ENTREVISTA A SALMAN RUSHDIE SOBRE EL INTEGRISMO ISLÁMICO
La siguiente entrevista fue publicada en el diario La Razón, de España, el día Jueves 13 de Octubre de 2005, y es un extracto traducido del inglés, de la publicada por el director de Global Viewpoint al escritor:
Salman Rushdie (Bombay, 1947) publica el próximo día 21 en España Shalimar, el payaso (Mondadori), que ha salido ya en el mercado anglosajón (Shalimar the clown, editorial Cape). El autor de Los versos satánicos (liberado desde hace años de la condena a muerte dictada por el régimen iraní y afincado en Estados Unidos) y presidente del PEN American Center realizó esta entrevista el pasado día 4 en Berkeley, California.
Pregunta. En este libro, usted ha imaginado lo que hay en la mente de los yihadistas. ¿Existe una motivación común para los diferentes actos terroristas que desencadenan? ¿Está el "absolutismo de la pureza" arremetiendo contra las impurezas híbridas de la cultura cosmopolita, como ha escrito usted frecuentemente?
Respuesta. Para ellos no se trata de algo demasiado teórico o intelectual, con la excepción de algunos en las altas esferas de estas redes terroristas. La característica más esencial de la persona que perpetra atentados de esta clase es la idea de la hombría deshonrada. Intento mostrarlo en mi novela. El personaje de Shalimar no sólo coge la pistola porque tenga el corazón partido, sino porque su orgullo y su honor quedan destruidos al perder a la mujer que ama frente a un hombre sofisticado con más importancia y poder. De algún modo, tiene que reconstruir su sentido de la virilidad. Eso es lo que le lleva a cortarle el cuello a un embajador estadounidense. La cultura judeocristiana trata sobre la culpa y la redención. En las culturas orientales, sin un concepto del pecado original, la idea de la redención no tiene sentido. En cambio, los extremos morales de la cultura tienen que ver con el honor y la vergüenza. La idea del deshonor puede inducir a la gente a cometer actos desesperados. Quienes se ven arrastrados hacia el acto del suicidio son personalidades maleables. Hezbolá, por ejemplo, ha desarrollado un perfil psicológico bastante detallado sobre el tipo de persona a la que se puede convencer para que se convierta en terrorista suicida. Se debe tener una personalidad débil para serlo. Se debe aceptar la abnegación del yo. Si su padre o su hermana necesitan una operación médica, los manipuladores dirán: "Haga esto, y nosotros nos ocuparemos de la operación". Hay toda una serie de ganchos, y pocos guardan relación con la ideología.
P. Bernard-Henri Levy afirma que el centro del radicalismo islámico se está desplazando hacia Oriente, a Asia, donde vive la mayoría de musulmanes. Aduce que "Cachemira es la nueva Palestina". ¿Está usted de acuerdo?
R. Lo dice porque está preocupado por Pakistán. En lo que tiene razón es en que, detrás del general Musharraf, existe la posibilidad de una terrible situación en la que los islamistas radicales tomen el control del armamento nuclear. Si eso ocurre, eclipsaría cualquier otro problema en el mundo. Si Musharraf es asesinado y algún radical del servicio de inteligencia paquistaní se hace con el poder, los talibanes tendrán la bomba.
P. Tras los atentados de Londres, Iqbal Sacranie, jefe del Consejo Musulmán del Reino Unido, condenó los actos de sus "hijos" y dijo que planteaban un "profundo desafío" para los musulmanes locales. Aun así, también profesó simpatía hacia la fetua contra usted, aduciendo que "la muerte tal vez sea demasiado fácil" para el autor de Los versos satánicos. ¿No es precisamente ese doble rasero lo que ha creado un espacio para que los hijos de la comunidad musulmana de Europa cometan actos de terrorismo en su propia patria?
R. Creo que sí. El primer ministro británico Tony Blair está cometiendo un grave error al creer que estas voces ultraconservadoras, ultraortodoxas, no modernizadoras -y no terroristas, para ser justos- como la de Sacranie representan de algún modo a los británicos musulmanes. ¡Blair ha incluido al subjefe de Sacranie, que ha negado públicamente el Holocausto, en cierto comité que supuestamente combate el radicalismo islámico! Lamentablemente, los instintos de Blair, basados en la fe, le han llevado a creer que la solución son otras personas de fe. Uno de los problemas es que no existe ninguna institución verdaderamente representativa para los musulmanes británicos. La mayoría de los musulmanes de Inglaterra no están marginados ni son particularmente musulmanes. Abordan su fe de un modo mucho más desenfadado. Son ciudadanos, en primer lugar, y en segundo, o quizá en decimoséptimo lugar, musulmanes. La idea generalizada del Gobierno de Blair parece ser que todo el mundo es, en primer lugar, musulmán, y debe tratársele partiendo de esa base. La pregunta es cómo convencer a esa mayoría para que se organice.
P. Tariq Ramadan, el controvertido erudito que vive en Ginebra y que es una voz destacada de los musulmanes europeos, dice algo parecido. Afirma que el problema es la intolerante enseñanza del Corán por parte de los imanes de las cerradas comunidades de grandes ciudades europeas y que se han formado en el mundo árabe. Aun así, la mayoría de musulmanes, afirma, participan en una "revolución silenciosa" dirigida en buena medida por mujeres comprometidas con la democracia, la libertad de conciencia y el culto y la diversidad. Son ciudadanos de Occidente y buscan también en el islam el significado de su vida. Esta revolución silenciosa es el verdadero enemigo de los terroristas de Londres, porque se niega a aceptar la idea mundial de "nosotros contra ellos". ¿Usted está de acuerdo con eso?
R. Extrañamente, porque viene de Tariq Ramadan, más o menos coincido. La cuestión esencial aquí es la interpretación, o ityihad. Los musulmanes conservadores dicen que sólo los estudiosos islámicos, los ulemas, pueden interpretar el Corán. La élite religiosa mantiene así el control. Y debido a que su lectura del Corán es literal, nunca se cuestionan principios fundamentales. Por culpa de esta clase de proceso interpretativo se cometen tantas atrocidades. Uno de los motivos por el que mi nombre es Rushdie es que mi padre era admirador de Ibn Rush'd, el filósofo árabe del siglo XII conocido como Averroes en Occidente. En su época, defendía la idea no literalista para la interpretación del Corán. Según Ibn Rush'd, si Dios no utilizaba el lenguaje humano, la redacción del Corán tal y como la recibió la mente humana del ángel Gabriel, es en sí misma un acto de interpretación. El propio texto original es un acto de interpretación. De ser así, otras interpretaciones del Corán basadas en el contexto histórico, no literales, son bastante legítimas. En el siglo XII se rechazó este argumento. Debe volver a plantearse en el siglo XXI. En la actualidad, en gran parte del mundo musulmán ese estudio histórico está prohibido. Por eso, el lugar desde el que comenzar hoy en día es con una nueva erudición islámica. He pedido una Reforma islámica, pero podría implicar connotaciones erróneas, debido a la mentalidad puritana de Martin Lutero. Ilustración podría ser un término más apropiado. La idea es que el islam debe cambiar. La mano muerta del literalismo es la que está dando poder a los conservadores y a los radicales. Si quieres arrebatárselo, debes empezar por la cuestión de la interpretación e insistir en que todas las ideas, incluso las sagradas, deben adaptarse a nuevas realidades. Todas las demás grandes religiones han pasado por este proceso de cuestionamiento, pero siguen en pie. Un cuestionamiento islámico bien podría socavar a los radicales, pero no minará al islam.
P. ¿Qué supondría para unas mejores relaciones entre Occidente y el mundo musulmán que Turquía se incorporara a Europa?
R. No demasiado. Es un error convertirlo en un símbolo tan importante. El laicismo turco también parece un poco incierto ahora mismo, aunque se mantiene. Pero tienen grandes problemas que no han empezado a solucionar, comenzando por un Código Penal que se utiliza contra escritores y editores, 14 o 15 de los cuales están a la espera de juicio. Orhan Pamuk ha sido acusado por el mero hecho de decir que ocurre algo con la masacre otomana de armenios. El poder de los islamistas todavía es demasiado grande. Así que el escepticismo sobre la entrada de Turquía en Europa está fundamentado. Si Turquía quiere unirse a Europa, deberá convertirse en un país europeo, y eso podría llevarle mucho tiempo.
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