19 agosto 2007

RELIGIÓN EN EVOLUCIÓN (100.000 AC): PRIMEROS RITUALES FUNERARIOS.


[IMAGEN SUPERIOR: Entierro ceremonial Neanderthal, descubierto en La Chapelle-aux-Saints, en Francia, en 1908].

Es casi imposible, hoy por hoy, determinar la fecha u origen de la religión. Lo que sí la ciencia parece descartar por completo, es el concepto religioso de que Dios se reveló a sí mismo a través de la historia. Esto, porque en primer lugar la existencia de Dios no es algo probado, ya que tener fe en Dios no cuenta como prueba empírica, porque la fe es justamente el favorecer una convicción personal que no se sustenta en hecho empírico alguno. En segundo lugar, no hay rastros de intervención sobrenatural en la historia humana, y fenómenos que se tuvieron como tales en alguna época, como los profetas, las posesiones espirituales, el mesianismo, etcétera, tienen explicaciones psicológicas y sociológicas alternativas bastante buenas, que no requieren la presencia de alguna clase de entidad superior (Dios, ángeles, demonios, etcétera). Por lo tanto, la exploración sobre el origen de la religión debe circunscribirse, al menos en principio, al ámbito de lo meramente natural, sin perjuicio de que algún día la ciencia pueda encontrar alguna evidencia en sentido contrario.


Una dificultad adicional para esta investigación, es que las primeras religiones conocidas son anteriores al surgimiento de la escritura, e incluso a las primeras leyendas tradicionales. Los primeros mitos conocidos, relacionados con los cultos agrícolas, aparecen ya configurados de manera sumamente moderna, estructurados en torno a figuras tales como la Diosa Madre o el Dios Muriente. El proceso de evolución hacia dichos conceptos es, por tanto, altamente especulativo, y se basa en los testimonios arqueológicos, de por sí bastante inseguros, así como sobre antecedentes de la flora, la fauna y la sociedad eventual en que los creadores de la religión debieron haber vivido.

Se suele fechar aproximadamente hace 100.000 años atrás el surgimiento de las primeras manifestaciones de lo religioso, ya que tal es la antigüedad de los primeros yacimientos funerarios conocidos. En Jebel Qafzeh, a unos tres kilómetros de Nazaret, un grupo de humanos primitivos enterró a algunos de los miembros de su tribu, hacia el año 100.000 AC. Como suele asociarse las prácticas funerarias a la religión, puede considerarse éste como un punto de partida. Se sabe que el yacimiento de Jebel Qafzeh no fue aislado, ya que se han encontrado otros yacimientos algo más recientes, tanto en el Medio Oriente como en Europa, que sugieren la posibilidad de que el Hombre de Neanderthal conociera ya la religión.

Las razones por las cuales los seres humanos empezaron a inhumar a sus difuntos tampoco son claras. Una posibilidad es que desarrollaran, por alguna razón, un terror supersticioso hacia la muerte, que sigue siendo hasta el día de hoy uno de los mayores resortes de la religión establecida. Sin embargo, la conexión entre religión y terror a la muerte podría ser algo posterior, e incluso aprendido por vía cultural. Por otra parte, aunque en estas fechas principien los yacimientos funerarios, es claro que los primeros dioses (las "venus") son de aparición más tardía. Una posibilidad es que la conservación de los muertos responda a propósitos mágicos: frente al mundo de los espíritus que ronda allá afuera, que no siempre son benignos, ya que pueden provocar males y aflicciones a las tribus, o a algunos de sus miembros, es bueno contar como defensa a los espíritus de los antepasados cerca, que supuestamente deberían proteger a sus descendientes. Esta posibilidad aparece fortalecida por el estudio efectuado en culturas primitivas sobrevivientes en el siglo XX, que recurrían a esta clase de magia ceremonial para defenderse de los espíritus malignos y la mala suerte. La magia "funciona", psicológicamente al menos, por la repetición de algunos actos estereotipados que alguna vez, puede ser que por coincidencia, parecieron funcionar para provocar algún bien o eliminar algún mal; éste es uno de los mecanismos psicológicos más primitivos, es la base de la superstición, y aparece incluso en varias especies animales, como mamíferos o aves. Esta "magia" es también la base del ritual religioso hasta la actualidad, ya que el creyente, al rezar determinadas oraciones o practicar ciertos ceremoniales, está atrayendo hacia sí la buena voluntad divina.

En esta atribución de personalidad a las distintas cosas naturales, como los ríos, las lluvias, los volcanes, las plantas o las bestias salvajes, y su intento de favorecerlas e incluso controlarlas a través de medios mágicos, podría haber iniciado su carrera el pensamiento religioso, carrera que persiste hasta el día de hoy.

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