09 agosto 2005

LA CREACIÓN SEGÚN LA BIBLIA (GÉNESIS, CAPÍTULOS 1-3)

Nota introductoria.

Los primeros tres capítulos del Génesis son uno de los más hermosos textos literarios de todos los tiempos. La cosmogonía que se describe en ellos se basa en viejos mitos mesopotámicos, adaptados a la mentalidad judía. Sus autores fueron al menos tres fuentes distintas, identificadas con los nombres de Yahvista, Eloísta y Fuente Sacerdotal, ya que no se sabe mucho más de ellos. Los títulos señalan el capítulo correspondiente del Génesis. Los números entre paréntesis señalan los versículos respectivos.

Capítulo 1.

(1) Al Principio Dios creó el cielo y la tierra. (2) La tierra estaba desierta y sin nada. (3) Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.

(4) Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Dios vio que la luz era buena y la separó de las tinieblas. (5) Dios llamó a la luz “Día” y a las tinieblas “Noche”. Y atardeció y amaneció el día Primero.

(6) Dijo Dios: «Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe a unas aguas de otras». (7) Hizo Dios entonces el firmamento separando a unas aguas de otras, las que estaban encima del firmamento de las que estaban debajo de él.

(8) Y así sucedió. Y atardeció y amaneció el día Segundo.

(9) Dijo Dios: «Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo lugar y aparezca el suelo seco». Y así fue.

(10) Dios llamó al suelo seco “Tierra” y a la masa de agua “Mares”. Y vio Dios que todo era bueno.

(11) Dijo Dios: «Produzca la tierra pasto y hierbas que den semilla y árboles frutales que den sobre la tierra fruto con su semilla adentro». Y así fue. (12) La tierra produjo pasto y hierbas que dan semillas y árboles frutales que dan fruto con su semilla adentro según la especie de cada uno. Y vio Dios que esto era bueno. (13) Y atardeció y amaneció el día Tercero.

(14) Dijo Dios: «Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche. Sirvan de signos para distinguir tanto las estaciones como los días y los años.

(15) Y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra» Y así fue. (16) Hizo, pues, Dios dos grandes lámparas, una grande para presidir el día y otra más chica para presidir la noche; también hizo las estrellas. (17) Yavé las colocó en lo alto de los cielos para alumbrar la tierra, para mandar al día y separar la luz de las tinieblas. (18) Y vio Dios que esto era bueno. (19) Y atardeció y amaneció el día Cuarto.

(20) Dijo Dios: «Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento». (21) Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todos los seres que viven en el agua y todas las aves. Y vio Dios que estaba bien. (22) Los bendijo Dios, diciendo: «Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves en la tierra». (23) Y atardeció y amaneció el día Quinto.

(24) Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes, de diferentes especies, bestias, reptiles y animales salvajes». Y así fue. E hizo Dios las distintas clases de animales salvajes, de bestias y de reptiles. (25) Y vio Dios que esto era bueno.

(26) Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que mande a los peces del mar y a las aves del cielo, a las bestias, a las fieras salvajes y a los reptiles que se arrastran por el suelo».

(27) Y creó Dios al hombre a su imagen.

A imagen de Dios lo creó.

Macho y hembra los creó.

(28) Dios los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Manden a los peces del mar, a las aves del cielo y a cuanto animal viva en la tierra».

(29) Dijo Dios: «Yo les entrego, para que ustedes se alimenten, toda clase de hierbas, de semilla y toda clase de árboles frutales. A los animales salvajes, a las aves de los cielos y a cuanto ser viviente se mueve en la tierra, les doy para que coman pasto verde». Y así fue. Vio Dios que todo cuanto había hecho era mu bueno. Y atardeció y amaneció el día Sexto.

Capítulo 2.

(1) Así fueron hechos el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos. (2) Dios terminó su trabajo el Séptimo día y descansó en este día de todo lo que había hecho. (3) Bendijo Dios este Séptimo día y lo hizo santo porque ese día El descansó de todo su trabajo de creación.

(4) Este es el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados.

(5) El día en que Yavé Dios hizo la tierra y los cielos, no había sobre la tierra arbusto ni ninguna planta silvestre había brotado, pues Yavé Dios no había hecho llover todavía sobre ella, ni existía el hombre para cultivar el suelo.

(6) Sin embargo, brotó desde la tierra un manantial y regó toda su superficie.

(7) Entonces, Yavé formó al hombre con polvo de la tierra, y sopló en sus narices aliento de vida, y lo hizo un ser viviente. (8) Luego, Yavé plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén; allí colocó al hombre que había formado. (9) Yavé hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer. Y puso en medio el árbol de la Vida y el árbol de la Ciencia del bien y del mal.

(10) Del Edén salía un río que lo regaba y se dividía en cuatro brazos. (11) El primero se llamaba Pisón, y es el que rodea la tierra de Evila, (12) donde hay oro fino, piedras preciosas y aromas.

(13) El segundo río se llamaba Guijón y es el que rodea la tierra de Cus. (14) El tercer río se llama Tigris, y es el que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. (15) Yavé tomó, pues, al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. (16) Y Dios le dio esta orden al hombre: «Puedes comer de cualquier árbol que haya en el jardín, (17) menos del árbol de la ciencia del bien y del mal; porque el día que comas de él, morirás sin remedio».

(18) Después dijo Yavé: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré, pues, un ser semejante a él para que le ayude».

(19) Yavé entonces formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para que les pusiera nombre. Y cada ser viviente había de llamarse como el hombre lo había llamado.

(20) El hombre puso nombre a todos los animales, a las aves del cielo y a las fiersa salvajes. Pero no se encontró en ellos un ser semejante a él para que lo ayudara. (21) Entonces Yavé hizo caer en un profundo sueño al hombre y éste se durmió. Y le sacó una de sus costillas, tapando el hueco con carne. (22) De la costilla que Yavé había sacado al hombre, formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces el hombre exclamó:

(23) Esta sí que es hueso de mis huesos

y carne de mi carne.

Esta será llamada varona

porque del varón ha sido tomada.

(24) Por eso el hombre deja a sus padres para unirse a una mujer y formar con ella un solo ser.

(25) Los dos estaban desnudos, hombre y mujer, pero no por eso se avergonzaban.

Capítulo 3.

(1) La serpiente era la más astuta de todos los animales del campo que Yavé había hecho, y dijo a la mujer: «¿Es cierto que Dios les ha dicho: No coman de ninguno de los árboles del jardín?». (2) La mujer respondió: «Podemos comer de los frutos de los árboles del jardín, (3) menos del fruto del árbol que está en medio del jardín, pues Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo toquen siquiera, porque si lo hacen, morirán».

(4) La serpiente replicó: «De ninguna manera morirán. (5) Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos y serán como dioses y conocerán el bien y el mal».

(6) La mujer vio que el árbol era apetitoso, que atraía la vista y que era muy bueno. Tomó de su fruto y comió y se lo pasó enseguida a su marido, que andaba con ella, quien también comió.

(7) Entonces se les abrieron los ojos y se dieron cuenta que estaban desnudos y se hicieron unos taparrabos cosiendo unas hojas de higuera.

(8) Oyeron después los pasos de Yavé que se paseaba por el jardín, a la hora de la brisa de la tarde. El hombre y su mujer se escondieron para que Dios no los viera, entre los árboles del jardín. (9) Yavé Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». (10) Este contestó: «Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo, por eso me escondí». (11) Yavé replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol que te prohibí?» (12) El hombre respondió: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí».

(13) Yavé dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?», y la mujer respondió: «La serpiente me ha engañado y comí».

(14) Entonces Yavé Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo».

Andarás arrastrándote, y comerás tierra todos los días de tu vida.

(15) Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya, ésta te pisará la cabeza mientras tu te abalanzarás sobre su talón.

(16) A la mujer le dijo:

«Multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos. Con dolor darás a luz a tus hijos, necesitarás de tu marido, y él te dominará».

(17) Al hombre le dijo:

«Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer: Maldita sea la tierra por tu culpa. Con fatiga sacarás de ella tu alimento por todos los días de tu vida. (18) Espinas y cardos te dará, y comerás la hierba del campo.

(19) Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Porque eres polvo y al polvo volverás».

(20) El hombre llamó a su mujer «Eva», por ser la madre de todo viviente. (21) Yavé Dios hizo para el hombre y la mujer túnicas de piel y los vistió. (22) Después dijo: «He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, pues se hizo juez de lo que es bueno y malo. No vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida. Pues al comer de este árbol viviría para siempre».

(23) Por ello lo echó de la tierra del Edén, para que trabajara la tierra de donde había sido formado. (24) Y habiendo expulsado al hombre, puso querubines, al oriente del jardín del Edén, y la llama de la espada de fuego vibrante, para guardar el camino del Arbol de la Vida.

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