz de dominar su propio universo? Todas estas cuestiones hicieron caer a la ciencia ficción dentro de la órbita de las preocupaciones religiosas, metafísicas y existenciales.
La serie de televisión que mejor reflejó estas nuevas preocupaciones fue "Viaje a las estrellas". Esta, que duró apenas tres temporadas entre 1966 y 1969, resultó ser enormemente moderna y madura para su época. En ese tiempo, la ciencia ficción en el cine y la televisión era, con algunas visibles excepciones, simples aventuras de buenos contra villanos en un contexto del espacio exterior. "Viaje a las estrellas" rompió el molde, creando historias de hondo contenido filosófico y moral. No es raro que entre sus guionistas hayan estado algunas de las lumbreras de la ciencia ficción de la época, como Harlan Ellison o Theodore Sturgeon.
Sin embargo, a pesar de las protestas de los fanáticos, la serie fue cancelada en 1969 por su baja audiencia. Durante los años siguientes fue repetida en sindicación, ganó una considerable masa de seguidores, y después del éxito de "La guerra de las galaxias", vino un aluvión de películas de "Viaje a las estrellas", 10 en 23 años. Eso, además de una serie de dibujos animados y cuatro series adicionales con actores de carne y hueso.
El planteamiento es bastante simple, pero al mismo tiempo muy jugoso. Todas las películas y series giran en torno a la tripulación de alguna nave espacial de la Federación, una alianza interestelar que gobierna parte de la Vía Láctea, incluida la Tierra, en los siglos XXII, XXIII y XXIV. Las sucesivas tripulaciones enfrentan aventuras que los llevan no sólo a conocer otras civilizaciones, sino afrontar agudos dilemas morales, en los cuales no siempre la fuerza es el camino para resolverlos. De ahí que exista dentro de la serie una fuerte carga religiosa: después de todo, las fronteras entre moral y religión son sumamente porosas.
EL RACIONALISMO DE LA FEDERACIÓN.
Afirmar que la religión juega un papel importante en "Viaje a las estrellas" puede parecer un despropósito, toda vez que los principales personajes son científicos y oficiales de naves espaciales, y los teólogos y sacerdotes suelen tener papeles muy secundarios. Y sin embargo, esto no debe movernos a engaño. Muchas tramas obligan a los personajes a plantearse la pregunta de cuál es nuestro papel en el universo, y la atmósfera racionalista tiene, aunque suene a paradoja, mucho de religioso.
La conexión entre la religión y "Viaje a las estrellas" viene de un lugar bastante diferente: la Doctrina del Destino Manifiesto. Como hablamos en un posteo anterior, Estados Unidos ha sostenido históricamente la doctrina según la cual es su destino manifiesto llevar la libertad, la justicia, la democracia y los derechos humanos al resto de la Humanidad, y que este destino manifiesto emana de la naturaleza misma de las cosas, tal y como Dios ha ordenado el universo. Las fuentes de las cuales bebe esta doctrina son el puritanismo de los primeros inmigrantes que viajaron desde Inglaterra a Estados Unidos y lo colonizaron, por allá en el siglo XVII, y en segundo lugar las ideas de la Masonería. De ahí que la doctrina del Destino Manifiesto tenga un profundo componente religioso, a primera vista chocantemente contradictorio con un ideal laico y racionalista, como lo son los planteamientos ilustrados de la Revolución Francesa y los filósofos como Rousseau, Voltaire o Montesquieu.
En ese sentido, de manera más o menos consciente, la Federación en "Viaje a las estrellas" ha sido modelada como una suerte de gigantesca estructura política federal. O sea, una especie de "Estados Unidos del Espacio Exterior", en donde cada mundo es un "Estado dentro del Estado", igual que los Estados federales son "Estados dentro del Estado" en el seno de los Estados Unidos de América. Las diversas naves espaciales que protagonizan las distintas series y películas son así un trasunto de los pioneros, los exploradores que en el transcurso de los siglos XVIII y XIX se adentraron en el continente americano, lo cartografiaron, y después entraron a saco colonizándolo. En ese sentido la Flota Estelar, el brazo militar de la Federación, puede verse como un trasunto del Séptimo de Caballería en tierras apaches, cherokis o cheyenes. Por supuesto que hay distinciones: en "Viaje a las estrellas" se presenta todo este proceso de colonización y exploración como algo limpio e idealista, en particular gracias a la famosa Primera Directiva, que impide a la Flota Estelar inmiscuirse en el desarrollo histórico, social y tecnológico de las civilizaciones más atrasadas que vayan descubriendo progresivamente, mientras que en la realidad, los yankis trataron a los indígenas a sangre y fuego antes de exterminarlos por completo. De esta manera, la "frontera final" de "Viaje a las estrellas" es una versión idealizada, en clave espacial, de la verdadera frontera oeste de los Estados Unidos.
Esto se conecta con un detalle quizás un tanto chocante de "Viaje a las estrellas": jamás se debate en profundidad si los ideales de la Federación son correctos o no. Más allá de las opciones éticas personales de cada uno, la serie nunca pone en tela de juicio de manera seria la pureza del ideal ético de la Federación. Incluso en los casos en que la Federación o la Flota Estelar parecieran salirse de tiesto, como ocurre por ejemplo en la novena película ("Insurrección"), queda bien en claro que se trata de gente corrompida, y por tanto maligna, que se han salido de los magnos ideales que han presidido a la Federación. Y esto es, en sí mismo, puro dogma. O sea, pura religión.
CREADORES Y CRIATURAS.
Asimismo, en el universo de "Viaje a las estrellas", hay sobradas ocasiones para cuestionar el rol de la Humanidad, qué es lo que nos hace humanos o personas, y por tanto, si hay o no un dios o alguien superior allá afuera. De hecho, aunque Dios o sus ángeles no hayan aparecido derechamente en la serie, hay ciertas criaturas tan viejas y poderosas (como el Guardián de la Eternidad, presentado en la serie original, y cuya edad se data en miles de millones de años terrestres) que pueden perfectamente cumplir dicho rol. Asimismo, hay criaturas que parecen en muchos sentidos irreconocibles al ser humano, demasiado acostumbrado a ver todo lo vivo e inteligente según parámetros humanos. Esto ocurre, por ejemplo, en el capítulo doble "Encuentro en Fairpoint", que sirvió de piloto para la serie televisiva "Viaje a las estellas: La nueva generación", y cuyo gran desenlace es la liberación de una criatura aprisionada de tal manera, que la tripulación del Enterprise ni siquiera es capaz de reconocerla como viviente o existente.
Otro permanente cuestionamiento a la condición humana viene del lado de los borg, los villanos cyborg de la serie. Los borg son zánganos cibernéticos que sólo tienen utilidad como parte de una única gran mente colmena: por sí mismos son muy débiles, pero en conjunto son un enemigo temible, gracias a sus mejoras cibernéticas. Pero su enorme poder tiene también un enorme costo: el sacrificio de su individualidad. Los borg son, en cierto sentido, una parodia de los verdaderos seres humanos, a la manera de los zombis de las películas de terror.
Quizás la trama más religiosa de todas, sea aquella contenida en la primera película de "Viaje a las estrellas" (pasaremos de "Viaje a las estrellas V", considerada por muchos como la más mala de todas, además de que la criatura superpoderosa que aparece al final, realmente no es Dios). En el "Viaje a las estrellas" de 1979, una enorme nube se dirige a toda velocidad contra la Tierra, arrasándolo todo a su paso. La tripulación del Enterprise emprende el viaje al interior de la nube, y descubre dentro de ella un organismo cibernético, una supercomputadora, llamada V'Ger, cuyo objetivo no es la enemistad contra los seres humanos, sino reunirse con éstos, porque V'Ger es un descendiente o una mejora de la cápsula espacial Voyager VI, lanzada por los mismos humanos. O sea, la película es una poderosa variante del viejo mito de Frankenstein, de la rebelión contra el Creador, rebelión que no tiene por objetivo la iconoclastia, la destrucción de Dios, sino el descubrimiento de las respuestas básicas: ¿quienes somos, de dónde venimos, cuál es nuestro propósito?
Por todo eso, podemos afirmar sin ambages que las películas y series de "Viaje a las estrellas" tienen un contexto profundamente religioso, aunque la aproximación a la misma sea un tanto racionalista y filosófica... como corresponde a una serie de televisión diseñada en Estados Unidos, para público preferentemente norteamericano.
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