21 enero 2007

OSEAS Y EZEQUIEL.

Hace un año atrás, cuando salió la encíclica "Deus caritas est" de Benedicto XVI, señalamos que los profetas más citados en ella fueron Oseas y Ezequiel, y destacamos su visión perversa del sentimiento amoroso. Y quedó pendiente la explicación de esto. ¿Fueron verdaderamente Oseas y Ezequiel profetas de Dios? ¿O por el contrario, fueron personalidades psicológicamente anormales que consiguieron hacer pasar su palabra como la de Dios? El Ojo de la Eternidad analiza a dos controvertidos profetas bíblicos, para determinar la verdad detrás de ellos.


[IMAGEN SUPERIOR: Ilustración de Julius Schnorr para el pasaje de Ezequiel 1:26, en el cual se aparece Yahveh a Ezequiel para llamarlo a su misión profética].

LOS PROFETAS DE LA BIBLIA.
Desde siempre el ser humano ha sentido la necesidad de conocer el futuro, y los hebreos no fueron la excepción. En tiempos véterotestamentarios, los profetas fueron una verdadera institución. Lejos de ser personas enclaustradas en la vida espiritual, estos profetas muchas veces se metían en asuntos de alta política, y eran una fuerza social de temer. Lo que les daba su poder era el supuesto contacto que tenían con Yahveh, el haber sido supuestamente elegidos por éste para ser sus mensajeros. Y sin embargo, muchas veces se ha expresado dudas sobre la verdadera capacidad profética de estos hombres. En primer lugar, muchas de sus profecías son condicionales ("SI no se convierten...", "SI no se arrepienten..."), lo que deja bastante malparada a la omnisciencia divina. En segundo lugar, la exactitud de muchas profecías ha llevado a los investigadores a la conclusión obvia de que muchas de ellas fueron redactadas después de los eventos transcurridos, achacándoselas a los profetas más viejos. En la actualidad, siguiendo las diferencias de estilo y referencias internas, se sabe que muchos libros "unitarios" de la Biblia han sido escritos por dos y hasta tres personas, siendo Isaías el ejemplo más claro de ello (los capítulos 1 a 39 son de Isaías, pero desde el 40 al 54 son de un autor anónimo llamado convencionalmente el Segundo Isaías o Deuteroisaías, y los capítulos 55 a 66 de un Tercer Isaías o Tritoisaías).
Entonces, ¿qué credenciales pueden tener los profetas bíblicos para hablar en nombre de Dios? Quizás la respuesta más simple sea: probablemente no eran personas con la psique en todos sus cabales.

OSEAS.
El profeta Oseas predicó en el siglo VIII aC. Le tocó vivir los días finales del Reino de Samaria, y profetizó insistentemente su ruina. Sin embargo, en esto Oseas no decía nada nuevo, que una persona normal y corriente no fuera capaz de darse cuenta en ese tiempo, como lo sabemos por la lectura comparada del Segundo Libro de Reyes.
Lo realmente novedoso en Oseas es plantear esto a través de la metáfora del matrimonio: Israel ha sido como una esposa infiel, y por eso Yahveh perderá a Israel, así como el esposo engañado repudia a la esposa infiel.
El elemento significativo, y que hace dudar de la estabilidad mental de Oseas, es la manera por la cual llegó a esta metáfora: "Cuando Yahveh comenzó a hablar por medio de Oseas, le dijo al profeta: Anda y cásate con una de esas mujeres que se entregan a la prostitución sagrada y ten hijos de esa prostituta. Porque el país se está prostituyendo al apartarse de Yahveh" (Oseas 1:2). El capítulo 2 íntegro es el discurso de Oseas a su mujer, para repudiarla por ser una prostituta. Y después, Yahveh ordena a Oseas abuenarse con su esposa prostituta (Oseas 3:1).
Si eliminamos a Yahveh y lo consideramos como un mero resorte psicológico, así como Homero utiliza a los dioses griegos como una metáfora del comportamiento psicológico de sus héroes, queda un cuadro harto deprimente. Resulta que Oseas se ha casado con una prostituta, a sabiendas de lo que era, y después la repudia por ser tal, sólo para regresar con ella. Y de todo esto no se responsabiliza a sí mismo, sino a Dios. Al revés: hace pasar todo esto como un mandato divino para representar la "prostitución" de Israel frente a Dios, con lo que él mismo se coloca en el papel de un dios traicionado. Es probable que si un psiquiatra de hoy en día se topara con un paciente así en la consulta, no le quedara otro remedio que diagnosticar una psicosis con componentes mesiánicos, o alguna afección mental similar.

EZEQUIEL.
Ezequiel es considerado un profeta "complicado", ya que su obra está llena de alegorías y metáforas diversas. En realidad, no está claro quien escribió el libro de Ezequiel, en particular considerando que el capítulo 24 parece cerrar el libro, y todo lo posterior (capítulos 25 a 48) podría ser un añadido posterior, escrito por alguien que tratara de imitar conscientemente el estilo de Ezequiel.
Ezequiel sigue más o menos el mismo patrón que Oseas, aunque sin el componente mórbido de una relación sadomasoquista con una prostituta. Sin embargo, en Ezequiel son mucho más vívidas y poderosas las visiones. Mucho de la fuerza literaria de Ezequiel viene de la descripción de estas visiones.
La megalomanía de Ezequiel queda de manifiesto en una enorme cantidad de pasajes. Casi a cada rato, Ezequiel habla de como es "arrebatado" por la fuerza divina, con la falsa humildad propia de los iluminados. Esta falsa humildad se muestra como lo que es en el capítulo 3, cuando Yahveh dice a Ezequiel: "Hijo de hombre, te he puesto como centinela de la casa de Israel, así que estarás atento a las sentencias que salgan de mi boca, y los aconsejarás de mi parte. Cuando yo diga al impío: 'Morirás', si tú no lo reprendes ni le adviertes que deje su conducta perversa para que pueda vivir, él morirá por su maldad, pero a ti te pediré cuenta de su vida" (Ezequiel 3:17-18). Esta "casa de Israel", por cierto, Ezequiel no pierde tiempo en aprovechar la metáfora de Oseas, que compara a dicho pueblo con una prostituta, aunque parece ser que en este caso se trata sólo de una figura literaria tomada en préstamo (Ezequiel 16 y 23).
Aún así, no puede decirse de Ezequiel que fuera una persona afectuosa. Así, al morir su esposa, Ezequiel tuvo la reacción propia de una persona sin emociones (Ezequiel 24:15-27).
Se ha argumentado que Ezequiel, o al menos la persona que protagoniza el Libro de Ezequiel, sería un epiléptico. Algunas formas de epilepsia parecen cuadrar bien en la sintomatología descrita. Las visiones forman parte de un cuadro epiléptico, pero también los delirios mesiánicos, y también otros síntomas más sutiles, como por ejemplo la hipergrafía o manía de escribir (algo que contribuiría al extremado detalle en la descripción de sus visiones, y a su tendencia a reiterar ideas). Otro rasgo propio de muchos epilépticos, y que Ezequiel también presenta, es el mutismo. Llevado a una forma extrema, conduce a la mudez, algo que Ezequiel en efecto padeció (Ezequiel 3:22-27), pero por otra parte, Ezequiel no parece en ningún minuto sostener una conversación normal, alternando los silencios con discursos que Ezequiel mismo no siente como propios, sino procedentes de otra parte (de Yahveh). Y eso, a pesar de que su conducta invitaba a interrogarle: se tragó un libro (Ezequiel 3:1-2), se puso a jugar como un niño pequeño con soldaditos de juguete (Ezequiel 4:1-3), se puso a apilar leña y cocinar de manera aparatosa (Ezequiel 24:1-14), etcétera. Otro rasgo propio de los epilépticos es la extraordinaria meticulosidad que ponen en todo lo que hacen, y que los lleva muchas veces a ser excelentes organizadores, y Ezequiel en efecto es muy meticuloso con su dieta (Ezequiel 4:10-12), por no hablar de sus descripciones, llenas de dimensiones y medidas.

DEJARSE GUIAR POR LOS PROFETAS.
La fuerza de sus convicciones, nacida de una alteración psicológica, hace a los profetas personalidades muy fuertes, y eso lo saben bien quienes han tenido que lidiar con mesías autoproclamados de todo tipo. De ahí que personalidades tan evidentemente anormales como Oseas o Ezequiel hayan pasado a ser modelos de "santos varones", en vez de ser tomados como lo que con toda probabilidad fueron, es decir, seres mentalmente insanos y con concepciones desviadas sobre muchas cosas. Por eso resulta paradojal que el sadomasoquismo de Oseas y la megalomanía de Ezequiel sean tomados por Benedicto XVI como modelos para explicar el significado del amor, en "Deus caritas est".
Pero no se agota ahí. En la actualidad, las personas con comportamientos psicológicos anormales reciben tratamiento psiquiátrico, pero muchos que consideran a esas personas como verdaderamente inspiradas por Dios, persisten en seguirlos y tomarlos como guía. Ezequiel en particular, gracias a sus visiones, es frecuentemente citado tanto por quienes esperan el Apocalipsis, como por fanáticos de la teoría "ángeles ayer, extraterrestres hoy". A veces la gente no se resigna a lo más obvio y lógico, y hambrienta de darle un significado a sus vidas, caen en la trampa. Y el único remedio para evitar ésta es, simplemente, el sentido común.

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