03 diciembre 2006

ANGKOR VAT: EL TEMPLO MONTAÑA DE INDOCHINA.

Uno de los más extraordinarios monumentos religiosos de todos los tiempos, es el santuario templo de Angkor Vat, ubicado en lo que actualmente es Camboya (o mejor dicho, Kampuchea). Cuesta pensar que en medio de aquella espesa jungla, un pueblo medieval llamado los Khmer consiguió edificar un palacio de tanta hermosura. El Ojo de la Eternidad aborda la historia de uno de los más impresionantes templos religiosos de todos los tiempos... que también fue la sede de gobierno del poderoso monarca del Imperio Khmer.


[IMAGEN SUPERIOR: Angkor Vat, en mitad de la jungla de Indochina. En la actualidad, el terreno alrededor se encuentra libre de jungla, pero hasta el siglo XIX, sus ruinas estaban cubiertas por la selva de la región. Es en ese infierno verde en donde los khmer, durante la Edad Media, construyeron este fastuoso edificio, que era al mismo tiempo un palacio y un templo].

EL PODERÍO DE LOS KHMER.
Levantar una civilización desde la nada es siempre un trabajo complicado. Hacerlo, además, en un terreno nada promisorio, como lo es la jungla selvática, puede parecer un suicidio. Quizás la más famosa civilización selvática sea la construida por los mayas, pero tampoco desmerece la erigida por los khmer. Su más grande monumento es el Palacio de Angkor Vat, que era al mismo tiempo un templo y un palacio, para el rey dios que gobernaba Indochina...
A pesar de que extensas regiones de Asia conocieron la agricultura desde antiguo, las junglas del Sudoeste Asiático permanecieron más o menos impermeables a la civilización, hasta la época que en Europa corresponde a la Edad Media. En la mitad inicial del primer milenio después de Cristo, Indochina era una región relativamente atrasada, salvaje y primitiva. Pero en ese tiempo, algunos intrépidos marinos procedentes desde la India llegaron hasta sus costas y se instalaron. Sus intenciones eran bastante pedestres: buscaban, ante todo, comerciar.
Hacia el siglo V, la India cayó en una serie de convulsiones políticas, producto por una parte de la desintegración del Imperio Gupta, y por la otra, de ciertos invasores emparentados con los hunos de Atila, que en ese tiempo saqueaban Europa. Los navegantes de la India se retiraron, pero dejaron huellas tras de sí. La civilización acababa de entrar a dichas tierras.

ASCIENDE EL IMPERIO KHMER.
El vacío dejado por los comerciantes de la India fue ocupado por los khmer, un pueblo bárbaro de las montañas que se dejó caer sobre la jungla hacia el siglo VII. Los orígenes más remotos de los khmer están sumergidos en la leyenda, y es poco lo que se puede sacar de ahí.
Pero se sabe que los reyes khmer se instalaron en la ciudad de Angkor. Esta fue construida literalmente robándole terreno a la jungla. Los reyes khmer, al igual que muchos déspotas de otros tiempos y lugares, impulsaron una gran campaña de edificaciones y construcciones, con miras netamente propagandísticas. Así, la exhuberancia de las construcciones era una muestra visible del poderío y esplendor de los reyes khmer. Este período de ascenso de Angkor comenzó en el siglo IX, aproximadamente, y se prolongaría durante unos trescientos años más.
Angkor era literalmente una monarquía absoluta de derecho divino. El rey no sólo gobernaba su imperio como amo absoluto, sino que además, era considerado un dios viviente. Los monarcas de Angkor tuvieron la habilidad de revestirse con el legado religioso de los antiguos comerciantes de la India para engrasar su maquinaria política. Estos habían traído consigo el Hinduismo, y muy en particular, el culto de Visnú. Los reyes de Angkor se consideraron entonces la reencarnación de Visnú sobre la Tierra, y a su propia persona como sagrada. Numerosos reyes khmer, de hecho, se llamaban con nombres que terminaban en "yavarman", o sea, "el sol", o bien, relacionado con el sol.
Claro que, como suele suceder, hubo quien se tomó la religión en solfa. Si el monarca era fuerte, esta imagen divina estaba garantizada, pero si era débil, habría rebeliones y sublevaciones. Quizás la más grave fue el estallido de violencia después de la muerte de Suryavarman I, en el año 1050, en donde el Imperio corrió serio riesgo de disgregarse.

SURYAVARMAN II Y EL TEMPLO DE ANGKOR VAT.
En el año 1113 accedió al trono un rey enérgico y osado. Suryavarman II consiguió mantenerse largo tiempo en el trono, aplastó toda disidencia interna, y se entronizó una vez más como el amo absoluto del Imperio Khmer.
La demostración más contundente de poderío, fue la construcción de Angkor Vat. Este edificio era al mismo tiempo un templo y un palacio de gobierno. Y es que nadie llevó más lejos que Suryavarman II el culto al monarca divinizado en el Imperio Khmer.
A esto responde la curiosa arquitectura de Angkor Vat. Este edificio presenta características únicas en la arquitectura religiosa mundial de todos los tiempos. El edificio está cercado por una muralla rectangular que crea un inmenso patio interior. Dentro de ese patio está el edificio propiamente tal. El corazón de la construcción es una gigantesca edificación rematada por una afilada torre, dentro de otras cuatro torres adicionales.
Estas características arquitectónicas no son una casualidad. El edificio entero está planificado para imitar al Monte Meru, nada menos que la montaña basal del entero planeta Tierra. Esto, según las creencias hinduístas, por supuesto. El Monte Meru estaba en el centro del mundo, y alrededor suyo giraba el Sol una vez cada 24 horas, lo que producía la alternancia entre el día y la noche. Es también la residencia de los dioses en la religión del Hinduismo.
Naturalmente que todo esto era una maquinaria propagandística de naturaleza religiosa. Si Suryavarman II se construía una réplica del Monte Meru para habitar, entonces nadie podría poner en duda que verdaderamente era un dios.
El templo presenta también una lujuriosa cantidad de relieves y estatuas, además de una decoración muy propia y original.

LA DECADENCIA DE ANGKOR VAT.
Numerosas monarquías que se han sentido elegidas de los dioses, o más aún, se han sentido ser los dioses mismos, han encontrado un final indigno. El Imperio Khmer también pagó por esta arrogancia. Después de la muerte de Suryavarman II sobrevino un período de violentas guerras con un reino vecino llamado Champa, el cual está en lo que actualmente es Vietnam, y que no parecía sentirse demasiado entusiasmado con las ínfulas divinas de los reyes khmer. La victoria sobre Champa fue obtenida por Jayavarman VII, quien gobernó entre 1181 y 1219.
En materia religiosa, Jayavarman VII tomó una importantísima decisión: abandonó el Hinduismo de sus predecesores, y abrazó el Budismo Mahayana. Las razones de tal cambio permanecen en la sombra. Lo cierto es que, en términos religiosos, Jayavarman VII y sus sucesores fueron algo más modestos que Suryavarman II. De hecho, Javayarman VII abandonó Angkor Vat, y construyó una nueva capital, llamada Angkor Thom, no a demasiada distancia, pero la suficiente para emblematizar el cambio de régimen.
Aún así, no fue el Mahayana la variante budista que se impuso. Después de su muerte vino una imparable decadencia. El rey Jayavarman VIII sufrió un golpe de estado a manos de su hijastro Srindravarman, quien abrazó otra variante del Budismo, el Theravada. El matiz es interesante. En general, dentro de la tradición budista, el Theravada y el Mahayana son bastante parecidos (el Theravada es considerado a veces una variante intermedia entre el Hinayana, la doctrina predicada por Buda mismo, y el Mahayana, que es una variante netamente religiosa del Budismo). El Theravada busca alcanzar la iluminación, pero no como una doctrina a enseñar, sino como una especie de descubrimiento interior guiado por la razón. En lo que al Imperio Khmer se refiere, es una manifestación de un cierto cambio: después de coquetear con una religión dirigida a las grandes masas, cual era el Budismo Mahayana, los reyes khmer abrazaban una fe de carácter más filosófico y alambicado, cual era el Budismo Theravada.
El gran perdedor de todo esto era, por supuesto, el Hinduismo, bajo cuyos auspicios se había construido Angkor Vat.
En el siglo XV, los enemigos del Imperio Khmer consiguieron sacar partido de la decadencia imparable del imperio, y lo invadieron militarmente por todos lados. Una nueva etnia, los thai, aparecieron en la región y destruyeron a los khmer. Hay quienes especulan que la decadencia del Imperio Khmer se habría visto reforzada por un desastre ecológico de proporciones, aunque estas ideas son, hoy por hoy, preliminares. En el siglo XVI, el rey Barom Reachea I consiguió recuperar Angkor de manos thai, pero por muy poco tiempo. Angkor fue completamente abandonado en el siglo XVII, y el fastuoso templo montaña de Angkor Vat fue literalmente tragado por la jungla. Eso, hasta ser redescubierto en el siglo XIX.
Hoy en día, Angkor Vat es considerada como una de las maravillas del mundo. Su sentido estético puede hacer olvidar que, antaño, cumplió una poderosísima función religiosa. No en balde, el Libro de los Guiness Records considera a Angkor Vat como la más grande estructura religiosa en el mundo.

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